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Nadal se acostumbra a vivir en el desierto: "No sé si volveré a ser el mismo de siempre"
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temor en el español por sus problemas físicos

Nadal se acostumbra a vivir en el desierto: "No sé si volveré a ser el mismo de siempre"

El español volverá a la acción en Buenos Aires, pero lo hace en un momento preocupante. Nadal no termina de arrancar y empieza a plantearse la posibilidad de que éste se su nuevo nivel de juego

Foto: Nadal no termina de encontrar su mejor forma física desde que comenzara el presente año.
Nadal no termina de encontrar su mejor forma física desde que comenzara el presente año.

Rafa Nadal volverá a la acción este miércoles en Buenos Aires, pero lo hace en un momento preocupante. Si bien el tenista español no termina de encontrar la forma que lo convirtiera en uno de los mejores del mundo, las dudas llegan cuando es el propio jugador el que no tiene claro cuál puede ser su verdadero nivel en este momento. Después de una temporada plagada de lesiones, el balear continúa muy por debajo de lo que se espera de un jugador de su nivel, pero lo más preocupante es que ni el propio Nadal termina de ver la luz al final del largo túnel.

Si por algo ha destacado el español a lo largo de su carrera ha sido por su descomunal físico, que le permite ser un jugador muy difícil de batir en pista. Pero en los últimos meses, Nadal está sufriendo en este aspecto. No sólo parece estar muy lejos de su punto óptimo, sino que empieza a valorar la posibilidad de que no lo recupere nunca más: "No sé si voy a volver a ser el mejor Nadal", señaló este lunes. Y, por si fuera poco, reconoció que durante varios partidos ha sufrido calambres, algo que "prácticamente no tuve a lo largo de mi carrera". Algo ha cambiado en Nadal.

A lo largo de los años, Nadal siempre ha tenido bajones de rendimiento a lo largo de la temporada, algo habitual en un curso tan largo. Pero, por desgracia, los malos momentos se han convertido en el ecosistema en el que se ha acostumbrado a vivir el español. En lo que va de temporada, ha sido incapaz de jugar varios partidos consecutivos al nivel que se le espera, lo que provoca que se vea cómo su juego está excesivamente lejos de lo que se espera de él. Nadal se ha acostumbrado a vivir en el desierto, una situación que, por desgracia, empieza a ser más habitual que otra cosa.

El español se siente más cansado que habitualmente y tiene importantes bajones físicos que, a priori, no tienen mucha explicación. Nadal siempre ha sido un jugador muy poderoso en ese aspecto y, ahora, sufre en exceso en los partidos largos, en los que aprecia una importante caída que le hacen dejar de ser competitivo. Si, a ello, se le suman los "extraños calambres", los problemas aumentan: el español ya da por hecho que volver a ser el mismo es casi misión imposible y confirma que su caída en el ránking de la ATP en los próximos meses será una evidencia.

Este lunes bajaba después de mucho tiempo a la cuarta posición, pero Nadal está seguro de que en las siguiente fechas va a seguir descendiendo en esta clasificación: "Bajaré bastante más en los siguientes meses, es algo normal cuando uno se lesiona", señaló. Aunque ve complicado regresar a ser ese jugador imbatible de años atrás, el balear considera que las oportunidades para mejorar llegarán: de momento, combina "momentos buenos con otros malos" y advierte que será una cuestión de "continuidad" el ir olvidando sus derrotas para volver a la senda ganadora.

Buenos Aires y la locura de su regreso

De un tiempo a esta parte, Nadal se ha visto obligado a tomar medidas para frenar su desgaste físico. Los importantes problemas que ha tenido en sus rodillas le obligaron a replantearse el calendario, introduciendo más torneos de tierra batida para evitar castigar sus articulaciones. Y, en el marco de este nuevo cambio de rumbo, qué mejor que regresar a Buenos Aires, una pista que no pisaba desde 2005 -el año pasado iba a jugar, pero un virus se lo impidió-. Y, como no podía ser de otra manera, se ha desatado la locura en Argentina para ver a un jugador que llega al torneo con la necesidad de mejorar.

De hecho, su llegada ha provocado que la organización del torneo haya tenido que improvisar para contener la ilusión que hay por el regreso del balear a tierras argentinas: se ha visto obligada a ampliar en 6.000 espectadores sus gradas, a aumentar notablemente la seguridad en las pistas y, sobre todo, a publicar el calendario en el que jugaría el español si fuera pasando de rondas, pues la afición no se quiere perder el regreso del balear. Pero, por el momento, Nadal es consciente de que no vive su mejor momento: sólo le queda trabajar para tratar de regresar lo antes posible a su mejor versión.

Rafa Nadal volverá a la acción este miércoles en Buenos Aires, pero lo hace en un momento preocupante. Si bien el tenista español no termina de encontrar la forma que lo convirtiera en uno de los mejores del mundo, las dudas llegan cuando es el propio jugador el que no tiene claro cuál puede ser su verdadero nivel en este momento. Después de una temporada plagada de lesiones, el balear continúa muy por debajo de lo que se espera de un jugador de su nivel, pero lo más preocupante es que ni el propio Nadal termina de ver la luz al final del largo túnel.

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