La mejor Garbiñe Muguruza sigue paseándose por Melbourne

!Qué bien juega Garbiñe Muguruza cuando juega bien¡ En Australia ya está en cuartos de final, una ronda que nunca antes había alcanzado en el primer Grand Slam del año. El resultado, por sí mismo, ya sería motivo de alegría para sus seguidores, pero es preciso señalar que las sensaciones son incluso mejores que los resultados. Porque se está viendo sobre la pista a una jugadora poderosa, sin dudas, sin resquicios. Un muro difícil de subir para cualquier tenista del mundo.

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Garbiñe Muguruza se relaja para atemorizar a sus posibles rivales

Gonzalo Cabeza

Sorana Cirstea venía de una serie de rondas fáciles y no pudo en ningún momento meterse en el ritmo que exige jugar contra Muguruza. En realidad, la rumana solo puede aspirar a ganar un partido así si su rival flojea. Y no fue el caso, ni mucho menos. En el inicio del partido Cirstea ganó el primer juego con su saque. En los tres siguientes fue incapaz de sacar un solo punto.

Y esa fue la tónica general del encuentro, con Garbiñe en estado de gracia, moviéndose con tranquilidad por la pista y desplegando todos los golpes de su repertorio, que son casi infinitos. Tanto la derecha como el revés, pues ambos son de primera categoría mundial, encontraban profundidad y bailaban con las líneas. Cirstea era incapaz de encontrar algo de estabilidad, no le dejaba la caraqueña, que la martilleaba una y otra y otra vez con sus golpes.

Lo más reseñable en Garbiñe, una vez más en este torneo de Melbourne, es que parece relajada y sin ansia. Se hace hincapié en esto porque es lo que le falta normalmente. Nadie dudaría de su juego, porque es excelente, pero eso tiene que conjugarlo con la tranquilidad que a veces pierde. En ese sentido hay un dato que tiene que sacarle una sonrisa: solo cometió nueve errores no forzados. Es decir, logró estar concentrada y precisa durante el partido, no pecó del exceso de agresividad que en ocasiones ensombrece su trabajo. Nada de eso, en Australia parece plenamente convencida de que es una jugadora especial y de que no necesita forzarlo para ganar los partidos.

"Sorana es muy agresiva, los puntos eran muy cortos y he estado intentando fallar poco", explicaba después Muguruza. Lo consiguió y, además, reafirmó una tendencia que se le está viendo en el comienzo de temporada y que no aparecía normalmente en ella: una buena lectura de juego. Si Cirstea es agresiva y tiende a desesperarse no es necesario apresurarse, ya fallará ella. La demostración del éxito es que solo estuvo una hora y cinco minutos en la pista.

A la espera de las mejores

Garbiñe no se ha encontrado aún en el cuadro con ninguna de las mejores jugadoras del mundo, pero eso no quita un ápice de mérito al despliegue de su juego. En el caso de la caraqueña, y salvo honrosas excepciones, suele contar más su tenis que el de la rival que esté al otro lado de la red. Si Muguruza está a gusto, con las ideas claras, lo normal es que lleve la iniciativa, se monte en la bola y haga desaparecer a su contrincante.

Muguruza tiene el pedigrí de las campeonas de Grand Slam, las que en algún momento cruzaron el rubicón. Eso las convierte, automáticamente, en jugadoras especiales, porque en el circuito lo habitual es que se encuentren otras que no podrían ni soñar con tan alto honor. La española es joven y eso supone que esta es solo la quinta vez que llega a cuartos de final de un grande. En dos de las anteriores alcanzó la final.

Garbiñe tuvo otra noticia después de su partido contra Cirstea. Angelique Kerber, número uno del mundo y campeona el año pasado en Melbourne, no pudo con la estadounidense Coco Vandeweghe, una jugadora con menos méritos en su historial pero agresividad suficiente para hacer sufrir a cualquiera. Es decir, en principio, una jugadora de menor potencial para los cuartos de final. No será, en todo caso, nada fácil.