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La bofetada a Francia y el agarrón testicular de una marrullera Inglaterra en el 6 Naciones
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La bofetada a Francia y el agarrón testicular de una marrullera Inglaterra en el 6 Naciones

Los franceses pierden en Escocia, hipotecando sus opciones de ganar el Grand Chelem, y el pilier inglés Marler protagonizaba un lance lamentable e inaudito ante Gales

Foto: Alun Wyn Jones, este sábado en Twickenham. (Reuters)
Alun Wyn Jones, este sábado en Twickenham. (Reuters)

Los franceses, advertía el neozelandés John Kirwan, son tipos "previsiblemente imprevisibles". Y esa leyenda les ha perseguido desde siempre para bien y para mal. Maravillosos e inconsistentes. Los de Galthie llegaban a Edimburgo deslumbrando con un rugby al que le ponía rostro su apertura Romain Ntamack. Escocia parecía un rival asequible, pero donde menos te lo espera salta la liebre. Y a los pies de las Highlands llegó 'la francesada'.

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Todo arrancó cuando Camile Chat, el talonador titular galo, se lesionó. Algo debió descolocar el incidente a sus compañeros porque los delanteros del cardo arrasaban el breakdown. Y esa inferioridad se transformó en frustración, con una amarilla a Cros y una roja posteriormente para Mohamed Haouas, el pilier de Montpellier, que atizaba un croché a un rival que cazaba la cámara. Y para rematar Ntamack se marchaba al cuarto de hora con una conmoción fruto de la agresividad de los rotweillers escoceses.

Con 14 desde el minuto 37 los locales supieron ser pacientes y encontrar huecos. Dominaron el set-piece condicionando en la melé a los galos, lo que le permitió ganar muchos metros con los golpes y tener espacio para que corrieran sus galgos. Las malas patadas de Jalibert y Bouthier permitieron a la línea escocesa contragolpear y Maitland posó dos ensayos, por uno del francés Penaud tras otra acción de clase de Dupont. Pero la magia de Toto era insuficiente y se les escapaba el Grand Chelem, lo que los británicos llaman el Grand Slam, perdiendo un partido ante un rival teóricamente inferior.

La estocada a los franceses se la daba el talonador McInally al aprovechar un error en una touch, déficit histórico de los franceses, que ponía el 28-10 en el marcador. Un ensayo de Ollivon maquillaba la derrota (28-17) de una Francia huérfana de magia y exuberancia. Y Escocia, rememorando aquella cita legendaria de Jim Calder ("Ganar a Francia es un placer y a Inglaterra, un deber") disfrutaba de una victoria placentera.

placeholder Stuart McInally celebrando su tercer ensayo. (Reuters)
Stuart McInally celebrando su tercer ensayo. (Reuters)

Esto ocurría menos de 24 horas después de que Inglaterra tumbase a Gales (33-30) en un partido áspero en el que los de la Rosa volvieron a rememorar viejos tiempos cuando eran un equipo desquiciado y marrullero en el que eran más habituales las salidas de tono que la brillantez rugbística. De hecho, los nombres del partido fueron Manu Tuilagi, que se marchó expulsado por una acción violenta contra North, aunque le honra sus disculpas posteriores, y el inefable Joe Marler.

Marler es un primera línea de esos que se han quedado anclados en un siglo anterior. Incapaces de amoldarse al rugby dinámico, suma además una incapacidad manifiesta en las melés para imponerse a sus adversarios con los que combate tirando de viejas tretas: cruzarse, dejarlos caer, hundir melés...

El protagonismo de los testículos de Jones

Siendo eso repudiable, el inglés añade a todo ello un afán exhibicionista que le convierte en uno de los jugadores más detestables en un campo de rugby. En el partido ante los galeses protagonizó uno de los momentos más lamentables que se han visto en un campo de rugby en los últimos tiempos al aprovechar un intercambio de pareceres entre delanteros ingleses y galeses para agarrar al capitán rival, Alun Wyn Jones, por sus testículos. El claro afán provocador de Marler no encontró premio en el mesurado abogado galés, que evitó un incidente mayor. Pero la maniobra sí fue captada por la cámara.

A Marler le deberían caer unos cuantos partidos de sanción y con suerte hasta que Eddie Jones le mandase a la nevera por un tiempo si no definitivamente. Resta decir, de ese partido, que los galeses evidencian claros problemas de gestión ofensiva atrás y un completo caos en la tercera, donde se han sumado a la moda de cambiar a los jugadores de sitio sin ningún sentido común. Su seleccionador, el neozelandés Wayne Pivac, advirtió que apostaría por un juego más audaz y de momento se ha estampado enlazando tres derrotas consecutivas (Irlanda, Francia e Inglaterra) que han despertado muchas suspicacias en su país.

Inglaterra espera ahora un desenlace para este 6 Naciones que no se ha librado de la amenaza del coronavirus. Los ingleses han visto aplazado su partido ante Italia de la última jornada, como los irlandeses en esta. Y su tropiezo con Francia en la primera jornada ha sido subsanado con la francesada del XV del Gallo en Edimburgo. Ahora Irlanda, que se medirá a Francia el próximo en París a las 21:00 horas, será juez del torneo.

Los franceses, advertía el neozelandés John Kirwan, son tipos "previsiblemente imprevisibles". Y esa leyenda les ha perseguido desde siempre para bien y para mal. Maravillosos e inconsistentes. Los de Galthie llegaban a Edimburgo deslumbrando con un rugby al que le ponía rostro su apertura Romain Ntamack. Escocia parecía un rival asequible, pero donde menos te lo espera salta la liebre. Y a los pies de las Highlands llegó 'la francesada'.

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