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El triple medallista paralímpico que acabó supervisando las elecciones al tenis español
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El triple medallista paralímpico que acabó supervisando las elecciones al tenis español

Mariano Ruiz, que tiene una agudeza visual de solo un 10% preside la Junta Electoral a las elecciones de un deporte con un pasado turbio. La suya es una historia de superación

Foto: Mariano Ruiz con Chema Martínez (Madrid)
Mariano Ruiz con Chema Martínez (Madrid)
Foto: Miguel Díaz (FTM)

Las últimas elecciones de la Real Federación Española de Tenis distaron mucho de ser modélicas. La elección de los tiempos y las sospechas que se generaron a posteriori ahondaron en las ya de por sí profundas cicatrices en un deporte en el que la lucha institucional es una constante histórica. Terminado aquel proceso de 2012 las cosas no fueron a mejor, el ganador de aquellos comicios, José Luis Escañuela, terminó inhabilitado para desarrollar sus funciones. La RFET vio como quedaba Fernando Fernández-Ladreda de presidente interino, un asturiano que pronto anunció que no tenía interés en mantenerse al mando del tenis español cuando su tiempo expirase.

Ahora parece haber propósito de enmienda. Por primera vez el colectivo elegido para supervisar el proceso electoral no emana de alguna facción de dentro del tenis sino que es genuinamente independiente y con más conocimientos del derecho y del proceso electoral que del propio deporte en sí. El presidente elegido es Mariano Ruiz, abogado experto en derecho, con mínima relación con el tenis pero que conoce bien cómo se realizan unos comicios. Una característica más destaca en Ruiz que convierte su peripecia vital en un reto, en una historia de superación: solo tiene un diez por ciento de visión. Pero eso no le ha impedido cumpliendo objetivos en su vida.

"Yo soy licenciado en derecho y he llevado varios proceso electorales, el de la ONCE en tres elecciones diferentes también alguno en federaciones de deportes para discapacitados. En cosas de elecciones sí tengo cierta experiencia y controlo de derecho deportivo. Un día me preguntaron si me apetecía entrar en unas nuevas elecciones y me pidieron que enviase un currículum. Yo lo hice y me eligieron, pero no lo busqué. La RFET buscaba una junta independiente, que no tuviera relación con el tenis y por eso me llamaron", explica Mariano Ruiz al teléfono.

placeholder Mariano Ruiz y Chema Martínez en un acto de la candidatura olímpica de Madrid.
Mariano Ruiz y Chema Martínez en un acto de la candidatura olímpica de Madrid.

Junto con Teresa Nadal y Germán Alonso-Alegre conforma la Junta Electoral que supervisará todo el proceso. Y desde el principio no lo han tenido fácil. En la presentación de candidatos se esperaba que concurriesen cuatro nombres, pero uno de ellos, quizá el más popular para el gran público, Alberto Berasategui, tuvo que caerse finalmente por no cumplir los requisitos exigidos como candidato. Hubo reclamación al TAD y este dio la razón a la Junta. "Hasta la fecha todo ha ido bien, estos días ha salido la resolución del TAD por el rechazo a su candidatura y nos han dado la razón en todo, no nos han contradicho en nada", explica.

Ser independiente es algo más sencillo cuando se es ajeno al mundo que se está controlando, lo cual no quita para que algunos intenten ponerse en contacto con los rectores del proceso. "Yo he coincidido con gente del tenis y me ha llamado gente relacionada, pero siempre me he limitado a responder que yo aplico la normativa desde un punto de vista técnico y lo que salga en la normativa, que está aprobada por el CSD, es lo que llevamos a cabo. Lo que se ajuste al reglamento entrará y lo que no se quedará fuera", cuenta el presidente de la Junta.

Queda preguntarse por qué se mete uno en un proceso así: "Me resulta entretenido, he estado en muchos procesos electorales y al principio piensas dónde te metes, pero para mí es sencillo, no tengo ningún interés en ningún candidato, ni siquiera les conozco. He llevado tres elecciones en la ONCE, donde votábamos 70.000 personas, y todos han salido perfectos".

Las medallas paralímpicas

Ruiz ha terminado casi por casualidad en el proceso electoral de la RFET, pero su vinculación con el deporte viene de mucho, mucho antes. No en vano hablamos de un triple medallista paralímpico. Para él, el deporte fue siempre algo recreativo, lo cual no quita para que pronto se convirtiera en un referente en el atletismo. "Llevo haciendo deporte desde que era un niño. Yo soy de un pueblo de Palencia que se llama Mudá y un maestro, a los 12 años, me dijo que no hiciera gimnasia. Yo me puse a correr en una era y vi que ganaba a los demás niños. Luego en el colegio mayor, en el Chaminade, seguí compitiendo y haciendo deporte. Era una afición solo, hubo momentos en los que lo dejé y luego volvía", recuerda.

placeholder Mariano Ruiz, compitiendo con España
Mariano Ruiz, compitiendo con España

Y tanto que fue así, su segunda paralimpiada, en Nueva York en 1984, decidió dejar de competir en una final porque en Madrid le esperaba un examen de derecho financiero que para él era prioritario. Cuatro años más tarde, en Seúl, ganó oros en 1.500 y 5.000 -también logró otro oro en Barcelona 92'-. De aquella época recuerda con cariño una anécdota familiar cuando retornó a Palencia. Hijo de una familia humilde, con un padre minero, vio como Informe Semanal, toda una institución televisiva en la época, pasaba un reportaje sobre sus logros. "Fue un acontecimiento en todo el pueblo, recuerdo mucho a mi padre viviéndolo como un niño, porque mi padre era muy auténtico, mi madre lo vivía de otra manera, más por dentro. Ellos sufrieron mucho con lo que pasó", cuenta Ruiz.

Lo que pasó es que, cuando tenía cuatro años, un medicamento inadecuado le atrofió el nervio óptico y le dejó con una visión mínima para el resto de su vida. Él muestra su bonhomía asegurando que no guarda rencor, que aquello le hizo la vida más difícil pero que no le impidió vivir, que es lo importante. Sus historias en las carreras que competía, la mayoría junto a deportistas sin ninguna discapacidad, dan para un libro largo. "En la carrera del agua, que aún se celebra en Madrid, que sale de Plaza de Castilla y termina en Islas Filipinas yo iba primero para entrar en meta, pero había que dar una vuelta por fuera de las instalaciones del Canal y yo entré sin darla. Había junto a la meta un kiosko de helados y allí me sacaron en una foto con las manos delante del kiosko como si me lo fuese a llevar. Salí, di la vuelta entera y al final quedé quinto", rememora. Algo parecido le sucedió en una media maratón, aunque en aquella ocasión dolió un poco más porque el premio final eran 100.000 pesetas. "Un buen dinero para la época, que yo era universitario, al final quedé segundo y me llevé la mitad", cuenta.

Foto: Manuel Orantes, en una imagen de archivo (EFE)

"En aquel tiempo era muy distinto, el deporte de las personas discapacitadas estaba en otro punto, no tenía la trascendencia que tiene hoy. Recuerdo correr carreras populares y llamaba mucho la atención, porque si tenía referencia de los que estaban en cabeza me pegaba a ellos, pero más de una vez perdí por quedarme solo sin referencias. Era muy curioso, pero nunca me lo tomé mal", relata. Para él, de todos modos, el deporte siempre fue una cuestión menor, algo secundario. Lo importante, lo sustancioso, era una carrera de Derecho que sacó con honores a pesar de que, en aquellos tiempos, la sociedad no estaba aún adaptada a las personas con algún tipo de discapacidad.

Muestra de ello es su intento de entrar en la carrera de fiscal. "Yo saqué muy buenas notas en la carrera, fui el número dos de mi promoción y todo el mundo me animó a opositar. A mi me gustaba el derecho civil y quería haber hecho registro, pero me dijeron que no podía ser por mi discapacidad. Preparé las oposiciones de fiscal porque el profesor de derecho penal me lo aconsejó. Aprobé el oral y luego en un examen médico vieron que no podía hacer el caso práctico. Fui a una prueba y me hicieron leer el BOE. Yo ya le dije que era imposible, que yo no podía leer y me contestaron que entonces no era apto. Recurrimos y nos dieron la razón después de tres años, pero no me guardaron las notas de los exámenes que había pasado. En aquel momento sufrí un poco", dice el presidente de la Junta Electoral de la RFET.

Su última función, por el momento, es garantizar que el proceso electoral del tenis sea pulquérrimo. Mariano Ruiz, que lo preside, no acostumbra a injerencias y fuerza no le falta, al fin y al cabo este no es un reto a la altura de otros. Su vida ha estado llena de obstáculos: "Cuesta mucho, tienes que luchar con muchas barreras. Pero yo lo tengo muy claro, hay que saltarlas. Al final te lo tomas con filosofía, yo sé que no veo y punto y no me importa decirlo".

Foto: Miguel Díaz (FTM)

Las últimas elecciones de la Real Federación Española de Tenis distaron mucho de ser modélicas. La elección de los tiempos y las sospechas que se generaron a posteriori ahondaron en las ya de por sí profundas cicatrices en un deporte en el que la lucha institucional es una constante histórica. Terminado aquel proceso de 2012 las cosas no fueron a mejor, el ganador de aquellos comicios, José Luis Escañuela, terminó inhabilitado para desarrollar sus funciones. La RFET vio como quedaba Fernando Fernández-Ladreda de presidente interino, un asturiano que pronto anunció que no tenía interés en mantenerse al mando del tenis español cuando su tiempo expirase.

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