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'Shot clock', la velocidad que teme Rafa Nadal y cambiará los tiempos del tenis
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ya estará presente en el próximo us open

'Shot clock', la velocidad que teme Rafa Nadal y cambiará los tiempos del tenis

Wimbledon se plantea adoptar el reloj de saque en su próxima edición y el resto de Grand Slams también barajan esa opción. A Rafa Nadal no le gusta, sus compañeros discrepan

Foto: NAdal, en su partido contra Sela. (EFE)
NAdal, en su partido contra Sela. (EFE)

El tiempo vale oro y en el tenis algo más que eso. La voluntad por acelerar el juego llega a cualquier rincón del deporte, y Wimbledon no es una excepción. El torneo más tradicional de todos, el que introduce a los jugadores en la rigidez de normas centenarias, se plantea aceptar la llamada del juego acelerado. En la temporada 2019, la siguiente edición del evento, podría verse un reloj en pista para controlar el tiempo transcurrido entre cada punto... para 'desgracia' de Rafa Nadal.

La mecánica es la siguiente: una cuenta atrás de 25 segundos se pondrá en marcha cuando termine un intercambio. Si un jugador consume ese tiempo sin volver a poner la pelota en juego se asoma a la posibilidad de avisos y sanciones por demorar en exceso el juego. Los jueces de silla tendrán ahora un elemento de autoridad a la vista de todos. Y, según parece, todos los Grand Slam, envueltos en suculentos contratos televisivos de retransmisión, están por la labor de acelerar el ritmo de su competición.

Foto: Nadal y Federer tras la Copa de Maestros del pasado año. (Reuters)

La medida ni mucho menos es nueva: el US Open lo introdujo en 2017 durante la fase de clasificación y el próximo mes de agosto será el primer Grand Slam en adoptarlo oficialmente en el cuadro principal. Además, el Abierto de Australia y Roland Garros adoptaron la medida para las fases previas de 2018, dejando abierta la puerta para el main draw del próximo año, demostrando que la innovación tiene cada vez más mimbres de realidad que de proyecto. El movimiento de Wimbledon, el más rígido de todos los grandes, evidencia que la tendencia parece imparable.

Nadal se muestra tajante

Ante un entorno de juego acelerado, la postura de Rafael Nadal fue tajante. “Tengo 32 años. No sé cuánto tiempo más voy a seguir jugando. Así que es algo que no me preocupa”, advirtió. “Personalmente, no siento que me vaya a molestar. En términos deportivos, depende. Si quieres ver un juego frenético sin pensar, bien hecho. Si quieres mantener un deporte donde se pueda meditar, donde tengas que jugar con más tácticas, largos y buenos intercambios, entonces estamos yendo en el camino equivocado”, razonó el español.

El número 1 mundial, que ha forjado toda su carrera deportiva junto al debate sobre el tiempo entre puntos, expresó la disconformidad más notable del vestuario. “Parece que solo se trata del negocio. No puedo apoyar esto porque los partidos que quedan en la historia no se resuelven así de rápido”, indicó el balear chasqueando los dedos ante la prensa. “No recuerdo un partido emotivo cuya duración fuera de dos horas. Todos los encuentros que han dejado huella en la historia de nuestro deporte han durado cuatro o cinco horas. Para jugar ese tipo de partidos necesitas tiempo entre los puntos. Uno no puede disputar intercambios largos, puntos emocionantes… y tener apenas 25 segundos entre puntos”, cerró el español.

placeholder Serena, en Wimbledon. (EFE)
Serena, en Wimbledon. (EFE)

"Si esto funciona para los aficionados..."

Como en cualquier debate, las opiniones se movieron en un abanico de direcciones. Uno de los más receptivos con la idea fue Juan Martín del Potro, un jugador de golpes violentos y gran dominador del juego frenético. “Están intentando hacernos jugar más rápido”, afirmó con una media sonrisa en el rostro. “Si esto funciona para los aficionados, para las televisiones y para nosotros puede ser una buena manera de mejorar nuestro deporte”, indicó subrayando su conformidad con la reforma propuesta. “Intentamos adaptarnos a los cambios. A mí me parece bien”.

“Yo no estoy contento por una sencilla razón: los tenistas no hemos sido consultados”, respondió Djokovic, miembro del Consejo de Jugadores ATP desde 2016 y recientemente elegido para continuar en la mesa de decisiones hasta 2020. Un organismo que ejecuta planes para el ATP World Tour, con una influencia menor en la Federación Internacional de Tenis (ITF) que rige los designios de los torneos del Grand Slam. “Nunca nos piden opinión, no participamos en la conversación ni en la toma de decisiones. Y eso es frustrante”.

Salvo por la forma, criticada de forma muy vehemente, el balcánico aceptó el fondo de la reforma. “No tengo mucho en contra del reloj y entiendo lo que intentar conseguir con ello”, indicó, compartiendo la postura de Del Potro. “ATP lo introdujo en las NextGen Finals el año pasado. Todos tratan de atraer a las nuevas generaciones, muy conectadas al mundo digital. El margen de atención puede que no sea el de antes, salvo que seas un seguidor acérrimo del tenis”, señala el serbio, uno de los jugadores más físicos del circuito.

“Entiendo que cuando el juez de silla canta el marcador comienza la cuenta atrás de 25 segundos. Depende de ellos. Tras un intercambio de 35 golpes esperar a que el público termina de animar y que en ese momento empiece me parece bien. Eso es respetuoso para los jugadores”.

Así, Nadal y Djokovic mostraron ideas discrepantes sobre un asunto que puede afectarles del mismo modo. A fin de cuentas, dos jugadores que hicieron leyenda en batallas interminables: suyo es el partido a tres mangas más largo de la Era Abierta (4 horas y 3 minutos en la semifinales de Madrid 2009) y la final de Grand Slam más extensa de todos los tiempos (5 horas y 53 minutos en el Abierto de Australia 2012).

En un torneo como Wimbledon donde todo está medido, desde los 8 milímetros de la hierba hasta la tonalidad del blanco en las prendas, ni siquiera el tiempo quiere escapar el rigor más absoluto.

El tiempo vale oro y en el tenis algo más que eso. La voluntad por acelerar el juego llega a cualquier rincón del deporte, y Wimbledon no es una excepción. El torneo más tradicional de todos, el que introduce a los jugadores en la rigidez de normas centenarias, se plantea aceptar la llamada del juego acelerado. En la temporada 2019, la siguiente edición del evento, podría verse un reloj en pista para controlar el tiempo transcurrido entre cada punto... para 'desgracia' de Rafa Nadal.

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