Merkler, el español que triunfa en el rugby francés: "Aquí nadie te regala nada y menos si eres extranjero"
Joel Merkler ha derribado la puerta del rugby francés para los jugadores españoles, quienes deben luchar contra la mala reputación después de las desclasificaciones en los Mundiales
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Toulouse pasa por ser la ciudad más deportista de Francia. Tiene representación en División de Honor en casi todas las modalidades de deportes de equipo: fútbol, hockey sobre hielo, voleibol o balonmano. Le falla el baloncesto. Ahora bien, donde brilla con luz propia es en el rugby. El Stade Toulousain es el conjunto francés más laureado con 23 títulos nacionales y seis Champions. Allí aterrizó, con tan solo 16 años, un joven de aspecto escandinavo por su rubio color de pelo y su enorme envergadura. Era Joel Merkler, un chaval de Gélida (Barcelona) con unas inmensas ganas de comerse el mundo.
Su nombre lleva ya tiempo en boca de los aficionados. Y no es nada sencillo que eso ocurra. La pasada temporada conquistó el doblete. En la actual su equipo va líder en el TOP 14 y ha ayudado a España a clasificarse para la próxima edición de la Copa del Mundo que se celebrará en Australia en 2027. En su Gélida natal, Merkler apostó durante ocho años por el fútbol hasta que se dio cuenta de que aquello no era lo suyo. Su padre, inglés de nacimiento, había jugado durante su adolescencia al rugby, aunque no era ningún apasionado.
Un buen día, viendo un partido por televisión, padre e hijo comentaron la posibilidad de probar con algo nuevo. "Total que acabamos en el Sant Cugat", afirma. En su segundo año en el club quedó campeón de España. Gracias a ese triunfo tuvo la oportunidad de disputar un torneo con la presencia de tres equipos franceses. Fue la primera vez que los ojeadores del Stade Toulousain se fijaron en él. Les llamó la atención aquel joven alto y rubio, así que le invitaron a ir a su campamento de verano.
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Así se persigue un objetivo
"Fui, me dijeron que ya me llamarían, y nunca lo hicieron", recuerda. No se rindió, sobre todo después de comprobar que había aprendido más en solo una semana en Francia que durante dos años en Sant Cugat, "y lo digo con todo el respeto del mundo". La idea de probar al otro lado de los Pirineos no se le iba de la cabeza. Empezó a enviar mails de forma compulsiva a la mayoría de los equipos del TOP 14 y de Pro D2 (la segunda categoría del rugby galo). Recibió respuesta afirmativa de cuatro equipos: Beziers, Agen, Montpelier y Narbonne.
Eligió Beziers por una cuestión de cercanía, "pero se enteraron los de Toulouse y me pidieron que me fuera con ellos". No lo dudó. El 31 de julio, el día que comenzaba la pretemporada, hizo acto de presencia en el club francés. El primer revés fue cuando le preguntaron dónde iba a quedarse a dormir esa noche. Los franceses no le iban a pagar el alojamiento. Como no podía costearse un hotel durante tres semanas emprendió con su madre el camino de vuelta a casa. En total, 660 kilómetros en coche en un solo día para acabar haciendo la pretemporada con el Sant Cugat.
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A finales de agosto regresó a Toulouse. El club le había buscado el Lycée Déodat de Séverac para que concluyera allí el bachillerato. A simple vista todo parecía de nuevo bastante sencillo. Pues no. La historia volvió a repetirse. "Cuando fui con mi padre a ese instituto me dijeron que no estaba inscrito", indica. Al final, tras insistir varias veces, su progenitor consiguió una plaza para su hijo y Merkler se quedó en un internado que se lo pagaba el Stade Toulousain. No hablaba ni una palabra de francés, "y aun así la experiencia resultó bastante mejor de lo que yo esperaba".
"Me faltaba nivel"
Los primeros meses apenas jugó. "Me faltaba nivel", admite. Luego vinieron las lesiones y más tarde le comentaron la idea de cambiar de posición. "Siempre había jugado de ocho o de segunda línea y querían que fuera pilier derecho". No dominaba la técnica en las melés estáticas y todo se le hizo muy cuesta arriba. "Juego mal, pierdo la confianza y no logro integrarme en el equipo", se lamenta. El resultado de todo aquello fue que le cedieron a un club de la cuarta división. No oculta que durante aquellos dos primeros años de estancia en Francia le entraron ganas de hacer la maleta "más de una vez".
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La suerte cambió para Merkler en su cuarto año lejos de Gélida cuando ya llevaba dos en el equipo de los espoirs (promesas). "Había cogido 13 kilos y ya jugaba con asiduidad". Esa temporada fueron campeones de Francia (2020-21). De premio, su primer contrato. Ya podía entrenar con los jugadores del primer equipo. De percibir 400 euros al mes le comenzaron a pagar alrededor de 2.000 euros. "A partir de entonces ya me pude considerar de facto jugador profesional", explica. Al mismo tiempo el club le costeaba sus estudios: un doble grado de Ciencias Políticas y Business.
Y es que el internacional español sigue de cerca la actualidad política en Francia "aunque en el vestuario no se habla mucho de esas cosas". El sureste de Francia fue un granero de votos para el Nuevo Frente Popular que dirige Marien Le Pen en las últimas elecciones generales de 2024. Sin embargo, según explica Merkler, los habitantes de Toulouse están más preocupados por la situación que atraviesa Ucrania que por el auge de la extrema derecha. "Macron [Emmanuel] ha salido a decir que hay que ayudar a Ucrania, pero no sé si tiene la fuerza necesaria para hacerlo y plantarle cara a Donald Trump, aunque es verdad que lo franceses sí le apoyan en todo esto".
"Aquí nadie te regala nada"
Ser profesional del rugby no es ningún camino de rosas. "En Francia nadie te regala nada, y menos si eres extranjero", reconoce. De todos modos, hay categorías. No es lo mismo venir de Nueva Zelanda, Australia, Tonga o Samoa, que son potencias a nivel mundial, "que ser un español que no habla francés y al que quieren cambiar de posición". Él es consciente de que gracias a sus esfuerzos está abriendo camino a otros jugadores que quieran dar el paso en el futuro para tratar de triunfar en uno de los mejores equipos de Europa en la actualidad. De hecho, cuando llegó a la ciudad a orillas del Garona fue una especie de novedad en el club. Ningún español lo había conseguido antes, ni siquiera en el equipo de promesas.
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En la actualidad hay tres chicos españoles en los espoirs de Stade Toulousain: Lucien Richardis, que ya ha debutado con el XV de El León, Hugo Pichardie, hermano de Mario, otro internacional español, y Jan Ribera, un segunda línea que ahora está cedido en otro club de la cuarta división francesa. "Trato de hablar con ellos y decirles cómo tienen que hacer las cosas porque aquí todo es un poco particular debido a que tienen una mentalidad totalmente diferente de la que hay en el rugby español", añade.
A pesar de los intentos, tampoco les resulta fácil coincidir mucho con ellos. Merckler entrena por las mañanas y los más jóvenes lo hacen por la tarde porque la jornada matutina la dedican a los estudios. Ahora bien, todo se soluciona cuando hay buena voluntad. También cuenta el hecho de que es "muy amigo" de Lucien y que jugó con su hermano mayor. "Además, nuestras familias son muy cercanas". La quinta ciudad en número de habitantes de Francia respira rugby por los cuatro costados. "Ese es su encanto", replica Merkler.
El rugby desbanca al fútbol
Es mucho más importante que el fútbol. Hasta en los bares y cafeterías es el tema de conversación preferido cuando hablan de deportes. Eso no ocurre en otros núcleos urbanos del norte del país como Lyon, "y en la capital ya ni te cuento", ya que el fútbol lo acapara todo con el Olympique y el París Saint Germain, respectivamente. Sobre todo, después de que los parisinos lograran eliminar de la Chamipins League al Liverpool en la tanda de penaltis. "Es que en el sur de Francia hay una cultura donde pueblos o ciudades medianas cuentan con clubes gigantesco"”. Es el caso de Castres, a poco más de una hora en coche desde Toulouse, que con alrededor de 43.000 habitantes tiene un equipo de rugby que milita en TOP 14. "Lo chocante es lo que ocurre aquí porque es una ciudad mucho mayor y el rugby ha logrado desbancar al fútbol".
Es probable que Merkler sea más conocido en Toulouse que en su localidad natal. En la ciudad donde reside no pasa desapercibido cuando se da un garbeo por la calle. La gente le reconoce y le para. "Tampoco es que me extrañe porque soy bastante reconocible", señala el jugador español que supera los 190 centímetros y pesa más de 130 kilos. Para alcanzar este reconocimiento público ha tenido que atravesar muchas vicisitudes. En su puesto hay una gran competencia. Son cuatro los jugadores que aspiran a ser el pilier derecho titular del Stade Touloisain, entre ellos Nepo Laulala, que cuenta con 26 caps con los All Blacks. El propio jugador español reconoce que le ha favorecido bastante el hecho de que el neozelandés haya tenido una lesión de larga duración para haber llegado al medio centenar de partidos.
Ni mucho menos esa circunstancia le permite afirmar que ya se ha consolidado en la élite. "Si te despistas, sales rápido del equipo", advierte. Lo cierto es que en su club militan jugadores que son internacionales por Francia, Escocia o Argentina y que, a veces, chupan banquillo, "así que imagínate si se puede sentir consolidado alguien que viene de España y que juega en un puesto tan duro".
"Dupont es una bestia"
La cara más amarga del rugby son siempre, sin duda, las lesiones. En la penúltima jornada del VI Naciones cayeron sus compañeros Antoine Dupont y Pierre-Louis Barassi. La recuperación del medio de melé, que el año pasado fue nombrado mejor jugador del mundo, va para largo después de romperse el ligamento cruzado de su rodilla derecha. "Es una auténtica putada lo que le ha ocurrido y ahora tenemos que buscar soluciones para reponernos", espeta.
Tal vez la fama de Dupont haya provocado que el público tenga una imagen distorsionada del jugador. El catalán, sin embargo, tiene otra visión. "Es un tío muy normal y agradable, de esos que siempre te dan consejos sin resultar invasivo, y la verdad es que le admiro mucho por cómo lleva lo de su fama". Y es que Merkler no olvida la fecha del 25 de mayo del año pasado. Ese día jugaban en Londres la final de la European Rugby Champions Cup los irlandeses del Leinster y Toulouse. El catalán salió en el minuto 55 en sustitución de su compañero Dorian Aldegheri. En las melés estáticas tuvo que vérselas con el internacional del XV de El Trébol Andrew Porter. "El tío jugó los 95 minutos que duró el partido reventando todas las melés cuando un pilier suele estar como mucho 50 minutos. Es una bestia".
No fue eso lo que le llamó más la atención. Los franceses lograron el triunfo en la prórroga 22-31 y el de Gélida rompió a llorar. Era el primer español en ganar una Champions. Apenas llevaba 20 partidos en la élite. "Recuerdo que Dupont vino a abrazarme y me dijo: es increíble lo que has conseguido con 22 años. Te lo mereces". Si lo que pretendía el medio de melé era tranquilizar al catalán, se equivocó "porque al decirme todas esas cosas volví a llorar". Su éxito se entiende mejor al comprobar que tiene 20 horas de entrenamientos semanales, incluyendo charlas tácticas o visitas al fisioterapeuta.
Cuesta creer pero asegura que no le vigilan las comidas. Eso sí, tiene que tener cierto control sobre su peso. "Ahora mismo estoy en 135 kilos y si llego a los 140 a lo mejor me cae una bronca", indica. Falta tocar el tema de la pereza que exhiben los clubes franceses a la hora de prestar a los jugadores españoles para jugar con la selección. Merkler afirma que no hay nada firmado en su contrato que le impida representar a España. Luego está la comunicación no verbal que le hace desistir a la hora de tensar la cuerda.
"Es que España tiene muy mala reputación aquí por el tema de las dos desclasificaciones en los Mundiales que siempre han jugado en nuestra contra". Sin embargo, es más optimista de cara al futuro si se toma como ejemplo lo que ahora ocurre con Portugal "que después de haber demostrado el alto nivel que tenían en la pasada Copa del Mundo ahora ya se les toma en Francia más en serio".
Toulouse pasa por ser la ciudad más deportista de Francia. Tiene representación en División de Honor en casi todas las modalidades de deportes de equipo: fútbol, hockey sobre hielo, voleibol o balonmano. Le falla el baloncesto. Ahora bien, donde brilla con luz propia es en el rugby. El Stade Toulousain es el conjunto francés más laureado con 23 títulos nacionales y seis Champions. Allí aterrizó, con tan solo 16 años, un joven de aspecto escandinavo por su rubio color de pelo y su enorme envergadura. Era Joel Merkler, un chaval de Gélida (Barcelona) con unas inmensas ganas de comerse el mundo.