Las piernas ligeras de Rafa Nadal enseñan lo que las lesiones tapan en el Open de Australia

Sin conceder un set ni mostrar flaquezas, así se ha plantado Rafa Nadal en la tercera ronda del Abierto de Australia. El español es, como siempre, uno de los favoritos para llevarse el torneo, pero las dudas antes de su participación eran de algún modo lógicas. Llevaba cuatro meses sin competir, tiempo en el que ha tenido una operación de tobillo en el que no se ha podido valorar el nivel real del español. Ahora, tras dos partidos, ya es evidente: bastante alto. A Matthew Ebden se lo quitó del camino con un contundente 6-, 6-2 y 6-2.

Que le sirva para llevarse el torneo o no es otra cosa, pero solo con verle jugar unos puntos es suficiente para saber que físicamente está bien. Se le nota rápido y fino, con los golpes alineados en la línea exitosa de siempre. Es cierto que, por el momento, no se ha encontrado enfrente ningún jugador de su nivel y eso impide saber exactamente en qué punto se encuentra su juego. Pero los Grand Slam también son esto, ir poco a poco subiendo una escalera en la que los rivales van incrementando el nivel y obligando al jugador, o a la estrella como en este caso, a subir también su ritmo.

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Cuentan en su entorno que Nadal ha modificado estas últimas semanas la mecánica de saque. La mercadotecnia típica de un número 1 habla del cambio como si, de repente, hubiese aprendido a servir de nuevo, pero está bastante lejos de ser real. Se parece mucho a lo que había y los resultados son también similares a lo que ha sido la carrera de Rafa. Es algo lógico, por otro lado, Nadal cumplirá esta temporada 33 años y está en una edad en la que el deporte ya se ha aprendido, su juego hasta el momento, en todo caso, ha sido suficiente para convertirle en uno de los mejores tenistas de todos los tiempos.

Es obvio que su servicio no es su mejor arma, ni lo ha sido ahora ni lo será nunca, porque si hubiese existido una receta, ya se habría implementado en el pasado. La cosa es buscar la comodidad y, en su caso, una cierta armonía en los movimientos para cargar lo menos posible las rodillas con un golpe que es agresivo por definición, violento para todo el cuerpo. Es importante saber que, con el saque de Nadal, es posible llegar a lo más alto. Esto no es una conjetura, es un repaso superficial a la última década de tenis.

Todos lo intentan muy fuerte

John McEnroe, que ahora ejerce de entrevistador, le entrevistó tras el partido para elogiar su infinito esfuerzo. "¿No te preguntas por qué los demás no lo intentan como tú?", le preguntó. Nadal le miró incrédulo, porque tampoco le gusta demasiado ese tipo de comparación. "Creo que todos lo intentan muy duro, yo creo que todo el mundo trabaja duro y quiere ganar, no les voy a pedir que lo hagan más", le decía, con buen tono, de zurdo a zurdo. Lo cierto es que Nadal siempre parece dar todo en la pista, pero lo que le separa de la media no es tanto la pasión como el tenis. Es más o menos sencillo intentarlo, conseguirlo es una historia muy diferente.

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También le preguntó sobre las lesiones, que en el caso de Nadal siempre están presentes entre los temas de conversación. Se le vio fuerte y sólido y lo comentó también después en la entrevista. "He sufrido suficiente con las lesiones, siempre intento estar donde estoy, he intentado toda mi carrera disfrutar, no sé si serán uno tes cinco años más, solo que pelearé siempre al máximo en la cancha.", explicaba el jugador español.

Nadal, poco a poco, se está convirtiendo en uno de los dolores de los australianos en esta competición. En las dos primeras rondas ha eliminado a dos jugadores locales y en la tercera se enfrenta a la gran experanza del país oceánico para el futuro, Álex de Miñaur.