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Jordi Arrese: "Era una barbaridad decir que Nadal llegaría a esto cuando tenía 17 años"
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ENTREVISTA AL EXTENISTA

Jordi Arrese: "Era una barbaridad decir que Nadal llegaría a esto cuando tenía 17 años"

Fue medalla de plata de Barcelona 92 contra todo pronóstico. En 2004, fue el entrenador de 'La Armada' en la Copa Davis en la que Rafa Nadal se consagró ante los ojos del mundo

Foto: Jordi Arrese triunfó en Barcelona 92. (Getty/Allsport)
Jordi Arrese triunfó en Barcelona 92. (Getty/Allsport)

El verano del 92 fue el mejor de media España, también de Jordi Arrese (Barcelona, 1964). A pesar de llegar como uno de los tapados a la cita olímpica, se convirtió en la revelación española al ganar la plata en tenis individual, una medalla tan impactante como inesperada.

Arrese sacrificó cuatro meses para llegar a Barcelona en óptimo estado, un sacrificio que mereció la pena. Su nivel de popularidad creció muchísimo a raíz de aquel verano, aunque luego nunca viviera una experiencia como aquella en su etapa como jugador.

Se convirtió en entrenador de La Armada y la dirigió al triunfo en la Copa Davis de 2004. Allí se encontró con un imberbe Rafa Nadal, en el que confió para el partido decisivo aunque sólo tenía 17 años. Ahora hace retransmisiones en Eurosport, tiene inversiones en la restauración y juega al tenis con sus hijos.

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PREGUNTA. ¿Era usted un tenista desconocido hasta Barcelona 92?

RESPUESTA. Yo era conocido para la gente del tenis, pero rompí barreras en los Juegos Olímpicos porque, probablemente, fui el deportista que más horas salió en televisión. El tenis no es un deporte en el que la competición dure cinco o diez minutos y eso me dio mucha relevancia.

P. ¿Llevaba la cuenta de las veces que aparecía en televisión?

R. No, no [risas], pero es cierto que tuve un reconocimiento muy claro después de los Juegos Olímpicos. Antes de Barcelona 92, me conocía fundamentalmente la gente que seguía el tenis. Como en ese evento me siguieron los que solía estar pendiente de otras disciplinas, aquello me dio muchísima amplitud de público.

"El tenis no es un deporte en el que la competición dure cinco o diez minutos y eso me dio mucha relevancia"

P. ¿Cómo cambió su vida después de Barcelona 92?

R. Realmente no cambió.

P. A usted lo conocerían más por la calle.

R. Sí, claro, en ese sentido claramente me reconocía mucha más gente que antes.

P. ¿Eso lo abrumó?

R. No, porque la gente era bastante educada. Ten en cuenta que yo no era un futbolista, a los que consideran ídolos. Me reconocían, pero no me hablaban y eran muy educados.

P. Usted hizo una pretemporada específica para Barcelona 92. ¿Cómo fue aquello?

R. Esto venía de lejos, porque siempre he creído que no me dieron las oportunidades que merecía en la Copa Davis. Entonces, una vez que se confirmó mi presencia en los Juegos Olímpicos, pensé que con una preparación larga tendría más posibilidades de ganar una medalla. Aunque esta decisión me iba a dar problemas en relación al ranking ATP, era la mejor para llevar en un estado óptimo al evento. Jugar en Barcelona, mi casa, era único y creí que valía la pena el riesgo. La decisión fue mala para el ranking, pero buena para conseguir los objetivos que me marqué.

placeholder Arrese saluda a McEnroe en la Davis de 2004. (Getty/Clive Brunskill)
Arrese saluda a McEnroe en la Davis de 2004. (Getty/Clive Brunskill)

P. ¿Era usted un tenista infravalorado a nivel nacional antes de esos Juegos Olímpicos?

R. No, no. En aquella época había mucha presión y el ambiente no era el mejor posible en la Davis, porque había dos grupos diferentes de tenistas. Yo siempre he creído que la Copa Davis es para jugadores que aguantan mucho la presión. Ese tipo de competiciones se me daban bien y merecí haber jugado alguna más. En los Juegos Olímpicos, tuve esa oportunidad individual y por eso me preparé de esa manera.

P. ¿Peligró su presencia en Barcelona 92?

R. No sabría decirte. Tengo claro que Carlos Costa dijo que él no iría para que fuera yo. Es cierto que el año anterior me dijeron que iría, pero nunca supe si podrían haberme sacado o no. Gracias a la decisión de Carlos, yo estuve en Barcelona, algo que le agradecí siempre.

P. De no haber actuado así Carlos Costa, ¿usted hubiera estado en Barcelona?

R. Yo tenía confianza, pero no te puedo decir sí o no porque son decisiones políticas. Desde la Federación nos prometieron que íbamos a ir, pero sus planes podían haber cambiado. Estaré siempre agradecido a Carlos, porque nunca me tuve que poner en la situación de si me quedaba fuera o no.

P. Siempre hay alguna situación de este tipo en las carreras de los deportistas.

R. Sí, seguro. Lo importante son las oportunidades que tienes y aprovecharlas. Tuve la suerte de hacerlo y demostrar que valía. Hay otra gente a la que no le sale bien y no puede mostrar su potencial.

P. Aquellos Juegos Olímpicos no los vivió en la villa olímpica.

R. No, no los vivimos allí. Era una época en la que no nos llevábamos demasiado bien, había dos grupos y creyeron que lo ideal es que cada uno durmiera en su casa y se concentrara en sus Juegos Olímpicos. Fue una buena decisión de la Federación de Tenis, que entendió que era lo ideal para todos.

P. ¿A qué se debía esa división del tenis español en aquella época?

R. Había muchos entrenadores, cada uno con mucha personalidad, y las cosas no fueron lo mejor posible.

P. ¿Fue descafeinada la experiencia por vivirla desde casa?

R. Cuando estás en unos Juegos Olímpicos, estás concentrado en tu torneo, en ganar tus partidos, en concentrarte, en hacer tus estiramientos… Con el calor que hizo aquel verano, no sé si nos hubiera venido bien estar en la villa olímpica. En casa me pude cuidar y mantener mejor para ganar más partidos.

placeholder Arrese ganó la Davis en 2004 junto a Nadal, Robredo, Moyá y Ferrero. (Getty/Clive Brunskill)
Arrese ganó la Davis en 2004 junto a Nadal, Robredo, Moyá y Ferrero. (Getty/Clive Brunskill)

P. Usted tuvo problemas con la ropa en esos Juegos Olímpicos.

R. Yo me perdí la inauguración porque estaba en la final de un torneo ATP, llegué muy justo. Aterricé en Barcelona el día previo a mi debut y me encontré con una camisa que me estaba enorme. Y con unos pantalones que se me caían, porque no se probaron las tallas antes. Fui el único que dije que no me importaba ponerme esa ropa, a pesar de que todos teníamos contratos con marcas distintas.

P. ¿Cómo jugó el primer día?

R. Pues usé ropa de mi marca con esparadrapos, pero, como hacía mucho calor, duraron bien poco [risas].

P. ¿Ganó la plata o perdió el oro aquel día?

R. Gané la plata. Es cierto que el primer set no merecí perderlo, pero hacía mucho calor y tenía que pensar en el físico, en recuperarme para lo que quedaba de partidos. Prácticamente en 15 minutos se llevó dos sets, porque me costaba mucho restarle [a Marc Rosset]. Seguí jugando con la mentalidad de agotarlo y así sucedió, pero finalmente me venció en el quinto set. Supongo que estaba escrito, porque Rosset completó unos Juegos Olímpicos sensacionales.

P. ¿Qué recuerda de aquel día?

R. Había un ambiente espectacular, con una cantidad incalculable de voluntarios. Era brutal el ruido y el colorido, se me ponía la piel de gallina. Fue un evento magnífico, en el que la gente me animó todo el rato y me encontré muy a gusto. Y sobrado a nivel físico.

P. ¿Soñó mucho tiempo con esa derrota?

R. No te sabría decir, pero me entró tristeza al ver tan cerca el oro. Fue un año en el que lo arriesgué todo, y podría haber salido mal y no ganar medalla. Podría haber bajado muchos puestos en el ranking, pero prioricé aquellos Juegos Olímpicos en mi ciudad. Con la edad, vi que la medalla de plata recompensa y mucho más tras haberla ganado en casa, porque fue algo histórico.

P. ¿Fue usted la revolución española de esos Juegos Olímpicos?

R. Probablemente. Creo que Cortés Elvira dijo que era la única medalla que no se esperaba; se esperaba alguna otra incluso, pero la única que no habían pensado en que se podría ganar era la mía.

P. Usted tuvo psicólogo en aquella preparación, algo poco habitual en la época.

R. Aunque lo tuve, nunca vi que necesitara un psicólogo, sinceramente, porque aguantaba bien la presión. Yo me concentraba mejor cuanto tenía presión que cuando no la tenía como consecuencia del déficit de atención que tengo. Pero me vino bien, porque me ayudó con los niveles de relajación y en temas de visualización. También opté por trabajar con un dietista.

placeholder Jordi Arrese, durante un evento hace una década. (EFE)
Jordi Arrese, durante un evento hace una década. (EFE)

P. ¿Con qué objetivo?

R. Para engordar muscularmente, aunque no lo conseguimos. Solo logré dos kilos en cuatro meses y medio, a pesar de entrenar una barbaridad: hicimos más de 300 sesiones de gimnasia diferentes. No aumenté la musculatura, pero el tiempo ha demostrado que es por puro metabolismo. Ahora peso menos que cuando tenía 18 años.

P. Usted también practicó atletismo. ¿Qué tal era como corredor?

R. Corrí hasta los 14 años. Lo hice porque mi hermano gemelo y yo íbamos a las competiciones juntos, y éramos de los mejores de Cataluña, tanto en velocidad como en medio fondo. Nos lo pasábamos bien y lo hacíamos porque lo ofrecía el colegio.

P. ¿Cuándo fue el paso al tenis?

R. En realidad, no fue un cambio de uno para otro, porque compaginaba ambas cosas. A los 14 dejé el atletismo y me decanté por el tenis al tener que elegir una cosa o la otra.

P. ¿Su hermano también optó por el tenis?

R. Sí, mi hermano también continuó solo con el tenis, pero acabó dejándolo. Y a mí casi me pasa lo mismo, por poco no abandoné. A punto de cumplir 18 años, solo jugaba una vez a la semana.

P. ¿Cuál fue el punto de inflexión para continuar?

R. Vino Luis Bruguera a Barcelona, me vio y le gusté. Me dijo que si yo entrenaba durante un año por mi cuenta, y dedicado al tenis, que al año siguiente podría ir con ellos a su academia. Hice mis entrenamientos, jugué campeonatos y acabé allí con ellos.

P. ¿El tenis es un deporte elitista?

R. No es elitista en los comienzos. Sin embargo, si empiezas a llegar un poco arriba, y no eres muy bueno, necesitas dinero. Porque el nivel de gasto es elevado y, si no, se complica viajar. Además ahora viajan con el entrenador, con el fisio… Es complicado.

P. ¿Se ganaba dinero en aquel tenis?

R. Nada que ver, nada que ver, ahora se gana mucho dinero. Antes igual se ganaban la vida los 60 o 70 primeros del ránking, pero ahora igual estás el 150 y te la ganas bien.

P. ¿Basta haber sido exjugador para ser entrenador?

R. No tiene por qué. No obstante, es cierto que haber sido jugador te aporta un bagaje que les puedes transmitir a los jugadores. Yo tuve un entrenador que no fue tenista profesional y que me marcó. Era un fenómeno y el mejor que he tenido. Si uno tiene pasión por aprender, aprende. Hay muy buenos entrenadores que no han sido jugadores.

placeholder Arrese habla de maravilla de Rafa Nadal. (Europa Press)
Arrese habla de maravilla de Rafa Nadal. (Europa Press)

P. ¿Cómo se preparó usted para ser entrenador?

R. Me gustaba mucho el tenis y miraba los detalles, escuchaba a la gente… Uno aprende de lo que ve y si le gusta, pues probablemente aprenda más.

P. Usted fue entrenador de La Armada. ¿Se veía que Nadal iba a ser lo que era cuando tenía 17 años?

R. Si te dijera ahora que sí, te diría una barbaridad. Pero dije, cuando lo vi con 14 años, que sería el número uno del mundo.

P. ¿Lo dijo?

R. Sí, en Catalunya Radio. Vi que era un fenómeno por ciertas situaciones, de cómo era, de cómo llevaba su carrera, de la mentalidad que tenía… Era diferente a los demás en todo.

P. ¿Qué tal como alumno?

R. No fue alumno como tal, porque yo era capitán en la Davis. Pero recuerdo que Toni [Nadal] me decía que le dijera cosas, porque siempre escuchaba y tenía esa predisposición para aprender y mejorar. Era así. Su mentalidad era muy positiva y aprendió muy rápido. Aquella Davis de 2004 le vino muy bien, porque en cuestión de siete u ocho meses, entre la primera fase y la final, creció muchísimo.

P. ¿Tuvo claro que jugaría el partido decisivo con Estados Unidos?

R. No, no, claro que no lo teníamos. Por ejemplo, él jugó en semifinales, igual que Carlos Moyá y Ferrero y lo cambiamos por Carlos para el partido decisivo. Vimos una mejora brutal en él y confiamos en Rafa.

P. Ahora que comenta en Eurosport. ¿Es posible hacerlo mejor que Corretja?

R. No sé si se puede hacer como él, porque me parece un entrevistador fantástico. Sabe mucho de tenis, tiene pasión y hace las entrevistas como muy pocos.

El verano del 92 fue el mejor de media España, también de Jordi Arrese (Barcelona, 1964). A pesar de llegar como uno de los tapados a la cita olímpica, se convirtió en la revelación española al ganar la plata en tenis individual, una medalla tan impactante como inesperada.

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