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Garbiñe Muguruza se estampa contra un muro y pierde la final del Open de Australia
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Su tercer Grand Slam tendrá que esperar

Garbiñe Muguruza se estampa contra un muro y pierde la final del Open de Australia

La tenista española, que venía realizando un torneo perfecto, se metió en una vorágine de malas decisiones a partir del segundo set y dejó escapar la oportunidad de ser pionera en suelo 'aussie'

Foto: Garbiñe Muguruza, tras perder la final del Open de Australia contra Sofia Kenin. (EFE)
Garbiñe Muguruza, tras perder la final del Open de Australia contra Sofia Kenin. (EFE)

A pesar de la durísima derrota, Garbiñe Muguruza está en la cumbre. Merece la pena sacar conclusiones positivas de este Open de Australia. Desde que decidió subir el Kilimanjaro en noviembre para encontrarse a sí misma, la hispano-venezolana no ha bajado de las alturas. En Tanzania encontró el camino y en suelo 'aussie', quizá antes de lo que esperaba, ha llegado a destino. Simplemente, le faltó rematar. Muguruza venía realizando un torneo perfecto, pero en la final del primer 'major' del año sucumbió contra pronóstico ante Sofia Kenin, de 21 años. La estadounidense, raqueta número 15 del mundo, estuvo precisa y agresiva desde el fondo de pista y apeó del sueño a la natural de Caracas, que tenía en su mano convertirse en la segunda raqueta del país, tras Rafa Nadal, en conquistar el abierto australiano, primera mujer.

No pudo ser. Como es la vida que Garbiñe cayó nuevamente derrotada en tres sets (4-6, 6-2 y 6-2) ante la rival que apuntilló su 2019, de lejos la peor temporada de su carrera, en el pasado Open de China. Todos los honores a Kenin, que desplegó un tenis maravilloso, con una defensa férrea, siempre devolviendo una pelota más a pista. En cambio, Muguruza, que había sacado adelante un primer set apretado, se desplomó por completo a partir de la segunda manga, donde empezó a encadenar dobles faltas (hasta ocho) y numerosos errores no forzados. A contracorriente, intentó mantenerse en el partido, pero desperdició todas y cada una de las oportunidades para reengancharse. Diez ocasiones tuvo para romperle el saque a Kenin y acercarse o ponerse por delante en el marcador, las desaprovechó.

A Garbiñe se le vio afectada al final del encuentro, que cerró tristemente al servicio. Tendrá que analizar junto con Conchita Martínez, su ángel de la guarda, y el resto de su equipo muchas cosas. Venía a sexta velocidad y a la hora de la verdad se le gripó el motor. Tiene trabajo por delante. Puede que algo de ansiedad, vértigo... dos años sin pisar una final de esta categoría pesan, más cuando enfrente tienes a una jugadora sin nada que perder. Garbiñe no dejó de luchar, presentó una batalla digna ante una rival que le exigió como ninguna otra y le hizo correr de lado a lado de la pista, pero todos los puntos que dependieron de ella no funcionaron. La hispano-venezolana no puede permitirse estos fallos garrafales si quiere volver a levantar un torneo. Su saque no carburó, como tampoco su 'drive'. Apenas subió a volear, aspecto de su juego que había sido diferencial hasta el momento, y estuvo condenada a disputar las bolas desde el fondo, donde Kenin aplicó una lección magistral.

placeholder Garbiñe observa como Sofía Kenin levanta el 'major' australiano.
Garbiñe observa como Sofía Kenin levanta el 'major' australiano.

Su premio no es ganar

Al verse entre la espada y la pared, Garbiñe hubo de aumentar su agresividad para intentar buscarle las cosquillas a la americana, sobre todo ya en el tercer set. Dirigió sus golpes a las líneas, pero no era el día. Tenía el punto de mira desviado. Kenin, que era puro nervio y protagonizó algunas reacciones que parecían abrirle una puerta la hispano-venezolana (gritos, raquetazos y aspavientos), fue distanciándose cada vez más para impotencia de la caraqueña, que buscaba consuelo en la grada. El punto de inflexión: un 0-40 en contra que Kenin consiguió recuperar para llevarse el juego...y prácticamente el encuentro porque a partir de ahí Garbiñe entró en depresión.

Al final, ni Kenin se creía su victoria, merecida, ni Muguruza la derrota. Pocos antes del partido pronosticaban este resultado. Su tercer Grand Slam tendrá que esperar, aunque la línea a seguir es esta. Conviene no desviarse tras el patinazo. El auténtico premio es haberse demostrado capaz de volver a competir por cotas importantes tras dos años de ostracismo. Garbiñe ha eliminado a tres top 10 antes de plantarse en la última ronda y avanza posiciones en el ranking. Su inicio de curso, tremendo. El aficionado español ha recuperado a su jugadora insignia y, aunque el varapalo es duro, si se digiere bien puede estimular. El circuito no para y el tenis siempre ofrece revanchas. La tenista disfruta ahora de un círculo sano y junto a Conchita cabe esperar lo mejor. "Este es un deporte individual, pero no podría estar aquí sin mi equipo (los citó a todos). Gracias por ayudarme a volver a una final de Grand Slam, Conchita", agradeció emocionada. Ha dejado de ser invisible

A pesar de la durísima derrota, Garbiñe Muguruza está en la cumbre. Merece la pena sacar conclusiones positivas de este Open de Australia. Desde que decidió subir el Kilimanjaro en noviembre para encontrarse a sí misma, la hispano-venezolana no ha bajado de las alturas. En Tanzania encontró el camino y en suelo 'aussie', quizá antes de lo que esperaba, ha llegado a destino. Simplemente, le faltó rematar. Muguruza venía realizando un torneo perfecto, pero en la final del primer 'major' del año sucumbió contra pronóstico ante Sofia Kenin, de 21 años. La estadounidense, raqueta número 15 del mundo, estuvo precisa y agresiva desde el fondo de pista y apeó del sueño a la natural de Caracas, que tenía en su mano convertirse en la segunda raqueta del país, tras Rafa Nadal, en conquistar el abierto australiano, primera mujer.

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