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Alcaraz se repone del tropiezo con Ruud, gana a Rublev y se la jugará ante Zverev (6-3 y 7-6)
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SEGUNDA JORNADA DE GRUPOS

Alcaraz se repone del tropiezo con Ruud, gana a Rublev y se la jugará ante Zverev (6-3 y 7-6)

Carlitos dejó atrás la dolorosa derrota con el noruego para imponerse al ruso y soñar con el pase a las semifinales. Se colocó una tirita rosa en la nariz por el resfriado que sufre

Foto: Alcaraz celebra un punto ante Rublev. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)
Alcaraz celebra un punto ante Rublev. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)

La Biblia lo dijo claro: al tercer día resucitó. Eso mismo ha ocurrido con Carlos Alcaraz en Turín, en el ATP Finals, una resurrección que tiene que ver (o no) con una tirita rosa con efectos de antídoto mágico. Ante el resfriado que lo tiene mermado, el remedio ha sido casero y sin anomalías. Suficiente para imponerse a Rublev en su segundo encuentro de la fase de grupos (6-3 y 7-6).

Créanme cuando les digo que había poco optimismo en torno a esta victoria. No tiene nada que ver con el nivel de Carlitos, mejor que el del ruso, sino con el rendimiento mostrado, tal vez como consecuencia del resfriado que lo había dejado sin capacidad de reacción ante Ruud. Si en la previa comentó que quería ganar este torneo, frente a Rublev era el momento de demostrarlo.

La victoria le da un respiro, aunque aún debe estar pendiente de lo que ocurra en el Zverev-Ruud, de cuyo resultado se sabrán sus opciones reales de estar en semifinales. No obstante, no se vio la mejor versión de Carlitos a pesar del triunfo, con una impaciencia impropia, fruto de la necesidad de cerrar cuanto antes un partido que apuntaba a trámite.

A la tercera fue la vencida para Carlitos, porque por fin consiguió el break que antes había rozado y se lo habían arrebatado de las manos. La celebración fue evidente, porque no hay nada como un bálsamo de alegría para solventar los momentos de dificultad. Porque esta participación en Turín se ha asemejado al de un funambulista, en esa capacidad de Alcaraz de estar en el alambre y no preocuparse.

placeholder Rublev se desesperó en el encuentro. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Rublev se desesperó en el encuentro. (Reuters/Marcelo del Pozo)

La defensa de Alcaraz

El primer set lo cerró con un interesante 6-3, con una clara solidez desde el fondo de la pista y sin apenas conceder fisuras. Rublev pagó caro ese error, ese inoportuno break que lo condenó en el partido, porque la igualdad fue total en el segundo y definitivo, cuando sólo los detalles tendrían capacidad para decidirlo.

Si Rublev estuvo desdibujado en el primer set, en el segundo se vio una gran versión, en la que dejó claro que también había ferocidad en su juego. Sufrió Alcaraz desde el fondo de la pista para defender de esos ataques, de esas derechas endiabladas que convirtieron los servicios del ruso en un auténtico suplicio.

placeholder Alcaraz continuó molesto con la nariz. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Alcaraz continuó molesto con la nariz. (Reuters/Marcelo del Pozo)

El apretado 'tie-break'

Pero Carlitos supo edificar su buena defensa y se protegió en un segundo set que, de perderlo, lo hubiera condenado en el torneo. Así llegaron hasta un tie-break igual de apretado que el set, y que dejó a Rublev fuera de las ATP Finals, con un Alcaraz que sonrió y que sigue encontrándose. Por fin llegó la victoria, así que no descarten que la tirita se mantenga en futuros encuentros porque ya ha dado pistas, como aquel gorro en Wimbledon, de sus supersticiones.

La Biblia lo dijo claro: al tercer día resucitó. Eso mismo ha ocurrido con Carlos Alcaraz en Turín, en el ATP Finals, una resurrección que tiene que ver (o no) con una tirita rosa con efectos de antídoto mágico. Ante el resfriado que lo tiene mermado, el remedio ha sido casero y sin anomalías. Suficiente para imponerse a Rublev en su segundo encuentro de la fase de grupos (6-3 y 7-6).

Carlos Alcaraz
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