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La norma que pondrá el rugby patas arriba: descensos en el Seis Naciones y Liga Mundial
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españa, poco profesionalizada para el proyecto

La norma que pondrá el rugby patas arriba: descensos en el Seis Naciones y Liga Mundial

No está claro aún si España entrará en los planes de World Rugby para estar en la División 2, pese a militar en el VI Naciones B, Dos grupos de seis y un play off final para el campeonato

Foto: Irlanda y Nueva Zelanda, en un partido reciente. (Reuters)
Irlanda y Nueva Zelanda, en un partido reciente. (Reuters)

El rugby mundial dibuja un nuevo escenario y detrás de ese trazo aparece la mano del vicepresidente de World Rugby, Agustín Pichot. El hombre que en realidad maneja los hilos de la institución mundial que preside el histórico 8 inglés Bill Beaumont. Pichot, que ha sufrido el conservadurismo de la estructuras rugbísticas en sus carnes con una Argentina que solo jugaba partidos de primer nivel en los Mundiales, marcó como objetivo prioritario flexibilizar ese inmovilismo e invitar a la fiesta de la aristocracia rugbística a países de clase media y naciones emergentes. Lo cual es, además, una apetecible medida financiera para la organización.

En esa lucha por oxigenar el panorama Pichot ha ideado una nueva competición llamada 'Nations Championship', una Liga Mundial de rugby anual entre las naciones más grandes, pero a cuya fiesta están invitados los más brillantes del segundo escalón. Y para ello ha sentado en Los Ángeles al CEO del Seis Naciones, Benjamín Morel, junto a los capos de los grandes países del rugby (Tier 1) para presentarles su proyecto más ambicioso.

Foto: Agustín Pichot, vicepresidente de World Rugby. (Reuters)

La Liga Mundial estaría formada por dos grupos de seis equipos. Uno del hemisferio sur y otro del norte. El del norte lo formarían los seis equipos del VI Naciones (Irlanda, Inglaterra, Escocia, Gales, Francia e Italia) y el del sur los cuatro participantes del Rugby Championship (Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica y Argentina) más dos que se integrarían a ese torneo (Fiyi y Japón). Las selecciones jugarían a lo largo del año once partidos contra selecciones del nivel 1 (las de su grupo en sus torneos y las seis del otro hemisferio). En todos los partidos se pondrían en juego puntos para esta Liga Mundial.

placeholder Francia y Australia. (Reuters)
Francia y Australia. (Reuters)

Dos grupos y un play off

Los partidos se jugarían de la siguiente forma: en febrero y marzo el VI Naciones, en agosto y septiembre el Rugby Championship, en julio tres partidos entre países de los dos hemisferios y en noviembre los otros tres. Después se obtendrá una clasificación y los dos primeros de los dos grupos se clasificarán para jugar un playoff con semifinales y final que se disputarían la última semana de noviembre y la primera de diciembre en una sede neutral.

Para la primera edición, que se disputará en 2022, se barajan tres posibles sedes: el estadio Olímpico de Berlín, el Camp Nou de Barcelona y el estadio de Wembley en Londres (aunque este no cumple el requisito de neutral). Esta competición no se disputaría durante los años de Mundial, por lo tanto ni en 2023 ni en 2027, para no robar foco a la competición más beneficiosa económicamente del calendario, la Copa del Mundo.

Pero lo más llamativo de este torneo es que no es cerrado. Pichot ha propuesto que haya ascensos y descensos en el VI Naciones y en el Rugby Championship. Es decir, que el último del VI Naciones, por ejemplo, se juegue con el primero del Campeonato de Europa (VI Naciones B), la plaza en la edición del siguiente año. Aunque hay que recordar que el VI Naciones es un torneo privado, se desconoce qué oferta le ha hecho World Rugby a Six Nations Ltd. para que Morel saliera de esa reunión advirtiendo que fue un "encuentro muy constructivo". En el caso europeo parece claro que Georgia es quien amenaza la posición de Italia, cuchara de madera en el VI Naciones en cuatro de las últimas cinco ediciones ya que no gana un partido en el torneo desde febrero de 2015. Los georgianos han crecido mucho y ahora mismo están dos pasos por encima de rumanos, rusos o españoles.

En el hemisferio sur hay dos áreas que pelearían por esa plaza de promoción de ascenso. Por un lado aparece el torneo llamado 'Pacific Nations', en el que participarán Canadá, Tonga, Samoa y Estados Unidos. Por otro el 'American Championship', con Brasil, Uruguay y Chile. Los ganadores de ambos se disputarían esa plaza que les daría opción a ascender al Rugby Championship midiéndose al último del torneo.

placeholder Agustín Pichot y Bill Beaumont. (Reuters)
Agustín Pichot y Bill Beaumont. (Reuters)

La grieta entre World Rugby y España

Sentadas esas bases de la llamada División 1, resta conocer cómo van a resolver el calendario de los países de la División 2, que con este panorama tendrían muy complicado medirse a países del primer escalafón, como ahora sí hacen en las ventanas de junio y noviembre. De hecho, resta saber cómo organizarán el mapa de los países de segundo nivel, porque si en el VI Naciones B están los europeos (Georgía, Rumanía, Rusia, España, Alemania y Bélgica) y en el sur se localizan en la Pacific Nations y el American Championship, hay países fuera de ese radar que a World Rugby le interesa incluir entre los 12 de la División 2 como Kenya, Namibia o incluso países asiáticos como Hong Kong. Esto hace que tengan más de 12 candidatos para esa División 2 de la que aún no hay tantos detalles.

La situación de España es complicada. Si bien es cierto que participa en el VI Naciones B, lo que le daría derecho incluso a pelear por el ascenso al VI Naciones si ganase el Campeonato de Europa, cosa poco probable, el peso de España en el rugby europeo y especialmente en World Rugby es inexistente. Y el motivo es conocido: cuando Agustín Pichot visitó España en junio de 2016 se entrevistó con el presidente de la Federación Española de Rugby, Alfonso Feijoo. La entrevista confirmó algo que ya se sabía, el distanciamiento entre los puntos de vista de ambos para desarrollar el rugby español.

Foto: Los capitanes del 6 Naciones, en el posado oficial del torneo. (Reuters)

España desoyó los consejos de Pichot y esto ha provocado que nuestro país siga sin tener peso en el panorama internacional. En la visita del exseleccionador argentino Daniel Hourcade a España, donde trabajó durante la pretemporada con Alcobendas Rugby, el técnico, persona muy cercana a Pichot, fue muy categórico al advertir: "Es inconcebible que el rugby en España no tenga Alto Rendimiento. Así no crecerá nunca". Casualmente esa fue una de las premisas de Pichot a Feijoo. Por todo ello y por el amateurismo de nuestro rugby y de nuestros dirigentes, España no cuenta con ninguna influencia en el panorama internacional como quedó claro tras lo ocurrido en el partido entre España y Bélgica en Bruselas con un árbitro rumano, país que estaba implicado en la lucha por la clasificación.

De hecho, en Los Ángeles se pronunciaron los nombres de varios países europeos como Georgia, Rusia, Rumanía o incluso Alemania. Pero nadie habló de España. Toca esperar, por tanto, para saber si somos un país de segunda o de tercera, rugbísticamente hablando. Por medios y recursos pinta más a lo último. Pero la esperanza es lo último que se pierde.

El rugby mundial dibuja un nuevo escenario y detrás de ese trazo aparece la mano del vicepresidente de World Rugby, Agustín Pichot. El hombre que en realidad maneja los hilos de la institución mundial que preside el histórico 8 inglés Bill Beaumont. Pichot, que ha sufrido el conservadurismo de la estructuras rugbísticas en sus carnes con una Argentina que solo jugaba partidos de primer nivel en los Mundiales, marcó como objetivo prioritario flexibilizar ese inmovilismo e invitar a la fiesta de la aristocracia rugbística a países de clase media y naciones emergentes. Lo cual es, además, una apetecible medida financiera para la organización.

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