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¿Quiénes son los culpables del desembarco de los All Blacks en España?
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El clínic de los campeones

¿Quiénes son los culpables del desembarco de los All Blacks en España?

Alberto Chicote ejerció de orgulloso anfitrión en la cena de bienvenida a los técnicos y jugadores llegados desde Nueva Zelanda a Madrid para celebrar el All Blacks Clinic

Foto: El capitán de la selección española de rugby, Jaime Nava, junto a Anthony Tatiavake y Bull Allen. (Fotos: Pablo T. Alonso)
El capitán de la selección española de rugby, Jaime Nava, junto a Anthony Tatiavake y Bull Allen. (Fotos: Pablo T. Alonso)

Al principio de los años 90, el rugby era un deporte casi clandestino en España. Por entonces, cuando la madre de Alberto le castigaba sin ir a entrenarse con sus amigos, él se las ingeniaba para presentarse en el campo donde se apañaba con unos pantalones de sobra de uno, un polo suelto de otro, unas botas que había dejado alguien en el vestuario... Jugaba de primera línea y confiesa que soñaba "como todos los niños de la época, en ver alguna vez a los All Blacks". Cuando llegaba a casa, "venía marcado por los golpes que se pegaban y sabíamos que había ido a jugar al rugby, pero nos hacíamos los suecos porque era un deporte con muy buen ambiente", apunta cómplice su madre. Como el resto de compañeros de su equipo, Alberto Chicote jugaba sin más aspiraciones que "divertirse y, eso sí, pasarle por encima al tío que se pudiera delante".

El pasado domingo, Alberto ejerció de orgulloso anfitrión en la cena de bienvenida a los técnicos y jugadores llegados desde Nueva Zelanda a Madrid para celebrar el All Blacks Clinic. El primer campus que celebra la New Zealand Rugby, la legendaria federación kiwi, en Europa. Entre los invitados, los técnicos Peter Harold y Wayne Marsters y el jugador de Racing 92 Anthony Tatiavake, que ha vestido la camiseta de los All Blacks en seis ocasiones. Junto a ellos emergía la figura imponente de Mark Richard Allen o, como se le conoce en el rugby, 'Bull' Allen. El Toro, de 1,83 y 115 kilos, fue un primera línea muy popular en el rugby neozelandés de inicios de los 90. Se convirtió en el All Black número 933.

placeholder Alberto Chicote fue el anfitrión en su restaurante de la Puerta del Sol. (Foto: Pablo T. Alonso)
Alberto Chicote fue el anfitrión en su restaurante de la Puerta del Sol. (Foto: Pablo T. Alonso)

Chicote, dos años menor que el gigante de Taranaki, disfrutó durante la cena compartiendo confidencias con él y rememorando sus años batallando en la primera línea de su equipo y de la selección madrileña. "¡Qué tíos más majos y qué noche más divertida! Gracias a Kiwi House por la ocasión de conocer personalmente a gente a la que admiro", tuiteó al final de la velada. El cocinero agradecía así la elección de su restaurante Puertalsol para el pistoletazo de salida del clínic con esa concurrida cena en las que los kiwis hasta se tomaron las uvas frente a la reloj de la Puerta del Sol.

La visita de Allen y sus compañeros es el resultado de la apuesta realizada por la empresa Kiwi House para celebrar en España este primer campus, "que esperamos que sea el primer hito en un largo camino de colaboración con New Zealand Rugby". Kiwi House es una empresa española que cuenta con dos socios, el neozelandés Paul Nicholson y la española Mirella Ruiz. El primero es un kiwi que lleva años afincado en España, colaborador del área de comercio de la embajada de Nueva Zelanda y un apasionado del rugby al que uno puede encontrarse en el campo de Las Terrazas de Alcobendas y en muchos otros de la geografía española.

Un terreno inexplorado

Mirella Ruiz es una experta en márketing y comunicación que llegó al mundo del rugby hace unos años después de llevar grandes cuentas en su agencia. Descubrió "un mundo fascinante que te seduce inmediatamente y que además cuenta con muchísimas posibilidades para trabajar y darle visibilidad. El All Blacks Clinic es una de ellas". Después de la visita de los All Blacks a España el pasado año para recoger el premio Princesa de Asturias para el Deporte, la delegación kiwi celebró una cena de despedida en Madrid con la embajada en la que agradeció el excepcional trato que había recibido por parte de los españoles. Entonces Nicholson y Ruiz decidieron proponer la celebración del clínic en España, aprovechando el viento a favor tras la visita a Asturias.

Después de muchos meses de trabajo, se recibió el visto bueno de la New Zealand Rugby, la institución que dirige y blinda el día a día de los All Blacks. Un portaviones que aterrizó en nuestro país escoltado por sus dos poderosos patrocinadores, Adidas y AIG. Lo primero que se decidió fue incorporar a personalidades del rugby español al campamento. José Ignacio 'Tiki' Inchausti, jugador internacional y seleccionador destacadísimo de seven; la preparadora física de la selección, Mar Álvarez; el entrenador de SilverStorm El Salvador, Juan Carlos Pérez; y el internacional español de origen neozelandés Brad Linklater fueron los elegidos. Se barajó también el nombre de la internacional de las Leonas Patricia García, pero sus compromisos en Japón, donde está jugando la liga de seven, impidieron reclutarla.

placeholder Impartiendo una clase. (Pablo T. Alonso)
Impartiendo una clase. (Pablo T. Alonso)

Sin embargo, en las últimas semanas no ha parado de crecer la nómina de personalidades que se han sumado al campus atraídos por la magia de los All Blacks. Jaime Nava, capitán de la selección española de rugby y participante en el concurso de televisión MasterChef Celebrity impartió una divertida sesión sobre nutrición. El doctor Mikel Aramberri, una eminencia en el tratamiento de lesiones tanto en el rugby como en el fútbol, se ha situado al mando de los servicios médicos del campus. El jugador internacional de seven Jacobo Martín es uno de los fisioterapeutas. La exinternacional Marta Lliteras, primera mujer que ha sido directora deportiva de un equipo masculino de rugby, lidera el equipo de voluntarios... Este miércoles, Michael Robinson, persona ligada al rugby español desde que en 2009 promoviese la celebración de la Superibérica, se dejó ver por las instalaciones de la Universidad Francisco de Vitoria, donde se celebra el clínic.

Nunca el rugby español había presentado un producto con un envoltorio tan atractivo y profesional. Hasta el punto de que María José Rienda, presidenta del Consejo Superior de Deportes, acudió este jueves al encuentro por el embajador neozelandés en España, Andrew Jenks, con empresas ligadas al deporte. Entre ellas estaban representados Real Madrid y Fútbol Club Barcelona. El clínic también ha concitado el interés de los medios de comunicación, que han dedicado espacio tanto en radio, como en prensa e incluso en los informativos de televisión. ¿Qué habrá después de esto? En Kiwi House son cautos y prefieren seguir trabajando el día a día hasta que termine el campus con los neozelandeses.

placeholder Paul Nicholson y Mirella Ruiz. (Pablo T. Alonso)
Paul Nicholson y Mirella Ruiz. (Pablo T. Alonso)

Humildad y trabajo son dos de los valores con los que los All Blacks martillean al centenar de chicos de 14 y 18 años que participan en el clínic. La misma humildad y cercanía que muestran ellos cuando recogen las mesas en el comedor y los vestuarios al acabar los ejercicios. Bull Allen y Tuitavake se cuelan en las habitaciones individuales de los chicos para ver si las tienen recogidas mientras estos participan en las sesiones programadas con otros 'coaches'. Cada día hay reuniones para ir planteando la entrega de premios final en la que poco o nada tienen que ver la competitividad o los resultados deportivos. Premios al más sonriente, al más trabajador, al mejor compañero... "Uno es un All Black 24 horas al día, 365 días al año. Y para ser un All Black hay que comenzar siendo un Baby Black. Ese es el legado que debemos dejar aquí. Mejores deportistas, pero por encima de todo, mejores personas", apunta Allen con su enorme sonrisa y su cabeza rasurada que cubre con una gorra para protegerla del sol de justicia madrileño.

placeholder En la piscina. (Pablo T. Alonso)
En la piscina. (Pablo T. Alonso)

El domingo, cuando Harold, Marsters, Allen y Tuitavake tomen el avión de vuelta, los dos socios de Kiwi House se sentarán a evaluar una experiencia "muy exigente, pero sobre todo muy enriquecedora". "Son estas cosas las que te hacen crecer personalmente, más allá de los objetivos empresariales del evento. Para nosotros ha sido un honor que New Zealand Rugby haya confiado en nosotros a la hora de organizar este clínic y con ello en el rugby español. Ahora nuestra idea es poner en marcha otros proyectos que sirvan de plataforma para dar visibilidad al rugby español. Y por supuesto seguir trabajando con los All Blacks, de los que nos hemos enamorado todos un poco más esta semana", cuentan.

Al principio de los años 90, el rugby era un deporte casi clandestino en España. Por entonces, cuando la madre de Alberto le castigaba sin ir a entrenarse con sus amigos, él se las ingeniaba para presentarse en el campo donde se apañaba con unos pantalones de sobra de uno, un polo suelto de otro, unas botas que había dejado alguien en el vestuario... Jugaba de primera línea y confiesa que soñaba "como todos los niños de la época, en ver alguna vez a los All Blacks". Cuando llegaba a casa, "venía marcado por los golpes que se pegaban y sabíamos que había ido a jugar al rugby, pero nos hacíamos los suecos porque era un deporte con muy buen ambiente", apunta cómplice su madre. Como el resto de compañeros de su equipo, Alberto Chicote jugaba sin más aspiraciones que "divertirse y, eso sí, pasarle por encima al tío que se pudiera delante".

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