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Lágrimas y abrazos: el día en que Rafa Nadal perdió para siempre "una parte" de su vida
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UNA IMAGEN PARA LA HISTORIA

Lágrimas y abrazos: el día en que Rafa Nadal perdió para siempre "una parte" de su vida

El español y el helvético dejaron una de las imágenes más impactantes de la historia del deporte, donde las lágrimas y los abrazos fueron el colofón perfecto al adiós de Federer

Foto: Roger Federer y Rafa Nadal, en la despedida del helvético. (EFE/Andy Rain)
Roger Federer y Rafa Nadal, en la despedida del helvético. (EFE/Andy Rain)

"Esta noche ha sido inolvidable". Estas eran una de las primeras palabras de Rafa Nadal tras disputar el partido de dobles de la Laver Cup con Roger Federer, un partido que era el último como profesional del helvético y, por ende, su retirada como deportista en activo. A lo largo del encuentro, ambos jugadores dieron muestras de su complicidad, que quedó confirmada en los actos de despedida a Federer. Lágrimas y abrazos de rivales que se convirtieron en amigos.

Echando la vista atrás, es evidente que las últimas décadas de tenis no se entiende sin una de las rivalidades más sanas de la historia del deporte. Federer y Nadal no solo se han ayudado el uno al otro a ser más grandes, sino que dejaron duelos épicos para la eternidad. Como aquella final de Wimbledon en 2008, considerada como 'el partido del siglo', donde el español se llevó la victoria en una epopeya de 4:48 horas de duración. O la final de las lágrimas en Australia, un año después.

Foto: El rey del tenis se despidió como profesional en la Laver Cup. (Reuters/Andrew Boyers)

Aquel partido en la Rod Laver sirvió para unir, aún más, a los dos tenistas para siempre. Hasta esa fecha, ambos jugadores se habían enfrentado en 18 ocasiones, en las que Nadal le tenía claramente tomada la medida, con 13 victorias a su favor por las 5 de Federer. Tras perder la final de Wimbledon, Roger no se había vuelto a medir a Rafa y llegaba a Australia con la intención de olvidar aquel tropiezo... pero de nuevo el español se iba a cruzar en su camino.

A pesar de jugar en una superficie no demasiado sencilla para su estilo de juego, de no llegar en un buen estado de forma y con algunas dudas en su juego, Nadal consiguió de nuevo desarmar a Federer en la pista para llevarse la victoria. Lo que sucedió después, ya es historia del tenis: en la entrega de premios, Federer rompió a llorar de manera desconsolada y Nadal, olvidándose de cualquier protocolo, no dudó en abrazarle para consolar al suizo.

Desde entonces, la amistad entre ellos fue creciendo a pasos agigantados: su rivalidad en pista era respeto, cariño y admiración cuando no se enfrentaban y ahora, tras una década juntos, cultivando una bonita relación por desgracia no demasiado común en el deporte, llegó el momento de decir adiós. Lastrado por las lesiones, Federer ha anunciado su retirada de las pistas y lo hizo de la mejora manera posible: jugando un partido de dobles con su gran amigo Nadal.

El resultado es, sin duda, lo de menos, y lo que en realidad importa es la verdadera lección de vida que han dejado a lo largo de los años. Rivales en la pista, peleando cada bola hasta la extenuación y, fuera de ella, siempre con predisposición para compartir una risa, un abrazo o una confidencia. Pocas veces en la historia hemos visto a los dos mejores deportistas de una especialidad vivir una amistad tan estrecha y el propio Nadal lo resumió a la perfección tras el adiós de Federer.

"Al final fue muy emocionante. Ha sido un honor formar parte de este importante momento de la historia de nuestro deporte. Son muchos años compartiendo muchos momentos. Cuando Roger se va del circuito, una parte importante de mi vida se va también", confesaba visiblemente emocionado. "Sé que puedo llamar a Rafa y hablar de lo que sea", explicaba el propio tenista suizo. Y las imágenes que dejaron durante la despedida hablan por sí solas.

Ambos jugadores deshechos en llantos, abrazados, dándose la mano y viviendo muy emocionados el adiós de uno de los grandes jugadores de todos los tiempos. Nunca antes en la historia dos deportistas de tan alto nivel habían dejado unas imágenes tan potentes de lo que debe de ser el deporte: pelea en la pista y respeto fuera de ella. Nunca volverán a enfrentarse, pero la enseñanza que han dejado es impagable. El mejor adiós que podía tener Federer.

"Esta noche ha sido inolvidable". Estas eran una de las primeras palabras de Rafa Nadal tras disputar el partido de dobles de la Laver Cup con Roger Federer, un partido que era el último como profesional del helvético y, por ende, su retirada como deportista en activo. A lo largo del encuentro, ambos jugadores dieron muestras de su complicidad, que quedó confirmada en los actos de despedida a Federer. Lágrimas y abrazos de rivales que se convirtieron en amigos.

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