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La mente falla a Rafa Nadal en su hábitat natural, la tierra batida
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MÓNACO Y GODÓ, DOS TROPIEZOS CONSECUTIVOS

La mente falla a Rafa Nadal en su hábitat natural, la tierra batida

El número uno ha empezado su temporada en tierra con sensaciones alejadas de lo esperado. ¿Falta de confianza? ¿Exceso de tensión? ¿Flaquea su mente?

Foto: Rafa Nadal durante su partido frente a Almagro (Efe).
Rafa Nadal durante su partido frente a Almagro (Efe).

David Ferrer y Nicolás Almagro. Montecarlo y Barcelona. Los dos últimos verdugos de Rafa Nadal y un par de escenarios donde no es frecuente que el número uno del mundo falte en la final. El tenista mallorquín es que más veces (ocho) ha levantado tanto el trofeo del Principado de Mónaco como el del Conde de Godó. “Estoy bien, no tengo ningún problema, sólo necesito trabajar más”, comenta Rafa Nadal este viernes después de despedirse de la Ciudad Condal. El de Manacor, igual que ha hecho su entorno desde hace algún tiempo, insiste en restar importancia, pero no han podido evitar el ‘run run’. El número uno del mundo ha empezado su temporada en tierra con sensaciones alejadas de lo que se espera de un tenista que se desenvuelve sobre la arcilla como pez en el agua. ¿Falta de confianza? ¿Exceso de tensión? ¿Flaquea su fortaleza mental?

“Cuando uno pierde en cuartos de final un partido que tenía que ganar, las sensaciones nunca son buenas y más cuando vienes de tropezar en Montecarlo”. Rafa Nadal no dio rodeos después de perder frente a Almagro sin olvidar que antes lo había pasado realmente mal para deshacerse de Albert Ramos. Los últimos resultados demuestran que los tenistas españoles han perdido el miedo al ‘almirante de la Armada’ aunque el de Manacor intentó quitar hierro al asunto: “No vamos a hacer un drama de dos derrotas. No conozco a nadie que haya terminado ganando y ganando; ahora me está tocando perder. Hay que saber aguantar los momentos que no son buenos”. Además, avisó que “no tendré éxito durante toda mi vida” antes de recordar que lo vivido en las últimas semanas no se había visto desde “hacía mucho tiempo en pista de tierra batida”.

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No le falta razón al número uno del mundo. Choca verle tropezar en su hábitat natural. El propio Nadal admitió que le falta confianza y su juego así lo transmite: alterna momentos del mejor Rafa con una tensión excesiva que le hace dudar y lleva a alejarse de la pista como hacía su versión de hace siete u ocho años. La temporada empezó con el revés de la final de Australia y aunque ha continuado con éxitos (Río de Janeiro) y tropiezos (Miami y las dos últimas citas), los interrogantes no terminan de ser respondidos. Virtudes sobre la pista le sobran, pero si por algo es conocido el número uno del mundo es por su fortaleza mental. Cuanto parece que no hay solución, su cabeza la encuentra. Cuando no se atisba la luz, su cerebro encuentra el interruptor. Ahora sus gestos y actitud dentro de la cancha hacen pensar en un posible cortocircuito.

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En la final de Miami dejó que Djokovic le manejase a su antojo dando la sensación de asumir que iba a perder ese partido y no sabía qué hacer para evitarlo. Lo que parecía una percepción tomó fuerza cuando sufrió ante Gabashvili, un jugador que no suele manejarse bien sobre tierra, y después de su derrota ante un David Ferrer que llevaba una década sin saborear la victoria ante Rafa. El Nadal que otros años dominaba y pasaba por encima de sus rivales en Montecarlo no dio señales de vida como tampoco lo ha hecho en el Godó, donde llevaba nueve años cosechando títulos exceptuando la edición de 2010 en la que se retiró y el título se lo llevó Verdasco. “Ha tocado perder cuando creo que podría haber ganado”, comentaba el de Manacor. Una de sus principales armas, la mente, parece haberse debilitado en la superficie de Nadal que sufre sobre la tierra.

“Es inédito, claro, nunca había pasado, así es el tenis. Espero llegar bien a Madrid, estar mejor, tener un buen resultado y ya está. A lo mejor, después de diez años me dice que no soy el gran favorito en Roland Garros. Mi ilusión va a ser la misma a pesar de estas derrotas”. Bien es cierto que Montecarlo y Barcelona marcan el inicio de la temporada de Rafa Nadal sobre la arcilla y es mejor que las dudas surjan ahora que hay tiempo para resolverlas, pero en el horizonte ya asoma la Caja Mágica, el Coliseo y la Torre Eiffel y las sensaciones, hasta ahora, “no han sido positivas”. Es tiempo de cambiar el chip.

David Ferrer y Nicolás Almagro. Montecarlo y Barcelona. Los dos últimos verdugos de Rafa Nadal y un par de escenarios donde no es frecuente que el número uno del mundo falte en la final. El tenista mallorquín es que más veces (ocho) ha levantado tanto el trofeo del Principado de Mónaco como el del Conde de Godó. “Estoy bien, no tengo ningún problema, sólo necesito trabajar más”, comenta Rafa Nadal este viernes después de despedirse de la Ciudad Condal. El de Manacor, igual que ha hecho su entorno desde hace algún tiempo, insiste en restar importancia, pero no han podido evitar el ‘run run’. El número uno del mundo ha empezado su temporada en tierra con sensaciones alejadas de lo que se espera de un tenista que se desenvuelve sobre la arcilla como pez en el agua. ¿Falta de confianza? ¿Exceso de tensión? ¿Flaquea su fortaleza mental?

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