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Es hora de que Nadal vuelva a tutear a Djokovic
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SE ENFRENTAN EN LAS SEMIFINALES DE LONDRES

Es hora de que Nadal vuelva a tutear a Djokovic

Confirmada su mejoría y con un pleno de victorias en el bolsillo, la Copa de Maestros se antoja como el escenario perfecto para que Nadal vuelva a tutear a Djokovic y asalte el último peldaño del ranking

Foto: Rafa Nadal, en el O2 de Londres (Reuters).
Rafa Nadal, en el O2 de Londres (Reuters).

Terminado el delicioso aperitivo, es hora de comenzar el gran banquete. La mesa está dispuesta en el O2 de Londres con sus mejores galas y espera a dos de sus más dignos invitados: en un extremo, Rafa Nadal y en el opuesto, Novak Djokovic. La vajilla de porcelana y la cubertería de plata brillarán a partir de las 15:00 horas, no es para menos. Mientras el mundo del deporte enfoca su atención en el Real Madrid-Barcelona que se disputa en el Santiago Bernabéu, a nadie se le escapa que el tenis vivirá su propio Clásico en la capital británica. El español llega a las semifinales con un recorrido impoluto: tres victorias en los tres partidos disputados ante Wawrinka, Murray y Ferrer. El serbio sólo ha hincado la rodilla ante Federer, su bestia negra en este excelso 2015. Hagan hueco en sus estómagos, el menú promete ser digno del mejor chef.

Los Clásicos marcan el ritmo deportivo de este sábado. En Madrid mandará el fútbol y en Londres, el tenis. Rafa Nadal y Novak Djokovic representan la obra más repetida en la era Open: juntos han representado sus papeles, con mejor o peor suerte, un total de 46 veces. Hasta el momento, es el mallorquín el encargado de inclinar ligeramente la balanza a su favor puesto que ha firmado 23 victorias por las 22 del serbio. Eso sí, para recordar la última vez que Nadal pasó por encima de Djokovic hay que viajar hasta la final de Roland Garros de 2014. Desde aquel partido, el actual número uno se ha cruzado con Rafa ocho veces… y el triunfo siempre ha sido de su propiedad.

Sus últimos tres encuentros han tenido lugar esta temporada: Montecarlo, Roland Garros y Pekín. Sobra recordar que fue Djokovic el que impuso su ley, sobre todo si tenemos en cuenta la excelsa temporada que está protagonizando el serbio: ha levantado diez títulos entre los que se encuentran tres Grand Slam y seis Masters 1.000. El número uno del mundo se antoja como un rival temible y, quizás, un plato de difícil digestión para el actual Rafa Nadal. A pesar de ello, hay platos que por muy al pie de la letra que se siga la receta nunca quedan igual. Algo parecido ocurre con Djokovic: en Londres su nivel ha descendido un poco sin abandonar la excelencia, se le ha visto dudas -mínimas, pero dudas al fin y al cabo- y un ligero cansancio. Entra dentro de lo normal después de su temporada, pero no deja de chocar en un tenista que suele administrarse para conservar su físico en la recta final del año.

Puede ser ésta una de las grietas por las que Nadal intente derribar el muro serbio. El mundo de la raqueta ha contemplado cómo Rafa emprendía una ardua búsqueda para reencontrarse con sí mismo, para volver a dar con el tenista que un día fue. Wawrinka, Berdych y Ferrer han sido buenas piedras de toque para probarse, pero existe especial interés en ver cómo responde ante Djokovic. Partido a partido, el número cinco del ranking ATP ha ido probándose para volver a dar con los ingredientes de su esencia. No se corta Nadal en la pista, sale con el cuchillo entre los dientes. Incisivo al ataque y en el resto, sin complejos. Sabe cómo moverse sobre la línea en el intercambio de golpes y no pierde oportunidad de meterse dentro de la pista cuando la jugada lo requiere. Ante semejante despliegue, sus limitaciones en el saque y en la red quedan perfectamente camufladas.

Confirmada su mejoría y con un pleno de victorias en el bolsillo, los que le conocen afirman que su actual nivel es de número dos y lo cierto es que la Copa de Maestros se antoja como el escenario perfecto para volver a tutear a Djokovic. Se trata del momento y el sitio oportunos para asaltar el último peldaño, el mismo que ocupan jugadores como el serbio, Murray o Federer. A nadie se le escapa que la vitola de favorito está colgada en el vestuario de Novak, tampoco a Toni Nadal que habló ante los micrófonos de 'Onda Cero': “No nos tenemos que engañar; durante todo el año ha demostrado que es el más fuerte del circuito y lo normal es que te gane”. A pesar de ello, mantiene la esperanza: “En un partido puede pasar de todo: desde que Rafa gane a que el otro te meta un correctivo, pero creo que tendremos opciones si juega al nivel del otro día contra Murray o Wawrinka. Además, le pilla en un buen momento de forma, recuperando sensaciones…”.

Djokovic se muestra confiado de cara a la semifinal de este sábado: “Aunque en los últimos dos encuentros no estuve bien, soy optimista de cara al partido contra Rafa y espero estar a mi mejor nivel. Nadal lleva varios meses jugando mucho mejor; se siente más cómodo sobre la pista. En los primeros partidos del torneo lo ha demostrado ya que falla menos bolas y sirve mucho mejor”. El mallorquín, por su parte, se muestra cauto cuando asegura que “a día de hoy, Djokovic juega en una liga que no es la mía; yo voy poco a poco para intentar llegar ahí. Estoy en otra liga distinta, pero estos últimos resultados muestran que es la liga en la que quiero estar”. Él mismo apuntó que en el tenis, con trabajo todo llega. Incluidas las victorias.

Terminado el delicioso aperitivo, es hora de comenzar el gran banquete. La mesa está dispuesta en el O2 de Londres con sus mejores galas y espera a dos de sus más dignos invitados: en un extremo, Rafa Nadal y en el opuesto, Novak Djokovic. La vajilla de porcelana y la cubertería de plata brillarán a partir de las 15:00 horas, no es para menos. Mientras el mundo del deporte enfoca su atención en el Real Madrid-Barcelona que se disputa en el Santiago Bernabéu, a nadie se le escapa que el tenis vivirá su propio Clásico en la capital británica. El español llega a las semifinales con un recorrido impoluto: tres victorias en los tres partidos disputados ante Wawrinka, Murray y Ferrer. El serbio sólo ha hincado la rodilla ante Federer, su bestia negra en este excelso 2015. Hagan hueco en sus estómagos, el menú promete ser digno del mejor chef.

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