La semana de menos a más de Nadal concluye ante su bestia negra en 2015

"Me sentí muy cómodo en la pista hoy". Rafa Nadal se plantó en la final del torneo de Hamburgo con unas sensaciones muy difeferentes a las del partido del martes contra Fernando Verdasco, su debut en el cuadro individual del torneo alemán. Venció con claridad a Andreas Seppi (6-1, 6-2) sin apenas fisuras en su juego y jugará su cuarta final de la temporada, tras las de Buenos Aires, Madrid y Stuttgart. De momento lleva dos de tres. Fabio Fognini es el último obstáculo antes de la tercer título.

"Cada victoria es importante. Y este año con los altibajos que he tenido, obviamente, cada mejora es importante. He jugado a un nivel muy alto. Estoy muy feliz por eso, jugando con no muchos errores, muy bien con mi revés, muy bien con mi golpe de derecha, con golpes ganadores, cambio de velocidades, cambio de direcciones. Creo que jugué un gran partido", explicó después de su triunfo. Ni sus problemas físicos en el último set lo frenaron: tras ser atendido por el fisioterapeuta, el mallorquín siguió destrozando a su rival.

Tras una temporada marcada por la inestabilidad ("he perdido más partidos en los últimos seis meses que en los últimos diez años", dijo antes de empezar a competir en Hamburgo), Nadal ha completado una semana con una mejora constante. A mejor ránking del rival, mejor ha jugado el tenista de Manacor. Poco a poco ha ido minimizando sus errores, lo que le ha facilitado sus victorias. Contra Vesely, nº 45, cometió 33 errores no forzados; contra Cuevas, nº 31, 10; y contra Seppi, nº 26, sólo 7. "En general fue un partido muy positivo para mí", afirmó.

Fognini: una pesadilla en tierra batida este año

Nadal y Fognini se han enfrentado en seis ocasiones, con cuatro victorias para el español y dos para el italiano. Pero esos dos triunfos han sido este año, y los dos sobre arcilla. Ese dato añade interés al enfrentamiento de este domingo. El tenista italiano apartó a Nadal de la final de Río de Janeiro en febrero. Remontó el 1-6 inicial y ganó los dos siguientes sets por 6-2, 7-5. Un par de meses después volvió a ganarle, en esa ocasión en los octavos de final del Conde de Godó por 6-4, 7-6.

Tras esa derrota en Barcelona, Nadal reconoció que su drive estaba lejos de donde tenía que estar. "Si no quiero ser un jugador vulgar, mi derecha no tiene que ser vulgar", dijo. Durante el torneo de Hamburgo no lo ha sido. El problema, en cambio, lo ha tenido en el servicio, el punto más débil de su juego durante toda la semana. Una victoria en el torneo alemán, que ya ganó en 2008 cuando era un Master 1000, reforzaría su posición entre las ocho primeras plazas de la Race, que dan acceso al torneo final de la ATP en Londres.