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La pretemporada más importante de Garbiñe empieza con un viaje y un quirófano
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trabajará primero en ginebra y luego en los Ángeles

La pretemporada más importante de Garbiñe empieza con un viaje y un quirófano

La tenista ha tenido una pequeña intervención en el tobillo que le impedirá entrenar a pleno rendimiento las primeras semanas después de las vacaciones. En 2017 tiene que definir su futuro

Foto: Garbiñe Muguruza (Facebook)
Garbiñe Muguruza (Facebook)

El tiempo no se detuvo aquel sábado 4 de junio. Ganar Roland Garros es, siempre será, una de las cumbres de la carrera de Garbiñe Muguruza, pero después de aquel día 4 vino el 5, y luego el 6... jornadas en las que la gloria no esperaba a la vuelta de la esquina, días propios de la existencia cotidiana de una estrella mundial, lo que no es exactamente una rutina normal, pero es la suya. Es evidente que la española no ha sabido gestionar esos meses posteriores. En Wimbledon, en los Juegos, en el US Open, en el torneo de maestras al que llegó 'in extremis'... muchos campeonatos que solo llevaron consigo desgracia.

Foto: Sharapova, en una foto reciente (Facebook)

Ahora toca empezar de cero. Es difícil cambiar el tiro en medio de una temporada, reorganizar todo para volver a encontrar sensaciones. Los tenistas, en primavera, verano y otoño, no paran de viajar, de jugar, viven en una vorágine que se lleva mal con la calma y el descanso, figuras importantes cuando se ha entrado en dinámica negativa. Por eso las próximas semanas son cruciales para el año 2017 de Garbiñe Muguruza, quizá, quién sabe, para su carrera entera. Al final la tenista, con su juventud, su talento y su Grand Slam debajo del brazo, está ante la disyuntiva fundamental ¿Qué quiere ser de mayor?

Puede ser leyenda, también quedarse en una jugadora que apuntaba al cielo y se quedó por el camino. Eso es lo que se juega en la próxima temporada. Estos días, Garbiñe ha contado en su patrocinado blog cómo se plantea los primeros días de pretemporada. Antes de empezar ha decidido desconectar. Ha viajado por Egipto con amigos, ha estado en las pirámides y enriquecido sus vivencias en un país por el que el tenis no pasa. "¡He cargado pilas!", escribe en su bitácora.

A nadie se le escapa que eso, lo de cargar pilas, era especialmente necesario en la española. Ha pasado los últimos meses con respuestas vagas en sus continuas ruedas de prensa, con el brillo de los ojos algo apagado porque ella misma es la primera que no concibe la derrota como algo común para su tenis. Por más que se afane en repetir que perder es algo natural, Garbiñe sabe que las cosas no se estaban haciendo bien, que perder no es una circunstancia anómala cuando el tenis se ha olvidado.

La cabeza es uno de los puntos débiles de Garbiñe Muguruza. No faltan análisis al respecto, y para cualquier aficionado es evidente que no hay nada de normal en que la número dos del mundo pierda contra rivales sin ningún tipo de caché, como le pasó en repetidas ocasiones a lo largo de la temporada pasada. Como tampoco es corriente que tenga, o parezca tener, menos problemas para plantear partidos contra las grandes estrellas del circuito que ante jornaleras que se ganan la vida a duras penas portando una raqueta. El mayor enigma de la hispanovenezolana está en su cabeza, pero es un tema que siempre parece pasar por alto en sus entrevistas. En ningún momento se le ha visto hablar de la necesidad de un entrenamiento en ese sentido, no hay constancia de que nunca haya acudido a un psicólogo deportivo que pueda ayudarle a enfocar mejor su carrera. Como era de esperar, porque las cosas no cambian de repente, eso tampoco está entre las novedades de esta pretemporada.

No habrá psicólogo, pues la única pista que da en el terreno mental Garbiñe está referida a los problemas de estrés, pero no a la manera de solucionarlos. "Afronto el año con tranquilidad, con ganas de trabajar bien y sabiendo que la presión va a estar ahí siempre, que es parte de mi vida y de que estoy aprendiendo a llevarla", explica en las últimas líneas de su escrito. No da más datos de ese aprendizaje, que hasta el momento solo puede ser considerado como muy deficiente.

Los problemas de armonía personal, evidentes, no han sido los únicos a los que se ha enfrentado Muguruza esta temporada. Hubo un momento en el que parecía que todo era la cabeza, pero el error también estaba en el físico, ya no llegaba a las bolas y se encontraba más pesada, eso la obligaba a arriesgar más para correr menos con el resultado lógico de ese patrón de juego: un rosario de errores. El problema era la cabeza, pero también la táctica y el físico, lastres que no le permitían jugar con la soltura que ha llegado a demostrar como tenista.

Problemas en el tobillo

Bueno es el descanso para ello y, también, un acondicionamiento físico acorde con una jugadora de su nivel. Lo primero que ha hecho la caraqueña al volver de Egipto ha sido operarse del tobillo izquierdo. Nada grave, una cosa rutinaria para eliminar algunas molestias con las que jugaba últimamente. Para ello se ha procedido a una depuración de la articulación que, en principio, debe hacerle más sencillo el entrenamiento. Garbiñe tiene, de siempre, problemas de tobillo. Es una cuestión de fisionomía, tiene un cuerpo enorme, por encima del 1.80 y de evidente fuerza, pero unos tobillos muy finos que a duras penas soportan la tensión a la que se ven sometidos. "Ya sabéis, mis pies y mis tobillos son delicados", comenta la jugadora en su carta bancaria.

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Este ligero tratamiento, ya realizado, tiene consecuencias secundarias. En la primera fase de entrenamientos, que realizará en Ginebra, donde cambió el año pasado su residencia, no podrá realizar algunos ejercicios típicos de esta época del año. No habrá multisaltos ni podrá tonificar las piernas como debería, aunque esto es solo una cuestión de tiempo, ya tendrá momento para fortalecerlas. Mientras tanto estará centrada en el trabajo del tren superior y de condición física de base. Su año empezará, consecuentemente, más en el gimnasio que en la pista.

Su idea, si todo marcha rodado, es irse dentro de unas semanas a Los Ángeles para continuar su trabajo, ya a pleno rendimiento. Su explicación tiene que ver con el clima, ya que imagina que la primera fase de la temporada, en enero en Australia, se encontrará con un calor extremo que es imposible replicar en la fría Suiza. Así que, para ir aclimatándose, prefiere ir a la costa del Pacífico estadounidense y hacer allí, territorio en el que el tenis es importante, una adecuación en la que se puede encontrar, además, jugadora de nivel con las que compartir entrenamientos.

Foto: Garbiñe, en el sorteo del Masters WTA. (EFE) Opinión

Si todo va bien tomará las uvas en Australia. La temporada pasada comenzó en Brisbane, torneo que arranca el 3 de enero, y en esta tiene planteado hacer el mismo recorrido. Sería conveniente que las cosas le fuesen algo mejor que hace un año, porque se encontró con un virus estomacal en la ciudad australiana que la impidió entrenarse con normalidad. Cuando se recuperó trató de avanzar su preparación a más velocidad de lo debido y terminó teniendo problemas físicos que la lastraron durante la primera gira importante de la temporada, esa que termina con el Abierto de Australia como plato fuerte. Aprendió en eso, al menos eso dice, que es mejor tomárselo con calma y no intentar correr cuando solo se puede andar.

Esa lección, la de saber parar y tomarse la vida con calma, es aplicable también a su tenis. A Garbiñe Muguruza no se le puede quitar la potencia o la agresividad, características que hacen su juego uno de los mejores del circuito, pero debería aprender también a controlar sus virtudes, a desarrollar patrones diferentes para ganar otras dimensiones como tenista. En eso, es de suponer, está empeñado Sam Sumyk, su entrenador desde hace unos meses, el que más se ha desesperado por ver como a veces el potencial de su pupila se escapaba por la rendijas. El problema ha sido la psicología, el físico y el tenis. También la incapacidad de darse cuenta de su lugar en el mundo, el descontrol de una vida después de un hecho tan sonado como ganar Roland Garros. Eso, que siempre estará ahí, ahora es pasado. Le toca elegir la tenista que quiere ser en 2017 y en lo que le queda de carrera.

El tiempo no se detuvo aquel sábado 4 de junio. Ganar Roland Garros es, siempre será, una de las cumbres de la carrera de Garbiñe Muguruza, pero después de aquel día 4 vino el 5, y luego el 6... jornadas en las que la gloria no esperaba a la vuelta de la esquina, días propios de la existencia cotidiana de una estrella mundial, lo que no es exactamente una rutina normal, pero es la suya. Es evidente que la española no ha sabido gestionar esos meses posteriores. En Wimbledon, en los Juegos, en el US Open, en el torneo de maestras al que llegó 'in extremis'... muchos campeonatos que solo llevaron consigo desgracia.

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