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Nadal encuentra una marcha más para eliminar al correoso Schwartzman
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se impuso por 6-3, 6-7, 6-3 y 6-3

Nadal encuentra una marcha más para eliminar al correoso Schwartzman

Rafa perdió el primer set del campeonato contra el argentino, pero supo recomponerse hasta vencer en cuatro a un jugador que nunca dio una bola por perdida

Foto: Nadal, en el partido frente a Schwartzman. (EFE)
Nadal, en el partido frente a Schwartzman. (EFE)

El segundo juego del cuarto set es una definición compacta del partido entero. Saca Nadal, que va 1-0 abajo, y las cosas se complican. Diego Schwartzman, buen tenista, le mueve y le pone contra las cuerdas. Va teniendo bolas de ruptura, una detrás de otra. Está jugando de cine, poniendo a la estrella contra las cuerdas. Nadal las va salvando, llega al 'deuce' y sigue por detrás, pero él rema y rema. Se equivoca dos veces seguidas con el ojo de halcón, quizá es pronto para pedirlo, pero él mismo cree que en ese juego puede estar el desenlace. No deja de trabajar aunque en ocasiones parece perdido. Y gana, claro, porque es Nadal. De todas las figuras del deporte, probablemente de cualquier deporte, no hay una que se ponga el mono de trabajo con la convicción que lo hace Nadal. Muchas veces, la mayoría, gana por su extremo talento. Cuando no es así suele ganar también, porque vencer a Nadal requiere de un tesón para el rival al que los seres humanos no estamos acostumbrados.

El siguiente juego, por descontado, tuvo un rotura de servicio de Nadal. Algo parecido había pasado en el tercer set, que lo ganó Nadal después de haber perdido el segundo en el 'tie break'. Schwartzman propuso un partido duro, largo y pestoso. El argentino sabe que no mide 1.90, no tiene los golpes necesarios para acortar un punto y terminar ganándolo, pero juega mucho al tenis, varía todo el rato y se mueve bien. Es un rival a la altura de unos octavos de final de un Open de Australia y así lo demuestra el segundo set en el que tanto trabajó hasta llevárselo. Fue la única manga que logró concretar, pero durante todo el partido estuvo poniendo dificultades a Rafa.

Foto: Agassi comenta con Djokovic en Melbourne. (Reuters)

La conclusión primera para Nadal es que su tenis sigue bien. No fue un partido perfecto, tuvo errores, hubo momentos en los que no se le vio la potencia de otras ocasiones, pero en general demostró que el repertorio está presente y las piernas frescas para llegar a los lugares donde otros son incapaces de llegar. Nadal sigue siendo, en esencia, un gladiador, un jugador que tiene cientos de recursos pero que, por encima de todo, tiene un hambre de victoria casi infinito. Nunca dio una bola por perdida y ni ser ya un veterano ni haber ganado todo en su carrera ha cambiado eso. La ilusión sigue ahí.

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Tennis - Australian Open - Rod Laver Arena, Melbourne, Australia, January 21, 2018. Rafael Nadal of Spain reacts during his match against Diego Schwartzman of Argentina. REUTERS Thomas Peter TPX IMAGES OF THE DAY

Ahora toca CIlic

Fue un partido complicado para el español, aunque lo solventó con oficio. Casi cuatro horas sobre la pista, aguantando el calor y a un jugador que siempre parecía dispuesto a seguir peloteando, nunca quería que se acabase un punto. A veces, sin embargo, aparecía el martillo de Nadal. Rafa tiene algunos golpes de magia, esos 'passing', la derecha que vuela como caída de un caza bombardero... y todos tuvieron que salir a escena para batir a Schwartzman por 6-3, 6-7, 6-3 Y 6-3.

"Estoy un poco cansado, por supuesto, pero estoy bien, he podido luchar hasta el final, es mi primer partido largo de 2018 porque he empezado un poco más tarde, pero ganar un partido tan duro da confianza, estoy muy contento por estar de nuevo en los cuartos de final", explicaba Nadal tras el encuentro. También le preguntaron por Toni Nadal, ausente por primera vez en un grande, ya no es parte del equipo aunque siga siendo un asesor especial. "Es un cambio, pero estoy contento con el equipo que tengo, hay mucha gente ayudándome y es bueno tener un buen equipo a tu alrededor. Con Toni hablo casi todos los días", comentaba.

Pensar en la siguiente ronda es meterse en todo lo contrario. Schwartzman mide 1.70 y es un jugador de ritmo, Marin Cilic se va a 1.98 y hará todo lo posible por recortar al máximo los puntos y confiar en su saque para dañar a Nadal. El croata venció sin grandes problemas a Pablo Carreño, que después de su gran US Open esta vez no estará en la segunda semana de un grande. Jugaba, todo hay que decirlo, con todo un campeón de un grande, uno al que, eso sí, ha ganado en cinco de sus seis duelos. Una piedra de toque excelente para seguir midiendo el estado de forma y el tenis de Nadal. Ya no hay bromas en la pista, quedan solo tres partidos más para tocar la gloria. Y Nadal, por supuesto, aspira a ese cielo, nunca menos de eso.

El segundo juego del cuarto set es una definición compacta del partido entero. Saca Nadal, que va 1-0 abajo, y las cosas se complican. Diego Schwartzman, buen tenista, le mueve y le pone contra las cuerdas. Va teniendo bolas de ruptura, una detrás de otra. Está jugando de cine, poniendo a la estrella contra las cuerdas. Nadal las va salvando, llega al 'deuce' y sigue por detrás, pero él rema y rema. Se equivoca dos veces seguidas con el ojo de halcón, quizá es pronto para pedirlo, pero él mismo cree que en ese juego puede estar el desenlace. No deja de trabajar aunque en ocasiones parece perdido. Y gana, claro, porque es Nadal. De todas las figuras del deporte, probablemente de cualquier deporte, no hay una que se ponga el mono de trabajo con la convicción que lo hace Nadal. Muchas veces, la mayoría, gana por su extremo talento. Cuando no es así suele ganar también, porque vencer a Nadal requiere de un tesón para el rival al que los seres humanos no estamos acostumbrados.

Rafa Nadal