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El cambio histórico en el rugby español para la profesionalización
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nace la asociación de clubes (alnr)

El cambio histórico en el rugby español para la profesionalización

El nacimiento de la Asociación de la Liga Nacional de Rugby marca un hito en el rugby español. Esta vez cuenta con el visto bueno de la federación

Foto: Los clubes de la liga masculina se unen para impulsar el rugby español. (EFE)
Los clubes de la liga masculina se unen para impulsar el rugby español. (EFE)

El rugby español vive meses fundamentales para su futuro a corto, medio y largo plazo. La abrupta descalificación de su selección masculina de XV en los despachos de World Rugby en su quimérico viaje hacia el Mundial de Japón no ha sumido a los estamentos del deporte oval patrio en la depresión, en contra de lo que se pudiera pensar. Mientras la Federación Española de Rugby (FER) bombardeaba con recursos jurídicos a la institución mundial de rugby y sus comités trataban de salvar un 'match ball' tras otro, los clubes seguían trabajando incansablemente en su ámbito particular, ajenos al ruido.

El fin de la aventura mundialista, que había levantado muchas expectativas además de atraer a nuevos aficionados y posibles patrocinadores, ha provocado un frenazo en la dinámica que advertía el desembarco de empresas en el deporte oval. Se ha desplomado como un castillo de naipes el ambicioso proyecto de inversión de uno de los 'partners' federativos y se ha conocido en las últimas horas que una cadena de supermercados internacional se retira del espectro rugbístico tras el nombramiento de un nuevo CEO internacional que ha dado un giro a su gestión de patrocinio.

Pero más allá de estos hechos puntuales, el rugby mantiene su tendencia de crecimiento en los clubes y escuelas, a las que cada vez llegan más niños. Y son precisamente los clubes los que han decidido pasar a la siguiente pantalla formalizando la creación de la Asociación de la Liga Nacional de Rugby (ALNR). Una vieja aspiración que nació con el ánimo de profesionalizar la estructura de la competición sumada a la ambición de participar en el reparto de la tarta con la federación. Los derechos de la liga pertenecen a la FER, que históricamente había convertido la liga en una máquina de recaudar dinero a partir de las fichas de los jugadores y las cuotas de inscripción de los clubes. Unos gastos que no tenían contraprestación en forma de ingresos de patrocinio ni publicitarios para los participantes.

placeholder Foto de familia de la primera reunión de la ALNR.
Foto de familia de la primera reunión de la ALNR.

La ALNR, que ha vivido varios intentos de refundación, siempre se había encontrado con dos obstáculos. En primer lugar, la negativa de algunos clubes de apostar por profesionalizar las estructuras amparados en la romántica apuesta por un amateurismo que en el fondo escondía una indisimulada defensa del 'status quo'. La segunda, la oposición frontal de la FER, que miraba con recelo la ambición de los clubes por un hipotético reparto de los dividendos.

Sin embargo, los tiempos ha cambiado. Y pese a que las caras en la FER siguen siendo las mismas de los últimos 20 años, los dirigentes de Ferraz han tenido que claudicar ante el empuje de unos clubes que van muy por delante de la FER en sus procesos de profesionalización de la gestión, del márketing y de la comunicación. Eso ha provocado que no se vea con malos ojos la creación de esta nueva asociación de clubes que ha elegido para dirigirla al presidente del Senor Independiente de Santander, Macario Fernández-Alonso Trueba. Como secretario aparece Ignacio Sicilia, de Aparejadores Rugby de Burgos, siendo el tesorero el presidente de Alcobendas, Ignacio Ardila. Los equipos de Valladolid, la locomotora que tira del tren del rugby español, se han situado en segunda fila, en posiciones menos visibles pero tanto o más importantes en las diferentes comisiones (jurídica, deportiva y financiera). Por último, se ha elegido a dos vocales, uno con carácter más ejecutivo, José María Valentín-Gamazo, el arquitecto del éxito del VRAC Quesos Entrepinares; y otro con un perfil deportivo, el legendario exjugador de la Santboiana Alberto Malo.

Foto: Pablo Feijoo, seleccionador español de rugby 7 (Ferugby)

Atractiva, profesional y vendible

La iniciativa amanece bendecida por todos, lo cual es una novedad reseñable. "Entendemos la ALNR como una 'start-up' con muchas posibilidades. Todos los clubes nos hemos encontrados con empresas que no podían reducir su patrocinio a un ámbito local debido a su dimensión nacional e internacional. Y ahora es cuando debemos llamar a esas puertas porque tenemos un producto que ofrecer", apunta el presidente en su inicio.

Santiago Toca, recientemente elegido para presidir uno de los equipos de Valladolid, SilverStorm El Salvador, cree que hay "una diferencia notable con anteriores iniciativas". "En este caso la carta de adhesión ha sido firmada por todos los clubes de División de Honor. Algo que de por sí ya es novedoso, pero es que además la disposición de todos es muy constructiva. Ni siquiera ha habido miradas de recelo a la federación en la primera asamblea. Somos optimistas", dice.

El panorama invita a ese moderado optimismo del que habla Toca, pero todo debe verse refrendado por un convenio de colaboración que será propuesto a la federación que preside Alfonso Feijoo, quien en la asamblea de este sábado se sometió a una cuestión de confianza a la que se comprometió tras la eliminación jurídica de España del Mundial por alineación indebida de dos jugadores. Feijoo no tuvo problemas para ser respaldado en una asamblea afín llena de clubes amigos y caras amables para el presidente, un escenario habitual en las federaciones deportivas regidas por una Ley del Deporte francamente mejorable.

placeholder Alfonso Feijoo, presidente de la FER, se somete este fin de semana a una moción de confianza. (EFE)
Alfonso Feijoo, presidente de la FER, se somete este fin de semana a una moción de confianza. (EFE)

En cualquier caso hay que celebrar la predisposición que el presidente ha mostrado desde el primer momento hacia el nacimiento de la ALNR, una institución que el dirigente federativo ha visto más como una aliada que como una adversaria. La FER mantiene unas estructuras ejecutivas obsoletas en el ámbito de la gestión y captación de nuevos socios en forma de patrocinadores, lo que ha provocado que desde Ferraz se haya acudido a colaboradores, como se hizo en su día con Peter Boland, consultor independiente inglés vinculado a Alcobendas Rugby con una sobresaliente experiencia en el ámbito publicitario que terminó por renunciar ante el inmovilismo federativo. Posteriormente se acudió a la empresa Sports Markenting Professional, que lidera Juan Useros, otra persona de notable éxito en el mundo de la gestión del patrocinio que mantenía ciertos vínculos con el rugby por amistades en Valladolid.

Ahora la ALNR asume el reto y la tarea de atraer a esas empresas que han visto en el rugby un producto atractivo, al tiempo que tratará de darle una visibilidad a la liga que la FER no ha sido capaz de aportar en los últimos tiempos. Alternancia de plataformas, cambios de horarios, retransmisiones pobres con medios escasos... La ALNR quiere poner el foco en la mejora del producto y dar una mayor visibilidad con una comunicación más profesional. Además tratarán de ordenar los aspectos jurídicos de una competición doméstica muy amateurizada aún y dotar de unas mejoras deportivas que pasan por estudiar el calendario y las fórmulas de competición más idóneas para hacer de la Liga de División de Honor un producto "atractivo y vendible". La tarea no es sencilla, pero por una vez parece que el rugby español trabaja en equipo.

El rugby español vive meses fundamentales para su futuro a corto, medio y largo plazo. La abrupta descalificación de su selección masculina de XV en los despachos de World Rugby en su quimérico viaje hacia el Mundial de Japón no ha sumido a los estamentos del deporte oval patrio en la depresión, en contra de lo que se pudiera pensar. Mientras la Federación Española de Rugby (FER) bombardeaba con recursos jurídicos a la institución mundial de rugby y sus comités trataban de salvar un 'match ball' tras otro, los clubes seguían trabajando incansablemente en su ámbito particular, ajenos al ruido.

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