Las finales están cada vez más caras en el pádel femenino

Nada más ganar su partido de semifinales, las hermanas Majo y Mapi Sánchez Alayeto salen disparadas de la pista central de Open de Las Rozas. Apenas les da tiempo a atender a la retramsmisión del torneo: se van corriendo al estand de un patrocinador. Antes incluso de pasar por la manos del fisioterapeuta atienden a sus seguidores, con los que pasan 20 minutos haciéndose fotos y firmando autógrafos. Acaban de meterse en la final del tercer torneo de la temporada, pero lo primero es lo primero.

Las Sánchez Alayeto son las número 1 del ránking del World Padel Tour, pero este año aún no han conseguido ganar ningún título. En el último torneo, el Barcelona Master, no llegaron ni a semifinales, algo inusual. En Las Rozas volverán a jugar la final (este domingo a partir de las 10:00 horas), no sin antes sufrir en semifinales (3-6, 6-4, 6-3) ante Gemma Triay y Lucía Sainz, la pareja revelación del torneo.

"Ha sido muy intenso por parte de las cuatro, ninguna ha esperado a que le llegase el partido, hemos ido a buscarlo", explica Majo tras el partido y tras acabar de atender a los aficionados. Triay y Sainz, que debutaban como pareja en unas semifinales, dominaron el primer set con claridad y se agarraron al segundo cuando perdían 0-3. No se rindieron en ningún momento y solo claudicaron en los dos últimos juegos.

De haber ganado, se hubieran convertido en la quinta pareja diferente que juega una final esta temporada, un dato que refleja la igualdad del pádel femenino. "Desde primera ronda te puedes encontrar partidos muy duros. Eso hace que no te puedas dormir en los laureles", dice Mapi. "Las seis, siete primeras parejas estamos muy igualadas, cualquiera puede ganar un torneo", añade su hermana. Es verdad que las finales siguen siendo terreno vedado a partir de la quinta plaza del ránking, pero el abanico de aspirantes se va ampliando y el nivel de las semifinales no tiene nada que envidiar al de las finales.

"Cada semifinal está siendo un poquito diferente, y eso es muy atractivo para el público. Se nota que las jugadoras cada vez están más en forma y que puede ganar cualquiera", explica Marta Marrero, que se clasificó para la final junto a su compañera Alejandra Salazar tras ganar a las ganadoras en Barcelona, Eli Amatriain y Patty Llaguno, por 6-3, 6-2. La holgura del marcador no refleja la igualdad de la mayoría de los puntos.

"La competencia nos hace mejorar a todas, te vas poniendo las pilas. Esto es así, es competición, lo que nos gusta", dice Majo. "Tenemos que estar constante reciclaje. Todas las semanas tenemos mucho que trabajar, y eso al final motiva. Que haya tanta competencia es buenísimo para el pádel femenino", comenta Salazar, que llegó a Las Rozas tras pasarse dos semanas en cama por enfermedad y hace cuatro días no sabía si podía jugar. "Cuanto más tiempo jugara, peor", reconoce.

Este domingo volverá a saltar a la pista para enfrentarse a las hermanas Sánchez Alayeto en la final, un partido con el número 1 de fondo. "Está claro que nuestro objetivo es ese", afirma Marrero. "Nos tenemos muy estudiadas, este partido lo hemos jugado muchas veces", dice Mapi. En su único enfrentamiento de este año, en la final de Valencia, la victoria fue para Salazar y Marrero.

Revancha de Valencia en la final masculina

La final masculina (12:00) enfrentará a Fernando Belasteguín y Pablo Lima contra Paquito Navarro y Sanyo Gutiérrez. En las semifinales de Valencia, los segundos dieron la campanada y ganaron en semifinales en dos sets.

En Las Rozas, Bela y Lima ganaron en dos sets (6-2, 6-3) a Miguel Lamperti y Juani Mieres, mientras que Sanyo y Paquito vencieron por 6-3, 7-6 a Matías Díaz y Maxi Sánchez.