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El inesperado Nadal se medirá al irrespetuso Medvedev con algo más que un título en juego
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GRAN FINAL DEL OPEN DE AUSTRALIA

El inesperado Nadal se medirá al irrespetuso Medvedev con algo más que un título en juego

El tenista español está a una victoria de lograr su 21º Grand Slam, algo que ningún otro jugador ha logrado en toda su vida aunque, para ello, deberá de ganar a Daniil Medvedev

Foto: Nadal celebra su pase a la final. (EFE/EPA/Dave Hunt)
Nadal celebra su pase a la final. (EFE/EPA/Dave Hunt)

Rafa Nadal es un jugador de otro planeta. Lo que el tenista español está consiguiendo no tiene parangón y, ahora, está ante la gran oportunidad de su carrera: ser, en el Open de Australia, el jugador más grande de todos los tiempos. Para ello, le queda un último y nada sencillo escollo: Daniil Medvedev. El ruso, que está jugando un tenis increíble, llega a la final en plenitud de forma, pero muy criticado por sus maneras y salidas de tono, un estilo que poco o nada tiene que ver con el que tiene Nadal.

El español, en su casi dos décadas como profesional, ha sido capaz de demostrar de lo que es capaz: un jugador de esos que no dan una bola por perdida, que nunca se rinden y que llevan la bandera de la deportividad allí donde juegan. Pocas veces se le ha visto mostrar un tono alejado de los cánones que pide un deporte tan señorial como el tenis. Y, para Nadal, estar en la final ya es un regalo, después del último medio año que ha vivido y los problemas que ha superado.

Foto: Nadal jugará la final del Open de Australia. (EFE/EPA/Dave Hunt)

La operación de su pie izquierdo y los problemas derivados del covid le mermaron demasiado, al punto de pensar que ni tan siquiera podría volver a jugar al tenis al más alto nivel. No solo lo ha conseguido, sino que en Australia está demostrando uno de los niveles más altos de su carrera. Nadal ha sido capaz de retomar la senda del buen juego, demostrando que su cabeza sigue siendo privilegiada y que sus piernas le siguen respondiendo. Pero, enfrente, tendrá a un rival muy incómodo.

"Para mí, llegar a la final es un éxito especialmente emocionante, quizá más que algún título de Grand Slam por lo inesperado que es todo y por todo lo que hemos pasado en estos últimos meses. La vida a veces te da este tipo de oportunidades. Lo estoy disfrutando al máximo y la grada me está apoyando de forma incondicional. Ahora, tengo la opción de ganar otro Grand Slam y hace poco parecía que no tendría otra oportunidad", explicaba Nadal tras derrotar a Matteo Berrettini.

Y es que, el español, sabe que tiene ante sí una oportunidad única, pero precisamente en un lugar donde la suerte no le ha acompañado demasiado en las finales. Con este, Nadal ha alcanzado hasta en seis ocasiones el partido por el título, y solo ha sido capaz de ganarlo en 2009, curiosamente la primera vez que llego. Pero su partido no es solo especial por poder ser el más grande de la historia con su 21º Grand Slam sino, sobre todo, porque es mucho más que un simple partido.

Nadal, que da lecciones de vida en la pista con su manera de superarse, es consciente de que se está fraguando el cambio generacional y, por ende, el partido ante Medvedev es mucho más que la lucha por un título: es una 'guerra' entre dos generaciones, entre dos estilos e, incluso, entre dos maneras de entender el deporte. Y es que el ruso tiene un juego preciosista, bello y de mucho nivel, pero es un tenista irreverente donde los haya y a los que le gusta la polémica y el fango.

placeholder El ruso Daniil Medvedev. (EFE/EPA/Dave Hunt)
El ruso Daniil Medvedev. (EFE/EPA/Dave Hunt)

Medvedev y sus líos en Australia

Solo hay que comprobar lo que Medvedev ha hecho a lo largo de este Open de Australia, con hasta tres salidas de tono reseñables a lo largo del torneo. La primera llegó tras derrotar al ídolo local Nick Kyrgios. Tras ser entrevistado a pie de pista por el mítico Jim Courier, Medvedev cargó contra la grada: "Ganar es la única opción cuando te abuchean entre el primer y el segundo saque. Los que han hecho eso en la grada tienen un coeficiente intelectual bajo", espetó casi sin inmutarse.

A partir de ahí, sus gestos a la grada se han sucedido a lo largo del torneo, mostrando que le gusta la provocación y el 'salseo'. A continuación, tras acabar el choque ante Felix Auger-Aliassime, volvió a 'pinchar' a la grada: "Cuando iba perdiendo, me pregunté que haría Djokovic en una situación similar", frase que volvió a incendiar a la grada. Pero su gran enfado llegó en semifinales, tras sufrir un 'break' a manos de Stefanos Tsitsipas que provocó su falta de respeto al juez de silla.

"Hermano, ¿qué haces? ¿Eres tonto? Mírame, te estoy hablando a ti", le gritó al español Jaume Campistol, árbitro del partido, protestando 'coaching' desde el banquillo del griego. Medvedev juega al tenis como los ángeles, pero su comportamiento deja mucho que desear de lo que se espera de un campeón. Por ello, en la final del Open de Australia hay mucho más que un título en juego: un cambio generacional y dos estilos de vida se enfrentarán con el fin de demostrar quién es el mejor.

Rafa Nadal es un jugador de otro planeta. Lo que el tenista español está consiguiendo no tiene parangón y, ahora, está ante la gran oportunidad de su carrera: ser, en el Open de Australia, el jugador más grande de todos los tiempos. Para ello, le queda un último y nada sencillo escollo: Daniil Medvedev. El ruso, que está jugando un tenis increíble, llega a la final en plenitud de forma, pero muy criticado por sus maneras y salidas de tono, un estilo que poco o nada tiene que ver con el que tiene Nadal.

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