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Nadal nunca dará la espalda al deporte que le ha hecho llorar de alegría y dolor
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HA DESAFIADO A LOS MÉDICOS EN VARIAS OCASIONES

Nadal nunca dará la espalda al deporte que le ha hecho llorar de alegría y dolor

Nadal está por encima de cualquier tipo de pista o de rival. Ha sido capaz de ganar en todas las superficies y sólo una lesión lo apartó del triunfo en Australia

Junio 2013, Rafa Nadal gana en París el octavo Roland Garros de su carrera deportiva. Ya era un tenista legendario, entonces lo era más. Nada más terminar el partido, y poner ese 6-3, 6-2, y 6-3 ante David Ferrer en la Philippe Chatrier, Nadal rompía a llorar. Eran lágrimas de rabia, de emoción y de consciencia. Sabía que su leyenda se estaba haciendo todavía más grande. Había estado a punto de abandonar el mundo del tenis, la pasión de su vida, pero Rafa regresaba y lo hacía a lo grande, coronándose en París.

Después de lesiones incurables, de enfermedades crónicas, Nadal volvía a estar en lo más alto en su pista favorita. Fue el principio del regreso de la ‘bestia’ porque sólo seis meses después cerraría el año como número 1 del mundo. La final de Australia se le escapó por una lesión inesperada en la espalda pero fue otra demostración de que Rafa ha vuelto para quedarse.

"La motivación es amar el deporte, valorarlo y disfrutar de lo que uno hace", eran las palabras de Nadal justo después de ganar su octavo Roland Garros. La carrera del manacorí ha estado marcada por grande éxitos deportivos, pero también por importantes lesiones que le han llevado a pensar en retirarse varias veces. Los pies, las rodillas, el brazo… un calvario que le han hecho más débil, en algunos momentos, físicamente pero más fuerte mentalmente, mucho más. Hasta tal punto de ser capaz de jugar con unas ampollas en su mano izquierda, justo donde agarra la raqueta, incapaces de soportar para cualquier ser humano normal. Rafa no lo es.

Ni la rodilla, ni las ampollas ni ningún otro problema físico consiguen frenar las ganas y el hambre de Nadal. Aunque la espalda le ha impedido hincar el diente en el primer Grand Slam del año, él mismo ha reconocido en rueda de prensa el mérito absoluto de su rival, restando importancia a las molestias: “Lo que toca es felicitar a Stan, que aparte de un buen amigo y tener una gran relación con él, es buena gente y que gane este tipo de gente siempre es positivo. Estoy contento por él porque ha hecho un torneazo”, reconocía el español tras perder en la final.

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El secreto del número uno del mundo está en su cabeza y, sobre todo, en su capacidad para reponerse, ya sea durante un partido o durante la temporada. La mentalidad ganadora del balear está al alcance de muy pocos. Las lesiones le han impedido acudir a citas importantísimas como Juegos Olímpicos, Wimbledon o Australia a lo largo de toda su carrera, pero siempre ha sabido superar la adversidad.

Los problemas físicos le llevaron a plantearse dejarlo. En 2005, cuando se le descubrió una lesión degenerativa de su pie izquierdo. En 2007, cuando comenzó su pesadilla con las rodillas y en 2012, aunque no se habló de retirada, el mallorquín estuvo hundido debido a una tendinitis crónica en su rodilla izquierda. Estuvo siete meses fuera. Pero Nadal siempre ha sido capaz de desafiara la ciencia y a los médicos, dejando claro que no hay fisura, tendinitis o ampolla que frene su mente. “No sé cómo hemos hecho para estar otra vez aquí. Hace cinco meses, nadie de mi equipo creía en un regreso como este y aquí estamos", aseguraba después de ganar su octavo Roland Garros.

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Y es que Nadal está por encima de cualquier tipo de pista o de rival. Ha sido capaz de ganar en todas las superficies, pese a ser un especialista en tierra, y no ha tenido problemas para adaptarse a los nuevos enemigos que aparecían a lo largo de su trayectoria. Primero convirtió el Federer-Rafa en un clásico de la historia del tenis, la emergencia de Andy Murray o Novak Djokovic tampoco le impidió adaptarse a su juego y ser capaz de vencerles, y ahora, el surgimiento de Wawrinka le plantea un nuevo reto al mejor tenista español de todos los tiempos. Pese a que el suizo ganó la primera batalla, Nadal ya se prepara para la guerra, la temporada acaba de comenzar y por lo pronto, sigue sumando más puntos en la clasificación por ser el número 1 mundohttps://mail.google.com/mail/u/0/images/cleardot.gif que su rival directo, Novak Djokovic. Nada puede apartar a Rafa Nadal de lo más alto, muy pocos pueden traspasar el muro que protege su mente privilegiada.

Junio 2013, Rafa Nadal gana en París el octavo Roland Garros de su carrera deportiva. Ya era un tenista legendario, entonces lo era más. Nada más terminar el partido, y poner ese 6-3, 6-2, y 6-3 ante David Ferrer en la Philippe Chatrier, Nadal rompía a llorar. Eran lágrimas de rabia, de emoción y de consciencia. Sabía que su leyenda se estaba haciendo todavía más grande. Había estado a punto de abandonar el mundo del tenis, la pasión de su vida, pero Rafa regresaba y lo hacía a lo grande, coronándose en París.

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