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La lección de Rafa Nadal a Nick Kyrgios que el 'chico malo del tenis' ignorará
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La lección de Rafa Nadal a Nick Kyrgios que el 'chico malo del tenis' ignorará

"Cuando quiere competir, es uno de los más difíciles con los que te puedes enfrentar", dijo Nadal de Kyrgios, a quien ganó en la segunda ronda de Wimbledon

Foto: El saludo de Rafa Nadal (d) y Nick Kyrgios tras su duelo en la segunda ronda de Wimbledon. (Reuters)
El saludo de Rafa Nadal (d) y Nick Kyrgios tras su duelo en la segunda ronda de Wimbledon. (Reuters)

Aunque lo intenta, Rafa Nadal no puede disimular la irritación que le produce tener enfrente a Nick Kyrgios, siempre enredado en un sinfín de protestas y realizando gestos que a él nunca se le verían. Es comprensible. El australiano, chico malo oficial del circuito, título que se ha ganado a pulso con sus continuos desplantes y salidas de tono, es una mosca cojonera. Le fallan las formas, porque a veces lleva razón en sus reclamaciones. Quejarse de lo que tarda Nadal en sacar, por ejemplo, no es descabellado (la realización muestra el dato: Nadal tarda 27 segundos, por 17 de Kyrgios), pero protestar al juez de silla en cada cambio es demasiado. Una y otra vez, Kyrgios insiste. El motivo puede cambiar, pero la escena siempre es la misma: el tenista australiano, sentado en su silla o de pie en el fondo de la pista, protestando y gesticulando. Y es una pena, porque tiene talento de sobra para pelear con cualquier tenista, también Nadal, a quien plantó cara en la segunda ronda de Wimbledon (3-6, 6-3, 6-7, 6-7).

A Kyrgios le falta autocontrol, porque el resto lo tiene. Posee un gran saque (29 'aces' en el partido de este jueves), maneja la raqueta como pocos, es rápido, fuerte y ágil. Juega muy bien al tenis, en definitiva. Pero solo a ratos. ¿Qué le impide centrarse y ser regular? Quizá sea un problema de falta de deseo. "Tiene muchos buenos ingredientes, pero le falta uno muy importante que es el amor y la pasión por este deporte", dijo Nadal en rueda de prensa. Antes, en la entrevista pospartido, el español había dicho de Kyrgios había sido "un oponente difícil" y que "cuando quiere competir es uno de los más difíciles con los que te puedes enfrentar". "Contra mí y contra los 'top' se esfuerza mucho", señaló.

placeholder Kyrgios celebra un punto durante su partido contra Nadal en la segunda ronda de Wimbledon. (Reuters)
Kyrgios celebra un punto durante su partido contra Nadal en la segunda ronda de Wimbledon. (Reuters)

En las palabras de Nadal está resumida la carrera de Kyrgios, un tenista con tanto talento como poca cabeza. Si quisiera (¡ay si quisiera!) el australiano podría ser un fijo entre los 10 primeros de la ATP, podría luchar por torneos a menudo e incluso ganar algún Grand Slam. Eso cree el propio Nadal. "Potencialmente es un ganador de Grand Slam y para estar arriba en el 'ranking", dijo el español. Kyrgios cree que ahora mismo está muy lejos de eso. También reconoce que no es un buen profesional, en un acto de honestidad que define su carácter pasota. "No tengo entrenador. No entreno suficiente. No voy suficiente al gimnasio, pero salgo ahí y compito contra los mejores del mundo", dijo.

"No creo que sea un mal chico"

En un momento del partido, Kyrgios envió una bola al cuerpo de Nadal en una subida a la red del español. Ese tipo de acciones acaban casi siempre con una disculpa del tenista que ha lanzado la bola, haya o no habido intención. No con Kyrgios. "¿Por qué debería disculparme? ¿Le golpeé? Le dio con la raqueta, gané el punto. No me importa. No tengo por qué disculparme", dijo cuando le preguntaron por el punto. Jugando al tenis es uno de los mejores, pero dando la nota es el número uno.

"Según mi ética no es correcto, pero a lo mejor según la suya sí lo es", dijo Nadal en rueda de prensa. "Sigo pensando lo mismo. No creo que sea un mal chico, creo que ha perdido un poquito el camino y reconducirlo sería bueno para su carrera", aseguró un Nadal que consiguió la victoria y el pase a tercera ronda en cuatro sets.

"No tengo entrenador. No entreno suficiente. No voy suficiente al gimnasio, pero salgo ahí y compito contra los mejores del mundo", dijo Kyrgios

Querer es poder. Esa es la lección que le da Nadal a Kyrgios. Ahí está la diferencia entre uno y otro: Kyrgios puede, pero casi nunca quiere; Nadal hay veces que no puede, pero siempre quiere. Eso le ha llevado a donde está y este jueves le permitió ganar al australiano en la segunda ronda de Wimbledon. Nadal reconoció que se descentró en el segundo set, justo después de que Kyrgios protestara una decisión del juez de silla. Ese despiste le costó el set, pero pronto volvió a centrarse.

Entonces se encontró enfrente al mejor Kyrgios, que creció cuando se olvidó del juez de silla y se centró en jugar. Ahí le puso las cosas muy complicadas a Nadal, que no pudo romperle el servicio y tuvo que llegar hasta el 'tie-break' en los dos últimos sets, y en los dos fue mejor que Kyrgios, el tenista que muchos envidian: lo darían todo por tener las condiciones que él malgasta y que solo aprovecha de vez en cuando.

Aunque lo intenta, Rafa Nadal no puede disimular la irritación que le produce tener enfrente a Nick Kyrgios, siempre enredado en un sinfín de protestas y realizando gestos que a él nunca se le verían. Es comprensible. El australiano, chico malo oficial del circuito, título que se ha ganado a pulso con sus continuos desplantes y salidas de tono, es una mosca cojonera. Le fallan las formas, porque a veces lleva razón en sus reclamaciones. Quejarse de lo que tarda Nadal en sacar, por ejemplo, no es descabellado (la realización muestra el dato: Nadal tarda 27 segundos, por 17 de Kyrgios), pero protestar al juez de silla en cada cambio es demasiado. Una y otra vez, Kyrgios insiste. El motivo puede cambiar, pero la escena siempre es la misma: el tenista australiano, sentado en su silla o de pie en el fondo de la pista, protestando y gesticulando. Y es una pena, porque tiene talento de sobra para pelear con cualquier tenista, también Nadal, a quien plantó cara en la segunda ronda de Wimbledon (3-6, 6-3, 6-7, 6-7).

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