"Cometí muchos errores": cuando Alcaraz entona el 'mea culpa' y resetea para brillar en Roland Garros

Carlos Alcaraz ha empezado sus mini vacaciones antes de tiempo. Hace solo unas semanas, se confirmaba como uno de los tenistas más en forma del circuito, un jugador que parecía imposible de parar y que llegaba lanzado a Roland Garros. Tras convertirse en campeón en Barcelona y Madrid, todo hacía indicar que solo Novak Djokovic podía hacerle frente en Roma... pero, casi a las primeras de cambio, un desconocido le puso los pies en el suelo.

El nuevo número uno del mundo venía volando en la pista. Tras las lesiones sufridas al comienzo de temporada, una vez que ha conseguido tener continuidad en pista, Alcaraz se ha confirmado como un jugador prácticamente imparable. Está volando en tierra batida, sintiéndose muy cómodo y mostrando un nivel tan elevado que era complicado ver a un solo jugadores que pudiera desarmarle. Su confianza era innegable, hasta recibir un golpe de realidad.

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Rubén Rodríguez

El murciano llevaba doce partidos consecutivos jugando a grandísimo nivel en tierra batida. Doce choques que sumó por victoria, con dos títulos y solo cediendo dos sets, le confirmaban como un jugador intratable. Poderoso con el saque, mandando desde el fondo de la pista, inteligente con las dejadas y muy rápido de piernas, estaba en un momento brillante, ante que Fábián Marozsan, el 135º del mundo, le encontró las cosquillas, en una derrota de la que puede sacar conclusiones.

Perder nunca es una buena noticia, sobre todo cuando la intención era pelear por ganar el título en Roma. Pero, en el caso de Alcaraz, le puede servir para obtener varias lecturas positivas que poner en práctica en Roland Garros. La primera, y más clara, es el descanso. A pesar de tener solo 20 años, jugar tres torneos consecutivos de principio a fin antes de afrontar el segundo Grand Slam de la temporada, no era la mejor opción para llegar fresco de piernas y de cabeza a París.

"Voy a descansar un poco, tendré unos días de descanso. Necesito algunos días para resetear mi mente y estar fresco para Roland Garros. Después, a entrenar", explicaba Alcaraz tras caer eliminado. Un break necesario antes de volver a conectarse a la competición que le puede venir a las mil maravillas para afrontar el segundo Grand Slam del año. Pero, además, el español recibió una involuntaria lección que seguro que tardará tiempo en olvidar.

Y es que nadie, ni tan siquiera el propio murciano, esperaba que Marozsan le derrotara. Un jugador desconocido, que venía desde la previa, sin experiencia al más alto nivel... y que le desarmó por completo. No es que Alcaraz jugara mal, sino que el húngaro lo hizo perfecto, algo de lo que el número uno del mundo debe de aprender: no debe de subestimar a ningún jugador, ni confiarse en su superioridad, ni mucho menos dar por ganado un partido antes de jugarlo.

"Me encontraba físicamente perfecto, pero no me he sentido cómodo. Marozsan ha sido agresivo todo el tiempo, jugando dentro de la pista, lo que hizo que me costara entrar en el partido. Cometí muchos errores que no suelo cometer. Estos días pueden darse en el tenis y hay que aprender", aseguraba. Un razonamiento que se antoja como un aprendizaje básico para un Alcaraz que es consciente de que, hasta en los días difíciles, hay que encontrar una vía de agua en el rival.

Roland Garros es un torneo especial, donde es fundamental sobrevivir a la primera semana para, después, en la segunda, sacar toda la magia que uno lleva dentro. La eliminación de Roma, aunque dolorosa, le vendrá bien a Alcaraz para interpretar de manera correcta el Grand Slam de París. Entender que, entre tanta victoria, también puede aparecer la derrota, le servirá al español para descubrir que ganar no siempre es fácil. Y la reflexión y el entrenamiento sí que le pueden hacer invencible.