"El rugby nos ha ofrecido una salida": huir de la guerra de Ucrania tras un balón oval
Las internacionales ucranianas Natalia, Oksana y Elisaveta, y la secretaria de su federación, Irina, se han enrolado en el rugby español para dejar atrás el horror de la guerra en su país
La mal llamada guerra de Ucrania, en realidad la invasión por parte de Rusia, sigue generando historias derivadas del conflicto bélico y la marcha de personas de su país. Hace tres semanas aterrizaban en Barajas varias ucranianas que llegaban gracias a su vínculo con el rugby. Eran las jugadoras de la selección Elizaveta Havrylova, Natalia Mazur y Oksana Nykoriak. La primera, acompañada de su abuela. Junto a ellas viajaba Irina Arkhystka, secretaria general de la Federación ucraniana, junto a su hija Daria, de 12 años, y sus dos ahijadas, que venían acompañadas de su madre.
Natalia y Oksana se han enrolado en las filas del club valenciano de Les Abelles, que milita en la División de Honor B, donde ha peleado por el ascenso a la máxima categoría del rugby femenino español. Elizaveta, por su parte, se encuentra entrenando con el Club de Rugby Majadahonda, finalista de División de Honor. Havrylova empezó a jugar al rugby "a los 14 años porque antes jugaba al balonmano. Aprendí a jugar a los 10 años, pero era muy pequeña, así que elegí primero el balonmano. Cuando lo retomé, mis dos primeros entrenamientos fueron con el equipo de chicos. Luego me llamaron para entrenar con el senior de niñas. Había chicas de 17 a 25 años y al principio fue difícil para mí, pero me enamoré del rugby. Jugué en el Kharkiv Tigritsy bajo la dirección de los entrenadores Sergey Garkavy y Oleg Litvinenko".
Elizaveta lleva "tres semanas entrenando en el club femenino de Majadahonda. Es un club muy grande, las chicas son muy amables y los entrenadores nos han recibido muy bien. Me gusta entrenar con ellas porque se toman el entrenamiento con mucha responsabilidad. En los entrenamientos las chicas me ayudan a traducir al inglés, ya que no entiendo español. Ojalá pueda jugar en el club y ser campeón con ellas. Como jugadora, mi sueño deportivo en el rugby siempre es lograr la mayor cantidad de títulos con mi club y con la selección de Ucrania".
El camino de esta jugadora desde su ciudad hasta Majadahonda no ha sido sencillo. "Soy de Kharkiv y mi camino hasta Madrid ha sido bastante difícil. Salimos sabiendo que tardaríamos en volver a casa tiempo porque las hostilidades continúan en mi ciudad hoy. Llegamos a Lviv, donde pasamos una noche y al día siguiente salimos de Ucrania rumbo a Polonia. Pasamos cuatro días en la ciudad de Lodz, donde incluso logramos jugar un torneo de rugby-7 con el equipo local del Budovlyane. Y después de esos cuatro días en Polonia, volamos a España, a Madrid, donde nos recibió José Miguel Gorrotxategi. Nos trajeron a casa y allí conocí a los entrenadores del Majadahonda, Darío y Jesús. Así como a la presidenta, Luisa Pérez". Hay compañeras suyas de selección desperdigadas por todos sitios. En Lodz, la ciudad polaca a la que llegó huyendo de la guerra, hay varias jugando juntas. Pero también hay internacionales ucranianas en Lituania o en Israel.
Detrás de estas historias siempre hay unos héroes anónimos necesarios. En este caso se trata de José Miguel, miembro español de Rugby Europe, y de la gente del Majadahonda, empezando por su presidenta Luisa. Ellos hicieron las gestiones para que la expedición ucraniana encontrase acomodo en Madrid. Elizaveta cuenta que "vine a España con mi abuela, y con Irina Arkhitskaya, la secretaria general de la federación de rugby de Ucrania. Ella también es la jefa del staff de la selección. Irina llegó su hija Daria, y con nosotros vino otra familia con dos niños y un gato. En Kharkiv se han quedado mis padres, mi mamá, mi papá y nuestro gato". Esta mañana, cuando Elisaveta hablaba con sus padres por teléfono, de fondo se escuchaban las explosiones. Kharkiv es una de las ciudades más castigadas por las tropas rusas.
Irina Arkhystka, secretaria general de la Federación ucraniana de rugby, trabaja estos días desde Majadahonda para reconstruir el rugby ucraniano. Irina dedica diez horas diarias a reorganizar el rugby de su país y preparar las selecciones Sub-18 para participar en las próximas competiciones de Europa Rugby. Está en contacto con el Ministerio de Deportes y con World Rugby y con la persona que apostó por ella para asumir ese rol. "Soy secretaria de la Federación desde 2016, año en que Levgeni Bazhenkov me ofreció incorporarme a su equipo de trabajo. Mi vida siempre ha estado vinculada al deporte, pero no había tenido ningún contacto con el rugby. Levgeni me invitó a trabajar en su proyecto para crear algo desde cero y me sumé a la Federación".
Arkhystka ha dejado en Kiev "a mi marido, que se siente comprometido con el país y se ha quedado para enrolarse en la resistencia. Como no tiene experiencia militar, está trabajando en tareas logísticas como la recuperación del aeropuerto. Mi madre también se ha quedado en Ucrania, pero está lejos de Kiev. Habló con ellos a diario, pero me gustaría estar allí con ellos. En Kiev llevan cinco o seis días más tranquilos sin bombardeos, aunque cuando he hablado con algunos amigos me han dicho que se habían escuchado algunas explosiones y no conocían la causa". Recientemente, se han enterado de que Alexander, el director general de la federación, se ha alistado al ejército ucraniano y se encuentra en Odesa combatiendo. Algo que la sobrecoge.
El rugby en Ucrania está creciendo notablemente. Su selección de 7 femenina ha ascendido de división del Trophy al Championship, lo que la clasifica para medirse a selecciones como España o Inglaterra. Rugby Europe ha confirmado que guardará las plazas de Ucrania para el momento en que regresen a la competición, algo en lo que está trabajando Irina desde Madrid diez horas al día. Irina llegó con su hija Daria y con sus ahijadas y su madre. "Mi idea es regresar en junio, cuando los niños acaben el colegio". Los tres niños están acudiendo diariamente a un colegio de Majadahonda, en el que se han integrado con normalidad. Este fin de semana Iryna y Daria viajarán a Valencia a visitar a Natalia y a Oksana.
En medio de este panorama desolador para Ucrania, Rugby Europe ha abierto un proyecto para ayudar a reconstruir el rugby el país con donaciones. Desde material deportivo, ropa o balones, a ayudar a la reconstrucción de campos. En el de Kharkiv, por ejemplo, un mortero cayó en medio del campo destrozándolo. World Rugby se ha querido sumar a esta iniciativa e igualará cada euro que se recaude en el fondo de Rugby Europe para duplicar la donación.
Irina sonríe al hablar de lo que están viviendo ella y su hija en Madrid. "Somos muy afortunadas y solo podemos dar las gracias por la hospitalidad y la acogida que nos han dispensado José Miguel, Luisa y la gente del Majadahonda o Les Abellas en Valencia. El rugby nos ha ofrecido una salida". Y apunta divertida, "si hasta yo he empezado a jugar en Majadahonda al rugby touch, algo que ni siquiera había hecho en Kiev. Está siendo toda una experiencia". Y en este caso el rugby está haciendo que sea más llevadera.
La mal llamada guerra de Ucrania, en realidad la invasión por parte de Rusia, sigue generando historias derivadas del conflicto bélico y la marcha de personas de su país. Hace tres semanas aterrizaban en Barajas varias ucranianas que llegaban gracias a su vínculo con el rugby. Eran las jugadoras de la selección Elizaveta Havrylova, Natalia Mazur y Oksana Nykoriak. La primera, acompañada de su abuela. Junto a ellas viajaba Irina Arkhystka, secretaria general de la Federación ucraniana, junto a su hija Daria, de 12 años, y sus dos ahijadas, que venían acompañadas de su madre.
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