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El señorío de David Ferrer y por qué no soporta la crispación por el coronavirus
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Ejemplo de saber estar

El señorío de David Ferrer y por qué no soporta la crispación por el coronavirus

El alicantino no debutará esta semana como director del Conde de Godó por la crisis sanitaria. Lleva bien el confinamiento, aunque le preocupa la división social que puede causar la pandemia

Foto: David Ferrer, durante su encuentro con medios en el pasado Mutua Madrid Open. (EFE)
David Ferrer, durante su encuentro con medios en el pasado Mutua Madrid Open. (EFE)

David Ferrer afrontaba un año diferente. Tras 19 temporadas en la élite como tenista profesional, el alicantino puso el punto y final a su dilatada trayectoria el curso pasado. Lo hizo en Madrid, ante su público, en la Caja Mágica y con todos los honores que merecía. Un jugador carismático, leyenda ya de nuestro deporte (tercero en títulos ATP solo por detrás de Nadal y Orantes) al que le había llegado la hora de decir adiós. Con 37 años y la vuelta al mundo completada varias veces, era el momento de parar y disfrutar de la familia. La despedida no era total, sino parcial. David tan solo se había apartado de la competición. Nombrado en septiembre director del Conde de Godó en detrimento de Albert Costa, al de Jávea se le presentaba una oportunidad única de demostrar también su utilidad en los despachos. En ello estaba hasta que el coronavirus paralizó todo y obligó a la ATP a suspender el circuito.

No habrá tenis en Barcelona este 18 de abril. "Teníamos a siete top 10 confirmados. Aparte de Rafa Nadal, que es una garantía: Thiem, Tsitsipas, Medvedev, Berrettini, Goffin y Bautista. Estábamos ante el mejor cuadro de la historia del torneo, pero no ha podido ser y habrá que esperar al 2021. Ojalá el año que viene mantengamos a algunos, estará difícil. Tendremos que ver en qué queda esta temporada el calendario y los rankings, todo es una incógnita. Ahora mismo los jugadores no saben exactamente qué va a pasar", cuenta Ferrer a El Confidencial vía telefónica. El alicantino solo había asumido la dirección para este año, pero debido a las circunstancias estirará hasta el que viene. Luego, ya se verá, aunque se le ve comprometido e ilusionado con esta aventura. También con su nueva faceta de comentarista, pues había debutado a finales de febrero con la ESPN en Acapulco, el torneo que más veces levantó (hasta cuatro) junto con Auckland cuando esaba activo. Entre todo esto y la academia de tenis que dirige su hermano Javier en Jávea, David disfrutaba.

placeholder David Ferrer, en su despedida, recibe una réplica del trofeo Conde de Godó la temporada pasada. (EFE)
David Ferrer, en su despedida, recibe una réplica del trofeo Conde de Godó la temporada pasada. (EFE)

Ahora, el maldito virus ha roto sus esquemas. "Va a haber un antes y un después", dice. David está confinado, como todos. No ha echado cuentas, pero si suma todas las horas que lleva encerrado probablemente ya haya roto su récord de estancia en casa en muchos años. Su mujer, Marta Tornel, es óptica optometrista y a veces debe acudir a la clínica a trabajar, por lo que él se está encargando de los cuidados del pequeño Leo, de dos años. Tras una vida con la maleta a cuestas, agradece los días en familia, aunque lógicamente hubiera preferido otro contexto al actual. Le preocupan las muertes, los hijos que no pueden despedirse de sus padres y también la crispación que está creando la crisis sanitaria: "A veces me da la sensación de que esto no sé si nos va a unir más o nos va a separar. La división que estamos viendo, con posturas enfrentadas, en la televisión o los periódicos me produce cierto malestar. Siempre me ha gustado informarme de lo que pasa en mi país y en el mundo, pero ahora hay momentos en los que prefiero ni mirar la actualidad. Lo evito. Hay actitudes que no entiendo y, de verdad, que me produce amargor".

La polémica no va con él

David entiende la rabia, la crítica y hasta el azote, que lo comparta ya es otra cosa. Siempre cauto, prefiere marcar su distancia respecto a todos aquellos que establecen juicios de valor a toro pasado. "Es importante tener sentido común. Ya se valorarán las cosas después. Es normal la frustración porque muchas personas están perdiendo a sus seres queridos o están atravesando dificultades económicas para llegar a fin de mes, soy consciente, pero también entiendo la otra parte. Estamos ante una situación sin precedentes. No solo está pasando aquí, ocurre en toda Europa y en otros sitios del planeta. Dicho esto, mi opinión política me la guardo porque basta que uno diga algo para que se malentienda y se pueda generar odio en redes sociales. No soy el caso de deportista que prefiere no mojarse por miedo a afear su imagen o trayectoria. Simplemente, no va conmigo. En mi vida me he metido en camisas de once varas y, ahora, con la que está cayendo, menos".

Alfonso Reyes, Javier Clemente, Iván Campo... numerosas voces del deporte español han alzado la voz estos días, ya sea para criticar la gestión de la crisis o afear las prioridades de algunos políticos (tanto de un color como de otro). También Feliciano López, gran amigo de 'Ferru'. El madrileño es de los que no se callan y, si tiene algo que decir, no se esconde. Va de frente. Está en su derecho. Por supuesto, esto le ha generado tantos seguidores como detractores. David, que le conoce bien, le defiende de aquellos a los que solo les interesa el ruido: "Él es un tipo fantástico. Luego ya en el tema política podemos discrepar un poco (risas), pero si quiere publicar en redes, que lo haga, más faltaría. 'Feli' es transparente. Lo que me parece injusto es que a veces se le tache de una determinada manera por un tuit. Si la gente le conociera de verdad... tiene muchos valores buenos, pero parece que eso no se ve. Por eso no soy especialmente activo en redes, porque solo nos quedamos con el comentario. La gente, además, tiende a sacar de contexto unas cosas flipantes. A mí esto me genera cierta tensión, qué quieres que te diga. Sobre todo cuando ya caemos en el insulto fácil. Es mi percepción".

Aunque mantiene el contacto con todos sus compañeros de profesión, con Feliciano especialmente. El director del Mutua Madrid Open le sirve consejos para su Godó. López se estrenó con éxito el curso pasado como responsable del Masters de la capital española y Ferrer se está nutriendo todo lo que puede de su experiencia: "Todo lo que me pueda servir para sacar adelante el torneo, me lo dice. Cuando eres jugador ves las cosas de una manera y cuando eres director, de otra. En esto él discierne muy bien. Ahora tengo que relacionarme mucho más con los managers y los entornos de los jugadores, que tiene su aquel. Hacerles buenas ofertas para que vengan porque no están obligados a hacerlo, al contrario que en los Masters 1000. El contacto directo con el tenista en cuestión no es sencillo, es el representante el que lleva la batuta y te exige. Claro, tú tienes un presupuesto limitado y tienes que hacer encaje de bolillos. Yo no estaba acostumbrado a esto. Rafa siempre pone facilidades, pero otros no tanto. Con los mejores a veces cuesta. Por suerte, el Conde de Godó tiene un prestigio único, con eso ya haces. La gran mayoría están interesados en jugar aquí porque las condiciones son estupendas".

placeholder Ferrer y Feliciano, durante una rueda de prensa en el Masters de Madrid 2019. (EFE)
Ferrer y Feliciano, durante una rueda de prensa en el Masters de Madrid 2019. (EFE)

La vuelta al ruedo, complicada

La incertidumbre que rodea al deporte en general y al tenis en particular es total. En principio, el circuito ATP y WTA está parado hasta el próximo 13 de julio, a expensas de cómo se vayan desarrollando los acontecimientos, pero la esperanza del regreso a la actividad es cada vez menor. "Veo complicado volver a la acción este año. El tenis es muy global, se viaja constantemente. Cualquier país con antecedentes de Covid-19 no lo va a poner fácil. Habrá que llegar allí y me imagino que se tendrá que respetar el correspondiente periodo de cuarentena (14 días). ¿Cómo se va a jugar entonces? Lo veo difícil. Además, el entrenamiento no está siendo el adecuado. En algunos países se puede salir a hacer ejercicio, aquí los jugadores no. Todo son posibles, pero la realidad creo que ofrece pocas dudas. Me extrañaría lo contrario", indica.

Con Roland Garros suspendido y Wimbledon cancelado, todo el mundo mira al US Open, previsto para finales de agosto, pero la realidad en Nueva York es durísima. La ciudad es la más afectada del mundo por coronavirus (202.208 contagiados y 10.834 fallecidos) y las instalaciones que acogen el Grand Slam son actualmente un hospital y comedor de campaña. "Ves cómo se ha transformado aquello y parece el apocalipsis, te entra cierto miedo, pero a la vez es lo más sensato. Por eso no me impacta, porque lo veo necesario. El deporte, público o privado, ahora tiene que estar al servicio de los sanitarios y todas aquellas personas que están en primera línea combatiendo el virus. Cuantas más dotaciones de este tipo haya abiertas para prestar servicio, mejor. Aquí pasa lo mismo con las pistas de hielo. Si tienen su utilidad como morgue o centro para atender contagiados, pues estupendo", advierte Ferrer.

Foto: Carla Suárez, durante un partido del Mutua Madrid Open la temporada pasada. (EFE)

Más allá de torneos y partidos, el virus también está perjudicando los intereses personales de algunos jugadores, es el caso de la española Carla Suárez. La canaria, antaño sexta del ranking, afrontaba su último año en el circuito y quería despedirse en condiciones del deporte que tanto le ha dado. Lamentablemente, no está siendo posible. "Es una pena, pero ojalá pueda hacerlo el año que viene. No sé si ha tomado ya la decisión de estirar un curso más o jugar solo en Madrid. El tenis español le debe una última ovación y espero que se produzca. No sé lo que hará, le deseo lo mejor. Es una gran persona y, tras Arantxa y Conchita, la mujer que nos permitió soñar de nuevo en WTA. Le faltaron más títulos, pero el respeto de sus compañeros y de los aficionados lo tiene. Luchó contra auténticas bestias", afirma el de Jávea.

Con él fuera de las pistas, Carla a punto de seguir sus pasos y la vieja guardia formada por Feliciano, Verdasco y Nadal con la treintena ampliamente cumplida, la pregunta es obligatoria, ¿qué futuro le espera al tenis español?: "Como Rafa no va a haber ninguno, eso por descontado. A partir de ahí habrá que ver, pero hay que tratar de ser justos con los chavales que cojan el testigo. A él y a Bautista yo creo que aún les quedan un par de años buenos porque saben cuidarse. Carreño aún es joven y por detrás todos estamos bastante ilusionados con Carlos Alcaraz, por poner un ejemplo. En chicas nos queda por ver la mejor versión de Garbiñe Muguruza. Es una pena el parón porque nos estaba volviendo a hacer disfrutar. He compartido momentos con ella. La veía muy recuperada, la verdad. Insisto en que jugadores como Rafa no, pero un David Ferrer o un Carlos Moya sí. Gente que esté peleando por torneos y por un top 10 mundial tendremos, no tendo dudas". Palabra de 'Ferru'.

David Ferrer afrontaba un año diferente. Tras 19 temporadas en la élite como tenista profesional, el alicantino puso el punto y final a su dilatada trayectoria el curso pasado. Lo hizo en Madrid, ante su público, en la Caja Mágica y con todos los honores que merecía. Un jugador carismático, leyenda ya de nuestro deporte (tercero en títulos ATP solo por detrás de Nadal y Orantes) al que le había llegado la hora de decir adiós. Con 37 años y la vuelta al mundo completada varias veces, era el momento de parar y disfrutar de la familia. La despedida no era total, sino parcial. David tan solo se había apartado de la competición. Nombrado en septiembre director del Conde de Godó en detrimento de Albert Costa, al de Jávea se le presentaba una oportunidad única de demostrar también su utilidad en los despachos. En ello estaba hasta que el coronavirus paralizó todo y obligó a la ATP a suspender el circuito.

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