Pete Sampras y la ocasión en la que perdió un Grand Slam por culpa de unas zapatillas nuevas
El extenista norteamericano marcó una época en el deporte mundial, pero vivió una situación complicada en 1994 que no dudó en recordar en su propia autobiografía
Pete Sampras puede presumir de ser uno de los mejores jugadores de tenis de la historia. El norteamericano era un verdadero especialista (menos en la tierra batida), verle perder un gran torneo o caer en rondas previas era prácticamente imposible. Pero algo sucedió en 1994, donde un cambio de marca deportiva jugó en su contra y le hizo sufrir en pista lo indecible... hasta el punto de prácticamente tener que ser atendido por los servicios de urgencias.
Sampras tenía 23 años y ya sumaba cuatro grandes en su carrera. Fue así como aterrizó en Wimbledon 1994, donde era el claro favorito al triunfo en una superficie que dominaba a las mil maravillas y donde buscaba reeditar el éxito del año anterior. El tenista norteamericano era un jugador hierático, de poca expresividad y eso, a pesar de ser un tenista de un nivel descomunal, siempre jugaba en su contra, pues muchas veces no terminaba de enganchar al público.
La facilidad con la que era capaz de ganar partidos, especialmente en Wimbledon y el US Open, provocó que muchos aficionados le vieran como el enemigo a batir... salvo en aquel año 94, cuando un elemento externo le jugó en contra de manera inesperada. Sampras decidió romper su vínculo con Sergio Tacchini, firmando por Nike: no solo obtenía un gran contrato en lo económico, sino que uniría su nombre a una marca norteamericana con una línea exclusiva de calzado para él.
Pero, tal y como Sampras cuenta en su autobiografía, aquellas zapatillas no le encajaron tan bien como esperaba. La tecnología no estaba tan avanzada como en la actualidad y, por tanto, el diseño de calzado con hormas exclusivas y adaptadas eran mucho más rudimentarias. Y, eso, podía provocar ciertos problemas que había que ajustar sobre la marcha. Es precisamente lo que le ocurrió a Sampras en All England Club, donde sufrió de lo lindo.
Antes de comenzar el torneo, tal y como señala en su autobiografía, Sampras llegó a una conclusión: "Estas zapatillas no encajan bien en mis pies". El norteamericano fue superando ronda a ronda, pero el dolor se iba incrementando con cada partido. Y, aun así, fue capaz de llegar a la final, en la que derrotó en tres sets a Goran Ivanisevic, rosco incluido en la última manga. Pero el problema con el calzado le había provocado una lesión: tendinitis tibial posterior.
Ese problema provocó que tuviera que estar en el dique seco varias semanas, las suficientes para no poder preparar el US Open como un campeón debía. Aterrizó en el torneo de casa casi sin jugar, con el problema de las zapatillas recién resuelto, pero con las piernas castigadas por lo sucedido en Wimbledon. Y, así, es como no pudo superar en cuarta ronda al peruano Jaime Yzaga, sufriendo la mayor eliminación de su carrera en Flushing Meadows.
La obligación por contrato de tener que jugar con el nuevo patrocinador y su capacidad para superar rondas a pesar de las dificultades físicas no evitaron su triunfo en Wimbledon, pero el peaje que tuvo que pagar fue muy caro. De hecho, aquella falta de preparación en el US Open provocó que, tras la eliminación con Yzaga, tuviera que ser atendido por las asistencias al sufrir un importante cuadro de deshidratación, fruto de los sobreesfuerzos.
El problema de las zapatillas no tardó en solucionarse, pero Sampras siempre tuvo la sensación de que aquel US Open se le escapó de las manos por todo lo que tuvo que sufrir en Wimbledon. Fue una de las eliminaciones más dolorosas de su carrera, tal y como él mismo indica en su propia autobiografía. Nunca un cambio tuvo tanto peso en la derrota de un jugador. Eso sí, una vez pasado el susto, recuperó la senda ganadora para convertirse en una leyenda del tenis mundial.
Pete Sampras puede presumir de ser uno de los mejores jugadores de tenis de la historia. El norteamericano era un verdadero especialista (menos en la tierra batida), verle perder un gran torneo o caer en rondas previas era prácticamente imposible. Pero algo sucedió en 1994, donde un cambio de marca deportiva jugó en su contra y le hizo sufrir en pista lo indecible... hasta el punto de prácticamente tener que ser atendido por los servicios de urgencias.
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