El rugby español, todo un gigante que ya no quiere dormir más, pero que no acaba de ponerse en pie
El crecimiento del rugby español es cada vez mayor, aunque no termina de explotar como se espera y sigue muy lejos de otros deportes que tienen gran seguimiento y exposición
El presidente de la Real Federación Española de Rugby (RFER), Juan Carlos Martín, Hansen, solía referirse al rugby nada más llegar al cargo como "un gigante dormido". En solo dos años y medio al frente de la Federación, ya puede presumir de algún que otro éxito deportivo mezclado con episodios puntuales de cierta bisoñez en los despachos. Todos los detalles importan para que el gigante no acomode de nuevo su cabeza sobre la almohada y coja una postura que le permita echar otra cabezada. Si se aspira a conseguir que España sea sede de la Copa del Mundo, quedan por pulir algunas cosas. Orillarlas no es la mejor solución.
Que nadie se engañe. El rugby, a día de hoy, interesa lo justo. Por ver el vaso medio lleno, basta con reseñar que se logró ocupar dos tercios del estadio José de Zorrilla de Valladolid frente a Fiji, una selección que ocupa el noveno puesto en el ránking de World Rugby y que es al mejor rival al que España puede optar a medirse en estos momentos. Si se quiere ver medio vacío, basta con mirar los espectadores que presenciaron en directo el encuentro pegados a sus televisores (52.380) y el share (0,58%), esto es, por debajo de la media anual de la cadena (0,7%). Ese mismo día hubo gente que prestó más atención a un resumen del campeonato mundial de motociclismo hard enduro (1,12%), al programa Territorio montaña (0,91%) o al futbol playa femenino (0,83%).
En el haber de Hansen, a modo de resumen, cabe la celebración de las Series Mundiales de seven en Madrid, la clasificación de las chicas para el próximo Mundial que se disputa el año que viene en Inglaterra o la permanencia de los M20 en la élite. Tampoco hay que desdeñar el magnífico ambiente que hubo en Valladolid. Cuando hay un cartel atrayente, el gigante no duerme. En el debe, el modo en que se publicitó el partido entre España y Fiji, la falta de acuerdo para organizar el próximo Mundial de M20 en el País Vasco y la frustración que supone que las World Series se hayan esfumado de Madrid. No todo lo positivo o negativo es achacable a su figura, pero sí es cierto que, para lo bueno o para lo malo, él es el máximo responsable del rugby español.
La Federación puso toda la carne en el asador para que Zorrilla, con una capacidad para 27.600 espectadores, acogiera el partido contra Fiji. Hansen trató de impulsar el evento de tal forma que llegó a dar la impresión de que los otros dos encuentros previstos para este mes contra Uruguay y Estados Unidos no figuraran en el calendario. Al menos, esa impresión dejó traslucir limitando a Valladolid sus apariciones ante la prensa. Además, en una entrevista en la página web de la Federación publicada el pasado 16 de octubre, ni una sola alusión a ambos encuentros. El rugby español no puede aspirar a sobrevivir con un enfrentamiento cada tres o cuatro años ante un top 10 y a bajar la guardia el resto del tiempo.
Para incentivar la venta de entradas, fue la propia Federación la que anunció tres semanas antes del partido contra los fijianos una convocatoria de 42 jugadores de cara a las tres ventanas de noviembre. Estaban todos los nombres que la afición ansiaba. En ningún caso aludía a la palabra disponibles, sino que su presencia se daba por segura. En realidad, faltaba un nombre, el de Samuel Ezeala. La inclusión del actual jugador de Stade Français en una convocatoria suena utópica. Jamás ha manifestado con claridad su intención de venir porque lo cierto es que sus aspiraciones no son otras que jugar con Francia. Resultaría extraño que cambiara de opinión si España se clasifica para la próxima Copa del Mundo. Y más extraño sería si la respuesta no fuera otra que darle un sonoro portazo a su repentino patriotismo.
La desilusión cundió entre los aficionados cuando se hizo pública la lista definitiva de 23 jugadores. Los clubes franceses actuaron como lo han hecho siempre. Solo que esta vez se había dado la falsa impresión de que, por fin, iban a ser tolerantes. Habían desaparecido como por parte de magia los nombres de Jon Zabala, Joel Merkler, Martin Alonso, Kerman Aurrekoetxea o Asier Usarraga, todos ellos jugadores que compiten en las dos máximas categorías del rugby francés. Chirría ahora la pregunta dirigida a los aficionados que la Federación hizo en redes sociales con la primera convocatoria. '¿Qué os ha parecido la lista y a quién tenéis más ganas de ver?'. Pero es que, además, la nota de prensa de la RFER ponía en negrita los nombres de Zabala y Merkler, que "vendrán a apuntalar la melé" y el de Alonso que "aportará su velocidad y explosividad a campo abierto". Eso no empaña en modo alguno la labor de los jugadores que saltaron al terreno de juego, porque siempre dieron la cara
Países Bajos, un partido clave
Queda el consuelo de creer que los ilustres del rugby patrio puedan acudir en febrero al partido frente a Países Bajos, que será clave de cara a la clasificación en la próxima Copa del Mundo. Al menos esa idea la deslizó un alto cargo de la RFER en el pódcast Tercer tiempo. Esta vez sí se habló de jugadores disponibles, un matiz hecho con una calculada ambigüedad para cubrirse las espaldas por si los clubes franceses actúan de nuevo a su antojo. Al final, tuvo que ser el seleccionador Pablo Bouza quien, a toro pasado, afirmara sin ambages: "No han venido porque no les han dejado sus clubes". Los aficionados fijianos sí pudieron ver una semana antes frente a Gales a casi todas sus estrellas. Habría que preguntar de nuevo a quien corresponda por qué algunas selecciones pueden contar con sus mejores jugadores y otras no.
En la cancelación de ser sede del Mundial de rugby M20 no existe un responsable directo. El problema siempre fue la insalvable diferencia de dinero que había que apoquinar para la celebración del evento. "Nada de motivaciones políticas", según apuntan desde el Gobierno Vasco. A las instituciones vascas se les pedía una inversión de 2.400.000 euros para un evento que cuesta alrededor de cinco millones. Fuentes del ejecutivo autonómico afirman que "siendo muy optimistas, solo podríamos haber llegado a la mitad de esa cantidad". En ningún caso la ruptura de las negociaciones estuvieron motivadas por temas relacionados con los gastos de seguridad. Es más, las mismas fuentes recalcan la "buena sintonía" que ha existido siempre y que solo les ha separado la cuestión económica.
Ahora bien, dichas fuentes señalan que el dosier presentado por la RFER era algo "escaso". No entendían la fuerte inversión de dinero que se exigía a los ayuntamientos de Bilbao, Donostia o Vitoria, así como a las tres diputaciones provinciales si, por ejemplo, el tema del alojamiento estaba previsto en residencias y no en hoteles. Tampoco veían con buenos ojos el reparto de dinero a pagar en cada provincia. Vizcaya, donde estaba previsto que se celebraran las semifinales y finales del torneo, debía a aportar 700.000 euros, es decir, 100.000 más que Guipúzcoa a pesar de que el mayor impacto mediático lo iban a tener los vizcaínos. Álava hizo entonces frente común con los guipuzcoanos.
Desde la RFER se llegó a sugerir la posibilidad de que el Consejo Superior de Deportes (CSD) corriera con una parte de esos 2.400.000 euros. Sin embargo, dicha propuesta nunca llegó a cuantificarse. Hubo un intento casi desesperado por parte de la Federación para averiguar si mejorando la propuesta se podría llegar a un acuerdo. Tampoco salió adelante. El tiempo se echaba encima y todos sospechan que World Rugby ya tenía activado su Plan b, que no es otro que disputar el Mundial en otro país. Georgia parece el mejor colocado. Eso, si al final se llega a disputar, algo que no está nada claro. Pese a todo, fuentes de la RFER explican que les gustaría retomar el tema para organizar en el País Vasco el evento en 2026 o 2027 porque se trata proyecto "bien armado" al que se le podría buscar nuevas formas de financiación "si, por ejemplo, se consigue que se declare de especial interés público".
La última reunión celebrada entre todas las partes el pasado 8 de octubre terminó sin acuerdo. Pocos días después, recibieron un correo del Ejecutivo autonómico en el que se les comunicaba que "se ha llegado a la conclusión de que actualmente no es factible mantener la candidatura de Euskadi para el año 2025 con la involucración del Gobierno vasco y las instituciones de los tres Territorios Históricos en los términos económicos en los que plantea la Comisión Promotora". No obstante, en el mail se trasladaba a las partes el "sincero" y "honesto" trabajo de todas las instituciones vascas en el análisis del proyecto y se refirmaba su voluntad e interés "en seguir apoyando el rugby desde nuestras respectivas posibilidades".
La cosa no quedó ahí porque el PP la ha llevado al Parlamento Vasco. La popular Muriel Larrea, que llegó a jugar a rugby durante su adolescencia en Hendaia, presentó, al igual que un diputado nacional lo hizo en el Congreso de los Diputados, una proposición de no de ley en la que pide a la cámara que inste al Gobierno vasco "a que en coordinación con la Federación Vasca de Rugby y los agentes implicados, así como las administraciones implicadas, trabajen para que el Mundial M20 de rugby para 2025 sea una realidad". Y es que, en opinión de Larrea, el impacto económico que supondría la celebración del evento no solo impulsaría el turismo "sino que también genera ingresos para diversas industrias locales como la hostelería, la restauración y el comercio minorista".
¿Qué ha pasado con las World Series?
Más dudas genera la cancelación de las World Series. El ayuntamiento tenía previsto invertir nueve millones en tres años, lo que ocurre es el acuerdo se firmó siendo concejala de Deportes Sofía Miranda (Cs) y, tras el batacazo electoral de su partido en las últimas elecciones municipales, fue sustituida en el cargo por Sonia Cea (PP). La cancelación del evento se conoció a través de la prensa. En concreto, la noticia la adelantó El Periódico de España y más tarde fue confirmada por la RFER, una reacción que se antoja un poco tardía. La Federación no fue muy explícita sobre los motivos de la ruptura del acuerdo que resumió en "la imposibilidad de obtener para esta edición los mismos recursos que aportó el Ayuntamiento de Madrid para la edición anterior ha sido el principal motivo de la retirada".
Desde el consistorio tampoco es que haya trascendido gran cosa. Fuentes del área de concejalía de deportes explican que el Ayuntamiento ya ha hecho una inversión "muy fuerte" este año, dando a entender que no parece estar dispuesto a repetir en lo sucesivo. De hecho, en sustitución de las World Series ya hay planificado para el próximo año un partido de la National Football League (NFL) norteamericana. Las mismas fuentes apuntan a que en el futuro estarían dispuestos a colaborar en la organización de eventos como las World Series de rugby, "pero sin hacer un esfuerzo económico tan grande". No dan ninguna cifra. Algo hace pensar que si World Rugby y la RFER no se apañan solos en el tema económico, ya pueden empezar a buscar otra ciudad para acoger la siguiente edición o asumir todos los costes.
El presidente de la Real Federación Española de Rugby (RFER), Juan Carlos Martín, Hansen, solía referirse al rugby nada más llegar al cargo como "un gigante dormido". En solo dos años y medio al frente de la Federación, ya puede presumir de algún que otro éxito deportivo mezclado con episodios puntuales de cierta bisoñez en los despachos. Todos los detalles importan para que el gigante no acomode de nuevo su cabeza sobre la almohada y coja una postura que le permita echar otra cabezada. Si se aspira a conseguir que España sea sede de la Copa del Mundo, quedan por pulir algunas cosas. Orillarlas no es la mejor solución.
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