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La historia más increíble de Roland Garros: 10 horas en coche y victoria improvisada
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La aventura del 'repesca' TRUNGELLITI

La historia más increíble de Roland Garros: 10 horas en coche y victoria improvisada

El argentino Marco Trungelliti fue eliminado en la fase previa de Roland Garros, se marchó a Barcelona y se enteró por su mujer que tenía que regresar a disputar el torneo

Foto: El argentino Trungelliti en Roland Garros. (Reuters)
El argentino Trungelliti en Roland Garros. (Reuters)

Una historia digna de un buen guionista. Imaginen que juegan la fase previa de Roland Garros y son eliminados. Se trasladan de París a Barcelona y se une a su familia. Hacen una barbacoa, se despreocupa del torneo y, de repente, sucede el milagro. Usted no tiene redes sociales, es ajeno a muchas conversaciones y sólo a través de su mujer se entera de que puede entrar finalmente en el cuadro. En cinco minutos agarra la maleta, sube al coche y conduce durante 10 horas de vuelta a París. Apenas duerme, llega al club y gana el partido en el cuadro final del torneo. No hace falta comprar el guión para hacer la película. Sucedió en París. El protagonista es el argentino Marco Trungelliti y es la gran estrella en la primera semana del Grand Slam francés.

“Mi abuela estaba en la ducha y le dije que nos íbamos a París”. La historia que relata el número 190 del ránking ATP es digna de contar a sus nietos y a generaciones enteras. Con una naturalidad que impresiona, el sudamericano fue el protagonista de la gran aventura para abrir Roland Garros. Un viaje por carretera desde Barcelona hasta la meca del tenis sobre tierra batida. “Mi hermano, mi abuela y mi madre vinieron a España hace una semana. En teoría iban a venir al torneo pero perdí. Y me marché de Roland Garros”, relata Trungelliti, que se reunió con su familia en la Ciudad Condal. Roland Garros era historia, apenas un recuerdo. Un destino a olvidar hasta el próximo año. Y sus planes de repente cambiaron. “Ellos habían alquilado un coche para hacer turismo por Barcelona y otra ciudades españolas, pero entonces sucedió”, desvela.

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“Mi entrenador me dijo ‘fíjate en Safwat, el egipcio que jugó ayer está compitiendo ahora. Tal vez debas echar un vistazo. Pregunta a ver si puedes entrar en el torneo. Pregunté y me dijeron que era el primer reserva’. El consejo no pudo ser más certero. Entre los jugadores eliminados en la fase previa Trungelliti era el mejor ubicado en el ranking. Si llegaba a la firma, un mecanismo para repesca a tenistas en caso de bajas de última hora, sería de la partida en Roland Garros. Y los kilómetros de distancia no fueron un obstáculo para su odisea. Tirando por la borda planes ya montados.

De la playa a París por carretera

“Estábamos listos para irnos a la playa”, indica Marco. “Es una de las razones por las que mi abuela había alquilado el coche. Quería visitar Barcelona y otros lugares. Siempre nos decía que solía organizar viajes improvisados con su marido. En cuestión de minutos. Ellos podría estar tomando café y él podría decir que se marchaban a otra ciudad. Mi abuela estaba en la ducha y le dije que nos íbamos a París. Se puso muy contenta”. Un relato que desató las carcajadas en la sala de prensa.

“Tuve cinco minutos para tomar la decisión. No fue muy largo”, señaló. “Mi maleta todavía estaba hecha. No la había abierto. Simplemente metí un par de cosas y estábamos listos para irnos. Paramos cada dos horas para tomar un café, porque entonces no estábamos seguros de poder jugar”, indica Trungelliti, que encontró en la carretera la opción mas factible para llegar a París. Unos vuelos de última hora suponían un desembolso enorme para la familia y el servicio de ferrocarriles se encontraba en mínimos para armar un viaje improvisado con un margen tan escaso.

Foto: El tenista, en un acto promocional en la Rafa Nadal Academy de Manacor. (EFE)


“Además había muchos vuelos cancelados, de modo que no tenía mucha esperanza. Tampoco hay muchos trenes ahora en Francia, así que la mejor opción siempre era el coche. Lo decidí, estaba armado. Me marché de Barcelona alrededor de las 13.00 y llegamos alrededor de las 23.00 a París. Fueron unas 10 horas por carretera. Para nosotros es algo normal en Argentina. Si no vives en Buenos Aires, unos centenares de kilómetros no son nada. Puedes hacer esa distancia y no encontrar una ciudad en el trayecto. No ha sido una gran aventura para nosotros. Estamos acostumbrados, tomamos la autopista y todo fue bien. En Argentina tenemos algo llamado la Ruta, un carril en cada sentido. Nunca sabes si seguirás vivo después de dos horas al volante”, indicó, añadiendo un toque de humor a la historia.

“El viaje fue correcto. En realidad no había mucha necesidad de parar. Había autopista en todo el recorrido, algo que no es habitual en Argentina. Allí nunca sabes con lo que te vas a encontrar. Si un conductor va a aparecer en sentido contrario, bajo efectos de las drogas o incluso bebido”, señaló con una sonrisa. “Así que nos vinimos a París y nos fuimos a dormir. No pude descansar demasiado, pero para correr rápido necesitas haber dormido. Para mí fue perfecto porque perdí, me marché, hice una barbacoa. Es una de las principales razones para estar vivo en Argentina. Me he sentido tranquilo, lo he vivido como algo normal”, señaló Marco, encontrándose con una preparación menos que ideal para la exigencia de un Grand Slam.

“Mi hermano condujo durante la mayor parte de las 10 horas. Quizá tomó el volante durante seis horas. Yo conduje durante cuatro y pusimos muchos tipos de música. A veces hasta la quitamos. Usamos Bluetooth. Tenemos un tipo de música folk de mi ciudad. Lo escuchamos también. Pero con calma. No había motivos para estresarse".

La victoria como premio a la aventura

Su aparición en París fue estelar. Con una historia conocida por la organización y parte de la grada, Trungelliti atrajo miradas hasta lograr culminar su gesta: vencer al australiano Bernard Tomic en cuatro mangas para ganarse la admiración de todos. “Hoy no ha sido complicado porque ya conocía la situación desde ayer. Mentalmente estaba preparado, aunque físicamente no tenía ni idea de cómo me encontraría”, reveló. “Al final ha estado bien. No he sentido presión en absoluto. Al perder el jueves ya no jugué el viernes y tampoco entrené el sábado. El domingo no hice nada. Simplemente calenté hoy y salí a la pista”.

En una jornada surrealista, una protagonista fue el pilar de Marco. Su abuela Daphne actuó como motor del argentino, convencido en todo momento de dar forma a la gesta. Mi abuela vivía en París hace 20 años. Ya conoce la ciudad. Los nervios que pasó fueron porque nunca va a los partidos, nunca los ve. Tiene una gran fe en Dios y pone velas a todos los santos. Es extraño que venga a la pista. Espero que esté bien. No quisiera matarla con el estrés”, bromeó. “No tiene ni idea de tenis. No sabe cómo funciona el marcador y me dijo que no se había enterado de que el partido terminó cuando todos aplaudían. Ella es increíble. Cumplirá 89 años en un mes. Es maravillosa”.

Foto: Nadal y Thiem, tras el partido. (EFE)

Ahora, y tras firmar la gran gesta en la ronda inicial de Roland Garros, la prioridad deportiva vuelve a centrar la mente de Trungelliti. “Tengo una buena oportunidad para continuar. Las últimas dos veces perdí en segunda ronda, así que debo superarme. Tengo una opción en mis manos. Cuanta más tensión sientes menores serán tus opciones. Ahora debo volver a entrenar de nuevo, descansar y estoy seguro de que nos volveremos a ver el miércoles”, relató. “Ojalá pueda dormir durante un día y medio. No había tanta adrenalina porque si te tensas puede ser peor. Es cierto que estaba cansado, así que lo último que necesitaba era pensar en la aventura. Tomé el partido como una situación normal. Y fue bien”.

Una historia de ensueño ya no encuentra límites, y el margen para imaginar un gran final está en manos de Marco. “Lo mejor que podría pasarme sería ganar el miércoles. Sería algo mentalmente grande por muchas razones. Uno no tiene la opción de jugar una segunda ronda de Grand Slam cada día. Sé que es uno de los mejores jugadores del mundo así que será complicado. Tomaré el partido con tranquilidad”, señaló, desbordado por la atención generada. Una historia que superó cualquier expectativa. “Nunca he tenido una rueda de prensa tan multitudinaria”.

Es la historia de un amante del café, de hábitos sencillos y actitud relajada. Un tipo que vive a contracorriente en un mundo de inmediatez y nervios. “No estoy en las redes sociales. No siempre conozco aquello de lo que la gente habla. A veces me entero por mi mujer. No me doy cuenta de ciertas cosas”. La posibilidad de competir en Roland Garros, un sueño para todo tenista, fue una de esas cosas.

Foto: Rafa Nadal gana su décimo Roland Garros.

Una historia digna de un buen guionista. Imaginen que juegan la fase previa de Roland Garros y son eliminados. Se trasladan de París a Barcelona y se une a su familia. Hacen una barbacoa, se despreocupa del torneo y, de repente, sucede el milagro. Usted no tiene redes sociales, es ajeno a muchas conversaciones y sólo a través de su mujer se entera de que puede entrar finalmente en el cuadro. En cinco minutos agarra la maleta, sube al coche y conduce durante 10 horas de vuelta a París. Apenas duerme, llega al club y gana el partido en el cuadro final del torneo. No hace falta comprar el guión para hacer la película. Sucedió en París. El protagonista es el argentino Marco Trungelliti y es la gran estrella en la primera semana del Grand Slam francés.

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