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Garbiñe Muguruza quiere soñar con la Fed Cup por más difícil que parezca
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la primera ronda se juega en ostrava

Garbiñe Muguruza quiere soñar con la Fed Cup por más difícil que parezca

España juega contra la República Checa, campeona de la competición en las últimas tres ediciones. Un reto complicado pero, por primera vez en décadas, con una jugadora de primer nivel

Foto: Garbiñe Muguruza (EFE)
Garbiñe Muguruza (EFE)

Garbiñe Muguruza suena convencida. Dice que le gusta la Fed Cup y que, por qué no, España puede ganarla. Lo primero es irrefutable, desde que decidió que jugaría con España no ha faltado a la cita y se le ha dado excelentemente bien. Seis partidos de individuales, otras tantas victorias. Una historial sin mácula. Es una de las diez mejores jugadoras del mundo y parece muy confiada cuando forma parte de un equipo. Durante el año, en la soledad del circuito, hay otros fantasmas que se interponen en su camino. Cuando va acompañada, tutelada por la capitana Conchita Martínez, no falla.

Foto: Maria Sharapova con el trofeo de campeona de Madrid en 2014 (Reuters) Opinión

"La Copa Federación es muy diferente al día a día del circuito, se respira un gran ambiente y la verdad es que me gusta mucho. Hacemos mucha vida en común y todos nos sentimos parte de algo importante", explica la jugadora caraqueña. No es un caso único, a lo largo de la historia del torneo son muchas las jugadoras que han resaltado la importancia de sentirse parte de un todo, algo que no sucede en la cotidianidad del tenista.

La española, de todos modos, no es más que una primera piedra de un proyecto. La Fed Cup es una competición durísima, más incluso que la Davis. Para empezar, el Grupo Mundial solo tiene ocho equipos, lo que lleva a que ninguna ronda sea sencilla, sino todo lo contrario. Además, salvo lesiones o llevar el apellido Williams, son escasas las renuncias de tenistas en esta competición. Las buenas suelen estar presentes y se lo toman muy en serio. La semana pasada, en la Davis, solo Novak Djokovic acudió con su selección del top-10. Esta semana, solo en la eliminatoria de España, hay dos. Karolina Pliskova (3) y la propia Garbiñe (7).

El equipo de Conchita tuvo, además, la mala fortuna de encontrarse en primera ronda con la vigente campeona, República Checa. Más aún, las tres últimas temporadas han terminado con victoria de las centroeuropeas. El mayor coco de la competición. Y, encima, fuera de casa, en Ostrava, con una pista dura poco apta para las jugadoras españolas más allá de Muguruza. Más aún, con la ausencia por lesión de Carla Suárez, indiscutible número 2 del equipo español, una jugadora que ha rondado el top-10 de la WTA durante estos últimos años y que siempre ha demostrado un gran compromiso con el equipo nacional.

Cierto es, también, que en la República Checa hay una baja significativa, más dolorosa incluso que la de la canaria para España: Petra Kvitova. Las circunstancias de su ausencia son bien conocidas. Antes de Navidad, unos días después de proclamarse campeona de la Fed Cup por tercera vez consecutiva, Kvitova se encontraba en su casa cuando un ladrón intentó asaltarla. Forcejearon y él la hirió en una mano con arma blanca. Desde entonces está parada. Las lesiones se asumen como algo consustancial al deporte, un caso de esta gravedad, no.

Favoritas, de todos modos, las checas. Por tradición reciente y por plantel. A Pliskova se le une Barbora Strycova, que a los 30 años vive su mejor momento profesional y aparece en el ránking con el número 17 del mundo. Muy por encima de la segunda raqueta española, Lara Arruabarrena, que se encuentra en el puesto 70. "Los partidos hay que jugarlos, nunca se sabe qué puede pasar hasta que se juega el último punto", explicaba esta semana Garbiñe Muguruza a su patrocinador. Su gran confianza fue casi superada por la mejor checa, Pliskova, que no se ha cortado en comentar que "si juega a su nivel estándar será suficiente".

placeholder Conchita Martínez, María José Martínez, Garbiñe Muguruza, Lara Arruabarrena y Sara Sorribes (EFE)
Conchita Martínez, María José Martínez, Garbiñe Muguruza, Lara Arruabarrena y Sara Sorribes (EFE)

Los tres partidos de Garbiñe

Parece obvio que las posibilidades de España pasan porque Garbiñe juegue a su mejor nivel y, además de los dos partidos de individuales, se enrole también en el de dobles, que en la Fed Cup es el último de los que se juegan. Ella acepta el reto: "Me veo capacitada para jugar los tres puntos, me hace ilusión siempre jugar la Copa Federación, sinceramente, intentaré jugar lo mejor que pueda, dar lo mejor de mí y si me necesitan para todos los puntos ahí estaré", explica, tranquila, la española.

España lleva desde 1998 sin ganar esta competición. Desde 2008 sin aparecer en una final. El tiempo transcurrido no es una casualidad, el tenis femenino del país vivió una edad de oro en los noventa con Conchita Martínez y Arantxa Sánchez Vicario, dos jugadoras que siempre se encontraban entre las cinco mejores del mundo. Un equipo temible que fue capaz de construir una dinastía, cinco títulos en siete años, una demostración de fuerza que pocos países han podido emular. El problema vino con su ausencia, el nivel cayó y, aunque siempre hubo jugadoras buenas, nunca se llegó al nivel de aquellos tiempos. Raro es que salga una jugadora así, ni que decir tiene que dos de manera simultánea es una rareza única.

Foto: Garbiñe Muguruza en uno de sus partidos en el Open de Australia. (EFE)

La irrupción de Garbiñe Muguruza cambia un poco la ecuación. Ella también está hecha de otra pasta, del nivel de las campeonas de Grand Slam -demostrado- con potencial para tener una larga y fructífera carrera con la raqueta. No se puede descartar que gane más veces en el gran escenario, ni que algún día llegue a ser número 1 del mundo. Es cierto, difícilmente se compondrá un equipo como el de aquellos días, no parece que en un futuro cercano vaya a surgir una segunda espada del nivel que llegó a tener Conchita Martínez. Pero Garbiñe es una piedra desde la que construir, una jugadora de raza que ha demostrado ya en esta competición su capacidad de liderar un equipo. Las eliminatorias son cortas, tener una jugadora desequilibrante acerca mucho al objetivo.

Por eso cuando Garbiñe dice que España puede ser campeona no expresa un sueño sino una convicción. Malo sería, es verdad, que no la tuviese. Lo primero que se necesita es la voluntad, y ella la tiene. Hay en la competición un factor más a tener en cuenta, y es que, normalmente, exige jugar contra tenistas de primer rango. Son pocos equipos y todos con dinamita suficiente para hacer daño. Esto, que sería un peligro para cualquiera, no lo es tanto para Muguruza, que tiene el problema de la desconexión en los partidos de menos peso.

Igual no es esta vez, las circunstancias son difíciles, el equipo español se enfrenta contra el equipo más duro con todas las circunstancias en contra. Todos los miembros del equipo lo saben y se apresuran a recordar que la partida será muy complicada, no se dan por vencidas pero se saben víctimas propiciatorias. Sí, todo es cierto, quizá no es el momento. Pero, y Garbiñe lo repite con frecuencia, nunca hay que dejar de intentarlo.

Garbiñe Muguruza suena convencida. Dice que le gusta la Fed Cup y que, por qué no, España puede ganarla. Lo primero es irrefutable, desde que decidió que jugaría con España no ha faltado a la cita y se le ha dado excelentemente bien. Seis partidos de individuales, otras tantas victorias. Una historial sin mácula. Es una de las diez mejores jugadoras del mundo y parece muy confiada cuando forma parte de un equipo. Durante el año, en la soledad del circuito, hay otros fantasmas que se interponen en su camino. Cuando va acompañada, tutelada por la capitana Conchita Martínez, no falla.

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