El sufrimiento perpetuo de Rafa Nadal y la experiencia que le salva de la quema

Ha vuelto el sol a Barcelona, pero el cielo no se ha despejado para Rafa Nadal. Siguen los nubarrones. El balear está condenado al sufrimiento perpetuo. Ningún rival quiere ponérselo fácil. Este viernes, eso sí, ha vuelto a imponerse. Victoria ante Lennard Struff por doble 7-5 en un partido inédito, sin referencias. Lo ha hecho, además, en un día especial, con la afición rindiendo un caluroso homenaje a Manuel Orantes 50 años después de su primer Godó. No podía fallarle a la leyenda, tampoco a la suya. Nadal llegaba de una buena dinámica tras eliminar el jueves a David Ferrer y ha continuado por la misma senda, la de la regularidad. De momento, la experiencia y la pausa le salvan de la quema. "Me he sentido bien, pero era un día complicado como para tener un día agradable. He estado sólido y estoy contento con la victoria", comentó el balear al final del partido para Teledeporte.

Capaz de jugar bien en todas las superficies, Struff no era moco de pavo. Está cuajando un año sensacional y venía de enterrar las esperanzas de David Goffin y, sobre todo, Stefanos Tsitsipas, uno de los firmes candidatos al título. Cualquiera podría esperar que un hombre de 1,96m se limitara a defenderse con el saque, pero el alemán es más que todo eso. Ostenta una gran capacidad de desplazarse por pista y no rehúye a los peloteos largos. "Lo normal era que saliera a jugarme agresivo y así ha sido. Sus saques me mandaban muy atras, era difícil porque subía rápido a la red", explicó.

Nadal arrancó genial y pronto se escapó en el marcador con un 'break' de los que levanta al público de sus asientos: 'banana shot' imposible a la esquina de la pista. No obstante, Struff no dio su brazo a torcer y se acercó peligrosamente al balear hasta empatarle el partido. Lo hizo a base de pegada, con puntos al límite del error y al fondo de la pista. Auténticos cañonazos. Nadal sufría porque aquello le obligaba a defender muy atrás, pero se recompuso y pudo cerrar el primer set con suficiencia y al resto. Saltaba Rafa de felicidad al ir a su bancada con su particular "¡Vamos!". No está para tirar cohetes en lo que llevamos de gira, pero las dificultades le mantienen motivado.

Struff no aguantó la presión

Struff apenas modificó su tenis en el segundo set. Eso sí, buscó finalizar los puntos más pronto, con saque y volea rápida, pero en los intercambios no se amilanó y continuó golpeando al límite. Rafa no dominaba, pero siempre iba por delante. Los errores no forzados de su rival le daban ligeros respiros que supo aprovechar. El alemán no tenía nada que perder y jugó dispuesto a maximizar las dudas del número dos del mundo.

No lo consiguió. Struff no aguantó la presión en los juegos importantes. Nadal abría angulos con derecha y revés y al alemán no le quedaba otra que perseguir la pelota por toda la pista. De no condeder apenas opciones a su saque, Rafa se vio con tres bolas de partido. Desaprovecha una, no dos. Otro "banana shot" para cerrar el encuentro y pasar a semifinales. Del duelo entre Thiem y Pella saldrá su próximo rival.