Lucas Pouille, la estrella que nació tras derrotar en un épico partido a Rafa Nadal

"Calma, calma, calma" se decía Lucas Pouille justo después de cerrar en la red un enorme punto que le daba tres bolas de partido ante Rafa Nadal. No era un brindis al sol ni un gesto de cara a la galería, simplemente se pedía a sí mismo concentración para recordarse que, ante un súper clase como el español, el partido nunca está ganado hasta que se consigue el último punto. Un ejemplo que explica por qué el verdugo del balear en el US Open está llamado a grandes éxitos.

Lucas Pouille se ha convertido por méritos propios en la gran revelación del último Grand Slam de la temporada. El galo, con sólo 22 años, está firmando la mejor temporada de su vida, para confirmar la evidencia: tiene mimbres suficientes como para ser uno de los grandes jugadores de los próximos años. Calidad tiene, margen de mejora, también... y, sobre todo, una resistencia mental que impresiona, precisamente la cualidad que distingue a los grandes tenistas del resto de jugadores.

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No en vano, el francés supo sobreponerse a la adversidad en dos momentos clave del partido: con 4 a 4 y servicio, Pouille se encontró con una bola en la red para hacer un 'smash', pero Rafa Nadal, en un gesto increíble, la devolvió con un globo que levantó al público y que le sirvió para ponerse con punto de 'break'. El galo, lejos de ponerse nervioso, mantuvo la calma para llevarse el juego. Y, tras perder las tres bolas de partido sobre las que se pedía "calma", vivió la misma situación: no perdió la concentración y supo esperar su siguiente oportunidad para cerrar con un 'drive' a la línea la histórica victoria ante Nadal.

"Puedo ser el mejor de mi edad, pero nunca se sabe qué puede suceder. A lo mejor, de repente, empiezo a perder partidos", confesaba Pouille en 2013 tras la primera victoria de su carrera en Roland Garros ante Alex Kuznetsov. La expectación entonces era máxima, pero Pouille tenía los pies en la tierra: "Todo el mundo me pregunta por mi gran derecha y yo les respondo que aún tengo mucho que mejorar con mi saque y con el revés".

Cuatro victorias ante los 'Top Ten'

Profesional desde el año 2013, su mejora ha sido clara en los últimos años, llegando su gran explosión en la presente temporada. Después de unos primeros años de contacto con el circuito al más alto nivel, ha sido 2016 su despegue definitivo, el año en el que ha descubierto que, manteniendo su mejor tenis, está llamado a conseguir grandes éxitos. No en vano, ya se ha convertido en un habitual de las rondas finales de algunos de los torneos que ha disputado.

Sin éxitos de relumbrón, no es menos cierto que ha conseguido meterse entre los mejores en varios torneos importantes. Hasta la fecha, su mejor resultado es la final del ATP 250 de Bucarest -perdió el título ante Fernando Verdasco-, pero también suma unos cuartos de final en Wimbledon, dos octavos de final en Miami y Montecarlo, y unas semifinales en Roma. Ahora, también ha logrado meterse en los cuartos de final del US Open.

A sus 22 años, ya está en el 25º puesto del ránking de la ATP- que mejorará cuando acabe el último Grand Slam de la temporada- y suma en su haber cuatro victorias antes Top Ten: dos ante David Ferrer, otra ante Richard Gasquet y la conseguida frente a Nadal. La de este domingo es, sin duda, su mejor victoria desde que es profesional, pues no sólo derrotó a un jugador que llegaba en un momento ascendente, sino que le ganó en su especialidad: la mentalidad.

No sólo mostró un juego consistente, apoyado en un buen manejo desde el fondo de la pista y una buena lectura de sus subidas a la red, sino que confirmó ser un jugador realmente fuerte de cabeza, faceta en la que ha jugado un papel fundamental su entrenador, Emmanuel Planque: "Manu es quien hace que me dé cuenta de que puedo ser fuerte y que debo creer firmemente en mí", confiesa. Ha nacido una estrella en el US Open: ¿estaremos ante un jugador capaz de marcar una época? Sólo el tiempo lo dirá. Eso sí, su mentalidad está diseñada para convertirse en un gran campeón.