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Nadal se reencuentra con la agresividad
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Nadal se reencuentra con la agresividad

Por un doble 6-3 superó Rafa Nadal a Mikhail Youzhny en Montreal. Cualquiera puede pensar que fue fácil, sencillo, rápido y para toda la familia. Pero no, tuvo partes de dos rombos

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Cuando uno observa el resultado de un partido de tenis puede sacar muchas conclusiones de lo que ha podido ser el partido sin haberlo visto o sin haber estado del todo atento a su devenir. Un 6-0 y 6-0 deja pocas dudas al respecto y el opinador prejuicioso acertaría en la mayoría de sus exposiciones. Un doble 6-3 permite unas conclusiones relativamente similares al anterior resultado expuesto, pero también puede evocar equivocaciones. Por ese resultado superó Rafa Nadal a Mikhail Youzhny en Montreal. Cualquiera puede pensar que fue fácil, sencillo, rápido y para toda la familia. Pero no, tuvo partes de dos rombos.

Me explico: no siempre un doble 6-3 supone que se haya disputado un partido fácil. Dicen mucho los juegos ganados, pero dicen incluso más los puntos ganados. Y para ganar al ruso, Nadal ganó muchos más puntos de los que cabe pensar. Fueron juegos largos, interminables, de varios deuces con los que el juez de silla hacía gala de su francés al gritar égalité. Youzhny exigió mucho a Rafa, que goteaba enormes cantidades de sudor ya desde los juegos iniciales. Por ello casi una hora y tres cuartos en ganar al 107 del mundo.

Éste era precisamente uno de esos partidos en los que la mente de Nadal se bloqueaba en otros torneos. Empezaba a fallar bolas fáciles, se le veía negar constantemente con la cabeza y se iba poco a poco del encuentro hasta que el rival, muy inferior, le dominaba y eliminaba. Ahora Nadal empieza de nuevo a ser muy agresivo, a querer ganar y a luchar todos los puntos. Nadal buscó las líneas, trató de encontrar las esquinas para hacer todo el daño posible a Youzhny y ganar el partido. No sólo eso, sino ganarlo cuanto antes, mejor. Tardó más de lo que hubiera querido, pero es que el ruso sabe jugar a este deporte a pesar de su modesta clasificación en la ATP.

Desde hace tiempo hay que andarse con pies de plomo cuando se valora el estado de forma de Nadal. Si algo le ha caracterizado en los últimos meses es un desequilibrio entre los diferentes partidos que juega en un mismo torneo. Un día se le ve animado, agresivo, victorioso en definitiva, y al día siguiente puede estar fuera de sí y caer contra cualquier contrario. No obstante, hay algo diferente en él en Canadá. ¿Confianza, quizá? Probablemente. A estas alturas de su carrera no hay ningún golpe que le quede por aprender o mejorar: todo lo que acierta o falla viene provocado por su mente. Cuando la tiene clara, cuando recuerda quién es y qué ha hecho, Rafa vuelve a ser Nadal.

Cuando uno observa el resultado de un partido de tenis puede sacar muchas conclusiones de lo que ha podido ser el partido sin haberlo visto o sin haber estado del todo atento a su devenir. Un 6-0 y 6-0 deja pocas dudas al respecto y el opinador prejuicioso acertaría en la mayoría de sus exposiciones. Un doble 6-3 permite unas conclusiones relativamente similares al anterior resultado expuesto, pero también puede evocar equivocaciones. Por ese resultado superó Rafa Nadal a Mikhail Youzhny en Montreal. Cualquiera puede pensar que fue fácil, sencillo, rápido y para toda la familia. Pero no, tuvo partes de dos rombos.

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