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Las tenistas se indignan por los provocativos vestidos de Nike
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estimaban que se veía demasiado

Las tenistas se indignan por los provocativos vestidos de Nike

La marca estadounidense ha propuesto un diseño demasiado corto y vaporoso que hace que las tenistas se sientan incómodas. Las quejas han hecho que la firma busque una alternativa

Las marcas deportivas se estrujan las neuronas para conseguir sorprender en todos y cada uno de los Grand Slam de tenis. La tarea se complica aún más cuando toca Wimbledon, pues los británicos no aceptan en la ropa ningún color que no sea el blanco, lo que restringe sobremanera las opciones de los diseñadores. Sería absolutamente impensable, por ejemplo, el vestido con estampado de zebra que Adidas se sacó de la manga para el último Roland Garros, usado tanto por hombres como por mujeres.

Eso no quiere decir que no haya opciones, Wimbledon no acepta que jueguen con los colores, pero nada dicen de los patrones de costura, así que todos los años, aprovechando que el de Londres es el gran torneo del mundo del tenis, se inventan algo. Este año Nike ha decidido inventarse un traje muy suelto, vaporoso, y especialmente corto, poco adecuado para el movimiento propio del tenis. El traje se mueve demasiado y deja ver mucho más de lo que la mayor parte de las tenistas querrían. "Sentía que el vestido se iba a todas partes", contaba al The New York Times la tenista Rebeca Peterson. La sueca decidió ponerse una camiseta encima para quitarle vuelo.

La ocurrencia de Nike ha obligado a Katie Boulter a improvisar una cinta de pelo como cinturón para domar al tejido. Hradecka fue más taxativa incluso y se puso unos leggins para tapar lo más posible. Serena Williams, la principal estrella de la marca, reaccionó antes. Le anunció a la marca de Oregon que con ella no contasen y en Nike hicieron los cambios suficientes para entallarle el vestido y que sea similar, pero no igual. Ventajas de ser una leyenda.

"No me sentía cómoda"

La marca, presionada por algunas jugadoras, ha reaccionado y les ha dado una alternativa: una falta normal y una camiseta nueva. Roberta Vinci, campeona de Grand Slam, aprueba el cambio. "Estoy muy contenta del cambio, porque te sientes mejor en la pista si vistes de manera confortable", contaba tras su partido Daria Kasatkina. Sabin Lisicki, finalista en 2013, también ha preferido el look más tradicional. "No me sentía cómoda enseñando tanto", decía entre risas.

También hay alguna defensora ilustre del traje. Es el caso de Eugenie Bouchard, finalista en Londres en 2014, prometedora tenista y también modelo. Solo hay que ver sus redes sociales para ver su pasión por la vestimenta. "A mí me encanta, es bonito y corto, te sientes libre en tus movimientos, me hace gracia que la gente le preste tanta atención a esto, a mí me parece realmente bien", comenta la canadiense.

Nada de esto le afecta a Garbiñe Muguruza, que está patrocinada por Adidas. Aunque en su caso también hay algo especial. Cuando la marca alemana decidió poner de zebras a todas sus jugadoras ella se libró, pues su ropa siempre tiene un diseño especial creado por Stella McCartney.

Las marcas deportivas se estrujan las neuronas para conseguir sorprender en todos y cada uno de los Grand Slam de tenis. La tarea se complica aún más cuando toca Wimbledon, pues los británicos no aceptan en la ropa ningún color que no sea el blanco, lo que restringe sobremanera las opciones de los diseñadores. Sería absolutamente impensable, por ejemplo, el vestido con estampado de zebra que Adidas se sacó de la manga para el último Roland Garros, usado tanto por hombres como por mujeres.

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