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Y, al final, ¿quién fue el mejor de la historia? El dato que confirma que Nadal fue el más temible
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HISTORIA VIVA DEL DEPORTE

Y, al final, ¿quién fue el mejor de la historia? El dato que confirma que Nadal fue el más temible

Fin a la Copa Davis, el último torneo de Rafa Nadal como profesional, y es el momento de hacer análisis del español y compararlo con sus dos grandes compañeros de viaje, Federer y Djokovic, para cerrar una etapa única en el deporte

Foto: Rafa Nadal es el gran dominador de Roland Garros, con 14e títulos en sus vitrinas. (EFE/François Dupont)
Rafa Nadal es el gran dominador de Roland Garros, con 14e títulos en sus vitrinas. (EFE/François Dupont)

Suerte. Esa es la palabra que mejor define la etapa que está a punto de cerrarse para siempre en el tenis mundial. Poder disfrutar durante dos décadas de alguien que ha destrozado la historia de la raqueta tiene mucho valor para el aficionado, pero poder hacerlo de tres leyendas al mismo tiempo es un hecho único y que no demasiadas veces ha ocurrido. Rafa Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer pueden presumir de ser mitos del deporte, jugadores que han marcado una época y que durante muchos años han peleado por todos los grandes títulos. Ahora, tras el último coletazo del español, es el momento de hacer análisis.

Una de las discusiones más recurrentes entre los amantes del tenis es tratar de llegar a un acuerdo sobre quién es el mejor jugador masculino de la historia. Pero, ¿qué factor es el que tiene más peso en esa clasificación? ¿Solo hay un elemento a tener en cuenta o son varios los que se deben de meter en la coctelera? ¿Cómo se puede cuantificar lo que el Big Three ha sido capaz de dar al tenis? Se suele simplificar el debate con el dato de qué jugador ha ganado más Grand Slam pero, lo cierto, es que hay muchas más circunstancias que se deben de tener en cuenta... con una muy concreta que confirma que Nadal era el más temible de todos.

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Nadal (22), Federer (20) y Djokovic (24) suman 66 Grand Slam entre los tres o, lo que es lo mismo, durante 21 años, prácticamente ganaron todos los grandes. De los 84 jugados, solo dejaron de levantar 17 títulos -en 2020, no se jugó Wimbledon por el covid-, una verdadera locura que confirma el dominio del Big Three. Y, lo que es aún más importante, hasta la llegada del mejor trío de la historia del tenis, solo cinco jugadores masculinos habían ganado los cuatro Grand Slam. En la misma época, coincidiendo en el tiempo y el espacio, los tres fueron capaces de lograr una hazaña solo al alcance de las grandes leyendas.

Pero, además, entre los tres levantaron 294 títulos ATP, 109 Masters 1.000 y, desde 2004, sumaron 18 años consecutivos como números 1 del mundo a final de temporada, solo interrumpidos por Andy Murray en 2016 y por Carlos Alcaraz en 2022, encargado de cortar la racha de manera definitiva. Curiosamente, los tres se repartieron su dominio en los grandes a lo largo de los años, con Nadal como máxima expresión del triunfo, con 14 títulos en Roland Garros. Por su parte, Djokovic es el gran dominador de Australia, con 10 trofeos (de momento) y Federer, de Wimbledon, con 8. Los tres, se repartieron los triunfos en el US Open (4, 5 y 5).

Si atendemos a los 150 duelos directos entre los tres jugadores, de nuevo el gran dominador es Nole, que fue capaz de ganar 58 veces (31 a Nadal y 27 a Federer), seguido del español, con 53 triunfos (29 a Djokovic y 24 a Federer) y del suizo, con 39 (23 a Djokovic y 16 a Nadal). El gran debe de Nadal fueron las ATP Finals, pues no logró levantar ningún título de Maestros por los 7 de Djokovic y los 6 de Federer, pero sí marcó la diferencia en la Copa Davis, con 5 triunfos, y en los Juegos Olímpicos, siendo el único capaz de ganar dos medallas de oro. Pero otro dato no demasiado común es el que sirve para marcar la diferencia.

Nadal, el tenista de los nervios de acero

En su carrera, Nadal ha jugado 1.306 partidos, donde ha caído derrotado en 227 ocasiones. Es decir, suma por victorias el 82,7 de partidos que ha disputado, con solo un 17,3 de partidos perdidos. Muchos tenistas soñaban con no encontrarse en el camino del manacorí, consciente de la dificultad que tenía poder derrotarle. De hecho, los números son aún más espectaculares en Roland Garros, donde disputó 116 partidos... y tan solo perdió 4 en toda su carrera. Por eso es el gran rey de París, donde ganó el 96,4% de los encuentros que disputó, solo siendo derrotado por Robin Soderling (2009), Djokovic (2015 y 2021) y Alexander Zverev (2024).

Pero dentro del nutrido grupo de rivales con los que se cruzó, la estadística que más impresiona es la que confirma que ni Federer ni Djokovic fueron capaces de ganar su batalla particular en las finales. Es decir, quienes más temían cruzarse con Rafa eran sus propios compañeros del Big Three, sobre todo, si había un título de por medio. Cuando la copa está al borde de la pista y solo quedan un puñado de horas para ser entregada al ganador del último partido, nunca hubo un jugador con tantas ganas de ganar como Nadal. Y, desde luego, era el tenista con el que nadie quería tener que jugarse un título. Ni tan siquiera los mejores del mundo.

Rafa les ganó 37 finales a sus dos grandes compañeros de viaje (24 a Federer y 13 a Djokovic), siendo el siguiente en este particular ránking Nole, con 28 (15 a Nadal y 13 a Federer) y cerrando el trío Roger, con 22 (16 a Nadal y 6 a Djokovic). El dato no miente y deja claro que, a la hora de pelear por un título, ninguno de los tres tenía tanta motivación, actitud y mentalidad ganadora como el español. Esos momentos en los que una bola decide un partido, donde a muchos les tiembla el pulso, es el territorio donde mejor se mueve. Su gasolina es la adrenalina del ganador y, cuanto más difícil es el reto, mayores son sus ganas de triunfar.

El español siempre fue uno de los jugadores más fiables de todos los tiempos cuando tocaba jugar una final. Para el recuerdo, aquellas imágenes de la final de Roland Garros de 2022, donde Nadal recorría de un lado a otro con una violencia inusual el vestuario antes de saltar a la Philippe Chatrier, mientras Casper Ruud no sabía ni a dónde mirar. La mentalidad irreductible y luchadora del balear le permitía saltar a la pista casi por delante en el marcador. No era fácil para los rivales, se llamaran Djokovic o Federer, igualar la energía del español y no dejarse llevar por su ímpetu. Era capaz de llevar los partidos hacia el lugar que quería.

Lo que nunca lograron

Y, pese a marcar una época, ninguna de las tres leyendas logró ser perfecto. Quien más se aproximó fue Djokovic, pero se quedó con la miel en los labios en varias ocasiones. El serbio ha sido capaz de ganar todos los Grand Slam y todos los Masters 1.000 del circuito, además de las ATP Finals, la ATP Cup, la Copa Davis y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Pero nunca logró el Grand Slam -es decir, ganar los cuatro grandes en un año natural, aunque lo acarició en 2015 y 2023-, ni el Golden Slam -hacerse con los cuatro en año natural más la medalla olímpica, algo que rozó en 2021-. Nunca pudo hacer aquello que sí logró Steffi Graf.

Federer también estuvo cerca de ganarlo todo, pero un tal Nadal se cruzó en su camino. Solo consiguió levantar Roland Garros una vez y nunca se hizo con Roma ni Montecarlo, también territorio del español. Y, además, se quedó a las puertas del oro olímpico, que se lo arrebató Andy Murray en 2012. Nadal tampoco logró la perfección en la ATP, pues nunca ganó en Miami, Cincinnati, ni París-Bercy, además de las ATP Finals, su gran espina. Sin embargo, el español tiene un elemento clave al que ninguno de los dos otros tuvo que enfrentarse a lo largo de sus carreras: una lesión crónica desde los 19 años que provocó numerosos problemas físicos.

La rotura por estrés del escafoides del pie izquierdo es algo que no tiene cura ni solución, lo que obligó al español a tener que corregir su manera de andar, correr y moverse en la pista. Esos milimétricos cambios en los apoyos, que una persona de la calle no los notaría, provocan en un deportista de elite desviaciones en su cuerpo que se convierten en lesiones graves en tobillos, rodillas, caderas y espalda, los puntos de apoyo que se ven obligados a hacer el trabajo de absorción de impactos que su pie no hace. De ahí que, a lo largo de su carrera, Nadal haya sufrido más de 24 lesiones graves que han limitado su camino en el deporte al más alto nivel.

Esas 24 dolencias le han hecho pasar por el quirófano en innumerables ocasiones y, a pesar de ello, siempre fue capaz de reponerse. De hecho, ha estado más de 2.000 días de baja a lo largo de su carrera que, transformado en números reales, supone casi 5 años y medio de ausencias de las pistas de manera intermitente. Y, a pesar de ello, siempre fue capaz de sobreponerse al dolor y a las dificultades para no darse por rendido, pelear hasta el final y convertirse en uno de los mejores tenistas de la historia y, sin duda, el mejor deportista español de todos los tiempos. Y, sobre todo, el jugador al que nadie quería enfrentarse en una final.

Suerte. Esa es la palabra que mejor define la etapa que está a punto de cerrarse para siempre en el tenis mundial. Poder disfrutar durante dos décadas de alguien que ha destrozado la historia de la raqueta tiene mucho valor para el aficionado, pero poder hacerlo de tres leyendas al mismo tiempo es un hecho único y que no demasiadas veces ha ocurrido. Rafa Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer pueden presumir de ser mitos del deporte, jugadores que han marcado una época y que durante muchos años han peleado por todos los grandes títulos. Ahora, tras el último coletazo del español, es el momento de hacer análisis.

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