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Conchita Martínez, el antídoto de Garbiñe Muguruza en los momentos de duda
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la apoyará en los cuatro próximos torneos

Conchita Martínez, el antídoto de Garbiñe Muguruza en los momentos de duda

La tenista hispanovenezolana vuelve a contar con la entrenadora, que la que labró una gran relación con ella en el equipo español y la apoyó en la conquista de su título de Wimbledon

Foto: Conchita y Garbiñe, en Wimbledon 2017. (Reuters)
Conchita y Garbiñe, en Wimbledon 2017. (Reuters)

La llamada llegó hace unos días y la respuesta no tardó en sonar al otro lado del teléfono: "Sí". No necesitó Conchita ni mucho tiempo para pensar, ni mirar demasiado el calendario. La propuesta era ilusionante, pero no nueva, ya antes ella y Garbiñe Muguruza han coincidido con evidente éxito. Sam Sumyk sigue siendo el entrenador jefe, la primera voz de consulta en la carrera de la hispanovenezolana. Pero a nadie se le escapa que la presencia de Martínez es muy provechosa.

Se conocieron hace años, porque en el mundo del tenis todos se conocen. Más aún si se piensa que Muguruza, desde muy niña, tenía madera de estrella. A nadie se le escapa viéndola jugar, cuando coge la raqueta y suelta el brazo es la imagen de lo que toda tenista debería ser. Así que Conchita pronto escuchó que allí había jugadora, que el futuro del tenis español pasaba por ella. Y a buen seguro estuvo enterada de los altibajos, de la lucha sorda para que compitiese por España y no por Venezuela. En fin, las noticias que iban saliendo de la perla caraqueña.

Foto: Conchita Martínez y Garbiñe Muguruza. (EFE)

Cuando Garbiñe empezó a eclosionar, Conchita Martínez ya era capitana del equipo de Fed Cup. La plantilla no era de lo más extensa, así que convencer a la jugadora e integrarla en las dinámicas de equipo parecía algo básico de cara al futuro de la selección. Ella aceptó pronto y en cuanto entró en el equipo todos percibieron que había química. A la jugadora le venía bien convivir en equipo, una de esas rarezas dentro del tenis. A la capitana ese talento le sumaba en lo deportivo y, como añadido, también en lo humano. Carla Suárez, la número uno española durante tantos años, también la acogió con cariño, tanto que las dos empezaron a jugar juntas en el circuito de dobles.

Conchita se convirtió en una presencia habitual en la vida de Muguruza. Hablaban de vez en cuando, se veían en los torneos. La personalidad de la aragonesa, además, es altamente positiva para una jugadora como Garbiñe, a la que la parte que más le cuesta es mantenerse estable y concienciada. Es una ganadora de dos 'grand slam', palabras mayores, pero también es una tenista que se despedaza con facilidad, que encuentra dificultades homéricas en partidos que deberían ser poco más que rutinarios.

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GRAF7926. MADRID (ESPAÑA), 09 02 2018.-Fotografía facilitada por Conchita Martínez (i), que se une como entrenadora al equipo técnico de Garbiñe Muguruza, la tenista española del momento y una de las mejores de la historia volverán a trabajar juntas en el evento de Doha, que comienza el 12 de febrero, laextenista y excapitana de los equipos españoles de Copa Davis y Copa Federación Conchita Martínez aseguró este viernes que es 'muy gratificante' volver a trabajar junto a su compatriota Garbiñe Muguruza, a la que acompañará en los torneos de Doha, Dubai, Indian Wells y Miami.EFE---SOLO USO EDITORIAL---

La importancia de la psicología

No hay nada como la conversación para atajar esa clase de problemas. Muguruza tiene el tenis, pero necesita creérselo. Entender que no hay rival pequeña ni día fácil, que si no entran los dos primeros puntos ganadores no hay que desesperarse porque en un caso como el suyo lo más probable es que sí terminen entrando. Al fin y al cabo, es una de las tenistas con más talento del circuito.

Conchita es una excelente entrenadora, pero también tiene un punto de psicóloga. No grita, no se exalta, habla con normalidad. Le ofrece, además, la perspectiva de quien ya ha estado en esa situación. Martínez fue en su día una de las mejores jugadoras del mundo, número 2, campeona de Wimbledon... también fue una tenista con problemas, que tuvo que adaptarse a muchas situaciones adversas y que conoció en primera mano lo que eran las derrotas dolorosas. Hay determinadas cosas que te las puede contar un extraño, pero que se escuchan más y mejor cuando vienen de alguien que ha vivido todo eso.

Antes del último Wimbledon, y siendo aún capitana de la Fed Cup, Garbiñe llamó a Conchita por primera vez. Sumyk tenía problemas familiares que le impedían acudir a esa parte del calendario y ella pensó en el recurso de Martínez. Empezar de cero es complicado, así que meterse en medio de la temporada con alguien y tener que adaptarse no era lógico, la aragonesa cuadraba a la perfección. No ganó el gran torneo por su entrenadora, en el tenis siempre gana el tenista, pero es obvio que la relación entre ambas podía dar buenos frutos.

placeholder Garbiñe decepcionó en Australia. (EFE)
Garbiñe decepcionó en Australia. (EFE)

"Sé que siempre podré contar con ella"

"Para mí, la alta intensidad cuando juegas un partido es muy importante, ella lo ha hecho, ha jugado relajada pero con intensidad, punto a punto, siempre se lo intento decir, no pienses en nada más que en eso", manifestaba Martínez en aquellas dos semanas mágicas en las que la española terminó conquistando Wimbledon. Las dos comparten también esa vivencia, y solo ellas dos entre las tenistas españolas. Otro vínculo que está ahí.

Foto: Conchita Martínez en Palma. (EFE)

El buen rollo entre ambas se demostró también en los días malos de la aragonesa, cuando la Federación le comunicó que no quería que siguiera ni como entrenadora de Davis ni, para mayor sorpresa, como capitana de la Fed Cup. Garbiñe se expresó con calma, pero también con rotundidad, a ella no le habían consultado para tomar esa decisión porque, si lo hubiesen hecho, había manifestado que quería que se quedase. "Sé que siempre podré contar con ella, en cualquier momento", comentaba la deportista en los días en los que se anunciaba la salida de Martínez del equipo. Y así fue, meses después llegó la llamada y el sí.

La alianza es, de nuevo, algo temporal, aunque Conchita siempre estará ahí, oficial o extraoficialmente. Una vez más, Garbiñe tiene que resetear sus ideas, entender que el principio de temporada es malo y encontrar los modos de canalizar su juego para volver a su mejor versión, esa que le lleva a ganar torneos de 'grand slam'. Muguruza tiene tenis para eso, para ser la mejor, pero necesita encauzarlo convenientemente. Ese, junto con su físico, algo quebradizo, es el problema de la tenista española. Buscar soluciones para modificar un patrón siempre es complicado y por eso el recurso de Conchita tiene toda la lógica del mundo: es el medicamento que se sabe que funciona.

La llamada llegó hace unos días y la respuesta no tardó en sonar al otro lado del teléfono: "Sí". No necesitó Conchita ni mucho tiempo para pensar, ni mirar demasiado el calendario. La propuesta era ilusionante, pero no nueva, ya antes ella y Garbiñe Muguruza han coincidido con evidente éxito. Sam Sumyk sigue siendo el entrenador jefe, la primera voz de consulta en la carrera de la hispanovenezolana. Pero a nadie se le escapa que la presencia de Martínez es muy provechosa.

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