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De cómo el seven español pasó de jugar contra rivales "inalcanzables" a ser la selección a batir
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Una evolución brutal

De cómo el seven español pasó de jugar contra rivales "inalcanzables" a ser la selección a batir

La Selección Española de rugby tumbó a Nueva Zelanda, Fiji y Argentina en las Series Mundiales. El equipo nacional, subcampeón en Los Ángeles, ya logra crecer a pasos agigantados

Foto: El jugador español Antón Legorburu explica los éxitos de la Selección. (Imagen cedida)
El jugador español Antón Legorburu explica los éxitos de la Selección. (Imagen cedida)

Hace 39 años un grupo de entusiastas jugadores de rugby voló rumbo a Australia en representación de España para disputar un torneo de seven. La mayoría carecía de experiencia. Incluso a más de uno le tuvieron que instruir sobre las normas durante las 20 horas que duró el vuelo. La cosa pintaba bastante mal. Un veterano locutor de radio de aquella época solía acuñar esta frase para denunciar las carencias de los deportistas cuando competían en el extranjero "éxito de la natación española, no ha habido ningún ahogado".

Era su forma ácida de criticar la nefasta política deportiva de los dirigentes de turno. Sería bueno conocer cómo titularía la crónica sobre el éxito del seven español que se acaba de proclamar subcampeón del mundo. El mérito de jugadores y técnicos se antoja asombroso. Y es que derrotar en la misma semana a Fiji, Nueva Zelanda o Argentina no está al alcance de cualquiera. Para muestra un botón: estas tres selecciones suman en total 128 triunfos en torneos de las series mundiales. El responsable técnico de la gesta es Francisco Hernández.

Su carrera en la modalidad del seven arrancó en 2012 cuando jugaba en el Cisneros. Ese año se creó el primer proyecto profesional y el entonces seleccionador, Tiki Inchausti, le solía llamar para entrenar con el grupo. "Todavía no daba el nivel pero me sirvió de aprendizaje", recuerda. Un año más tarde debutó en Glasgow y ya se convirtió en un asiduo de la selección. El proyecto gripó en 2015 al quedarse España fuera de las series mundiales. Por aquel entonces participaban 16 equipos “y descendimos justo cuando solo quedaba un año para acudir a los Juegos de Río".

placeholder Un triunfo histórico para España. (Antón Legorburu)
Un triunfo histórico para España. (Antón Legorburu)

El cambio hacia el éxito

El barco navegaba sin rumbo hasta la llegada de Alberto Socías. "Con él quedamos subcampeones de Europa y eso nos permitió acudir al preolímpico donde nos clasificamos para los Juegos Olímpicos sin estar en las series mundiales". Hernández destaca de aquel grupo a "jugadorazos" como Pablo Feijoo, Matías Tudela, Juan Cano o Perico Martín. Acudir por primera vez a una cita olímpica no supuso un salto cualitativo en la actividad del seven. "Con equipos como Portugal, Escocia o Gales los partidos eran muy disputados, pero Fiji, Nueva Zelanda o Australia nos parecían inalcanzables", afirma.

Todo eran dificultades para formar un bloque sólido y estable. El primer proyecto contemplaba concentraciones permanentes donde entrenaban 12 jugadores contratados por la Federación. Aquello duró solo una temporada, la 2012-2013. Después se pasó a las concentraciones previas a los torneos. La mayoría alternaba el XV con el seven "porque al estar fuera de las series mundiales y no tener competiciones internacionales, salvo el campeonato de Europa, no tenía ningún sentido la exclusividad". Con el vasco Feijoo la selección regresó a la élite "y ya no hemos vuelto a descender".

placeholder España ha dado un gran paso al frente. (Antón Legorburu)
España ha dado un gran paso al frente. (Antón Legorburu)

Ahora bien, cada temporada resultaba más costoso codearse con los mejores. De hecho, el año pasado España estuvo a punto de estropearlo todo a última hora por los malos resultados. De 16 equipos iniciales que disputaron en 1999 el primer torneo el grupo se redujo más tarde a doce. El próximo año solo habrá ocho representantes. "Dicen que es por problemas económicos porque World Rugby paga todos los viajes y los hoteles, y eso supone mucho dinero todos los años". No obstante, los resultados del equipo español para mantenerse en la serie mundiales invitan al optimismo. No resulta baladí el hecho de que esta temporada haya alcanzado las semifinales en seis de los siete torneos que ha disputado.

¿Qué ha cambiado? Hernández lo tiene claro. "Ahora tenemos chicos que llevan varias series mundiales encima y esa experiencia vale mucho", espeta. Hay más detalles. Se ha vuelto a las concentraciones permanentes en Rincón de la Victoria (Málaga) "y desde octubre a mayo entrenamos allí de lunes a viernes entre las diez y la una y media con la idea de crear un entorno adecuado para unos jugadores profesionales". Esto, además, permite entrenamientos de calidad y tener un mayor control sobre el estado físico del grupo, "así que solo tiene que dedicarse a entrenar, recuperarse y a estar preparado para el próximo compromiso".

Tras el entreno comen juntos y luego cada uno se va a su casa. Unos conviven con su pareja, otros con algún compañero y también los hay que prefieren estar solos. "La convivencia siempre es complicada, pero no te engaño si digo que nos llevamos todos muy bien", puntualiza. También ha cambiado todo el staff técnico. El encargado ahora de la preparación física es Manuel García Sillero "un fuera de serie en lo que hace". Junto a él trabajan un manager "que se encarga de la logística", una fisioterapeuta "a tiempo completo" y un par de exjugadores del seven como Javier Carrión y Matías Tudela "que no están de forma permanente y que de vez en cuando nos acompañan en los viajes".

El punto de inflexión para España

Ahora mismo la Federación tiene contratados a 17 jugadores. "Eso no significa que vayan a ir siempre los mismos a los torneos", precisa. Es más, explica que hay otros chicos que pueden acudir de forma puntual si el seleccionador así lo requiere. "Es una selección que, en realidad, funciona como si fuera un club". Todos ellos cobran un sueldo. Además, la Federación les paga los transportes y una comida diaria. Como es feo preguntar por el vil metal, sí se pueden establecer comparaciones con lo que se cobra en el extranjero. Por ejemplo, en Francia, los jugadores alcanzan los 8.000 euros mensuales y en Inglaterra tienen un sueldo bruto que ronda los 80.000 euros anuales.

El verdadero punto de inflexión del seven español se ha producido esta misma temporada al llegar a la final en el primer torneo celebrado en Dubai, un éxito que tuvo su continuidad en Ciudad del Cabo y en Perth donde alcanzaron las semifinales. "Ya se vio con estos resultados una tendencia ganadora". Para derrotar a las grandes potencias todos los detalles cuentan. A nivel físico han mejorado muchísimo. Ahora hay jugadores veloces como Jeremy Trevithick, con una punta de velocidad que alcanza los 36 km/h, o el veterano Pol Pla, Jaime Manteca o Antón Legorburu capaces de llegar todos ellos a los 35 km/hora. Esto es, corren casi tan rápido como el más veloz del circuito, el argentino Marcos Moneta.

La parte logística es la que depara mayores diferencias respecto a otras selecciones que cuentan con más recursos económicos. Francia, la actual campeona olímpica, tiene a diez personas en su staff técnico, Nueva Zelanda ocho y Australia seis "que son ayudas extra que permite crear un entorno más tranquilo para los jugadores. En España solo cuatro "que es hasta donde paga World Rugby". A lo neozelandeses también se les misma más en los viajes. Van en business. "Nosotros tenemos jugadores como Enrique Boliche que mide 1,95 y si un vuelo a Australia dura 20 horas, la verdad es que sufre al estar sentado en espacios tan reducidos para él". También cuenta, y mucho, las ayudas en temas de recuperación de lesiones "porque fomenta un entorno profesional que aquí no tenemos aún".

El camino para la explosión del rugby

Pese a los recientes éxitos, Hernández considera que "todavía queda un largo camino por recorrer". Todo pasa por fidelizar a los jóvenes con el rugby para dejar de ser un deporte alternativo a otros con más adeptos como el baloncesto o el balonmano "donde acaban siempre los chicos de gran tamaño". Para tratar de paliar esta carencia de jugadores el próximo 23 de mayo la Federación ha convocado una especie de draft "al que puede acudir cualquiera" para abrir las puertas del seven no solo a chicos que practican el rugby, sino a otros jóvenes que vengan del atletismo y que sean veloces, o de cualquier otro tipo de deportes "que quieran probar una nueva experiencia".

Uno de los flamantes subcampeones del mundo, el donostiarra Anton Legorburu (24 años), dio sus primeros pasos en el seven con el Bera Bera de San Sebastián, "un club que apuesta mucho por esta modalidad desde las categorías inferiores". Hernández le conoció cuando era el ayudante de la selección sub 18, aunque Pablo Feijoo fue el primero en llevarle a la absoluta. Durante las concentraciones no vacila en someterse al "intenso" trabajo de los entrenamientos mañaneros.

La recompensa viene después de comer con una siesta "que sirve para recuperarse". Aprovecha las tardes para estudiar inglés, puesto que en febrero ya logró terminar sus estudios de Administración y Dirección de Empresa que ha cursado en San Sebastián. "La verdad es que Paco nunca me puso impedimentos para subir a Donosti cada vez que tenía un examen", subraya. Y es que, "de momento", el rugby le da para vivir, aunque, como él mismo dice, "siempre hay que tener un plan b".

No se queja de las largas concentraciones. "Es que no estamos en ninguna cárcel y vistos los resultados parecen necesarias", espeta. Legorburu, que no descarta regresar algún día al rugby XV, afirma que en el grupo hay "muy buen rollo" y que no tienen tiempo para aburrirse sobre todo después de que se hayan implantado las partidas de mus. "Ahora mismo están súper de moda en las concentraciones". Su pareja es Manu Moreno. Ambos quedaron subcampeones del glamuroso Mus World Champioship que montaron en Los Angeles que contó hasta con comentaristas y árbitro.

Cayeron ante Juan Ramos y Tobías Sainz-Trápaga. La derrota tiene una explicación en apariencia plausible que seguro no comparten los ganadores. "Necesitaban la victoria más que nosotros". Al margen del rugby Legorburu disfruta de sus ratos de ocio con su familia y amigos en Donosti. "La verdad es que allí desconecto". Eso sí, cuando se le presenta la oportunidad de ir a Biarritz o Baiona para ver en directo un buen partido no lo duda. El resto del tiempo lo pasa en Rincón de la Victoria o viajando a lugares como Dubai, Ciudad del Cabo, Perth, Singapur, Vancouver, Hong Kong o Los Angeles. Por llamativa que parezca su actividad viajera apenas tiene un día para conocer algo la ciudad donde va a dormir una semana.

Muchas horas las pasa en el hotel donde se alojan todas las selecciones que van a competir en el torneo. Esa proximidad facilita tener contacto fluido "sobre todo con los que compartimos idioma". Con todos hay buen rollo “hasta que nos encontramos en el campo”. Quienes más le llaman la atención por su físico son los fijianos "que son tan duros que parecen una pared" y que, además, "los que no son muy altos son rapidísimos". Eso no impidió que España les ganara en Los Angeles hace dos semanas. "Tenemos nuestras bazas y las aprovechamos", sentencia.

Hace 39 años un grupo de entusiastas jugadores de rugby voló rumbo a Australia en representación de España para disputar un torneo de seven. La mayoría carecía de experiencia. Incluso a más de uno le tuvieron que instruir sobre las normas durante las 20 horas que duró el vuelo. La cosa pintaba bastante mal. Un veterano locutor de radio de aquella época solía acuñar esta frase para denunciar las carencias de los deportistas cuando competían en el extranjero "éxito de la natación española, no ha habido ningún ahogado".

Club de Rugby Cisneros
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