Así es Paquito Navarro, el mejor jugador español de pádel

Se podría decir que el pádel es un deporte dominado por argentinos que sólo se juega en España. De los 20 primeros jugadores del ránking, 14 nacieron en el país sudamericano. Y de las 16 pruebas que componen en 2015 el World Padel Tour, el mejor circuito del mundo, 13 se disputan en suelo español. Es la situación ideal para un jugador español que destaque, pues el apoyo del público lo tiene asegurado. Es el caso de Francisco Navarro Compán (Sevilla, 1989), más conocido como Paquito Navarro, desde hace unos días número 2 de la clasificación e ídolo de la afición.

Es el mejor jugador nacional, pero el apoyo que recibe Paquito Navarro no se explica sólo por eso. Su forma de comportarse también le hace conectar con los aficionados. Durante los partidos no para de gritar, de gesticular, de animar, de lamentarse. Es una montaña rusa emocional, y a veces le perjudica. "Por momentos hay que calmarlo porque se pasa de vueltas", cuenta Maxi Grabiel, que jugó junto a él el año pasado. Pero el sevillano es así.

"Yo no finjo. No grito porque tenga que gritar ni me enfado porque disimule. Lo que siento es lo que transmito. Y eso a lo mejor es lo que engancha a la gente", explica Paquito tras uno de los entrenamientos previos al Open de Sevilla, donde tendrá el público (más) a favor. "A ver cómo gestionamos la situación a nivel emocional, porque jugar en casa te puede generar un extra de motivación, de nervios, de tensión y de presión", reconoce.

"A la gente le gustan los jugadores que transmiten, que son raciales y extrovertidos. Y Paquito es muy transparente", dice su entrenador, Ramiro Choya, mientras observa la parte final del entrenamiento. "Juega muy bien cuando tiene el público a favor y está arriba. Es cuando mejor rinde. Cuando no grita y está apagado, su juego no es el mismo", comenta su compañero Matías Díaz, con el que forma la segunda mejor pareja del circuito. Si hay algo que caracteriza al sevillano, más que sus cualidades técnicas, es su carácter. Por momentos, parece que la pista se le queda pequeña y que va a acabar atravesando el cristal para desahogarse.

"Al principio, si te tocaba contra Paquito y no lo conocías, capaz que decías "Uy, es incómodo jugar contra él". Aparte de que te grita, tiene una personalidad avasallante", cuenta Grabiel, que lo compara con el argentino Miguel Lamperti, otro jugador que allá donde va juega casi de local por su carisma. "En momentos difíciles, en los que las cosas no salen, él nunca se entrega y siempre sigue tirando para adelante. Y eso es importante", destaca Grabiel.

"Paquito tiene magia"

A diferencia de generaciones anteriores, que lo intentaron antes en el tenis que en el pádel, Paquito tiene una pala en la mano desde los 6 años, cuando jugaba con su familia en el Club Aguadulce de Almería, lugar en el que veraneaban. Desde entonces, este bético confeso, estudiante de Empresariales -"me saco cuatro o cinco asignaturas al año"- y admirador de Zidane, Rafa Nadal y Pau Gasol no ha parado de ganar. Fue subcampeón del mundo benjamín, sub-14 y campeón del mundo júnior. "Soy de una generación que viene puramente del pádel", dice. Su entrenador cree que eso se nota "en el concepto que tiene del juego". "Tiene la gran fortuna de que ha conseguido hacer de su hobby su profesión. Pero lo sigue considerando un hobby. No es nada perezoso para entrenar".

Te puede sacar una pelota ganadora desde cualquier posición de la pista

¿Qué tiene Paquito que lo haga tan especial? "Magia", responde Ramiro Choya. Lo conoce desde que tenía 8 años y ha estado junto a él en todos los tramos de su escalada hacia la elite. Nadie mejor para describir el juego del sevillano: "Tiene muchísimo talento, que poco a poco va encauzando hacia un patrón de juego favorable. Tiene virtudes que son difíciles de enseñar. O naces con ellas o no las vas a poder adquirir". En opinión de Choya, que fue director técnico de la federación española durante 20 años y es uno de los entrenadores más prestigiosos del circuito, lo mejor de Paquito es su juego ofensivo. "Es un jugador muy creativo, de muchas sensaciones. Hay momentos en los que está caliente y no se le puede tirar la bola porque te la gana. Te puede sacar una pelota ganadora desde cualquier posición de la pista".

Esa vocación ofensiva quizá explica que su mejor golpe sea uno de contraataque, la bajada de pared. Donde otros buscan mantenerse en el punto, Paquito intenta cerrarlo con un golpe que ha perfeccionado hasta convertirlo en una de sus principales armas. Es la 'cuchilla'. "La defino como una víbora desde el fondo", explica. "Coger la bola lo más arriba posible, darle bien de efecto por el lateral, como si golpearas a las tres e intentar darle profundidad para que luego coja poco rebote la bola".

Espectáculo asegurado

"Me encanta que la gente se lo pase bien. Yo quiero que este deporte sea un espectáculo. Me gusta la NBA, la F1... todos esos deportes espectáculo también por todo lo que los rodea", dice. En su caso, el resultado no es buscado, sino que es una consecuencia de su talento innato. "Si tiro el golpe, por más que sea por debajo de las piernas, lo tiro porque creo que es la mejor opción en ese momento y porque me sale, no porque quiera dar espectáculo".

A veces, esa forma de jugar le perjudica. "Ha madurado mucho en el último año, pero todavía sigue teniendo esa ansiedad y necesidad de ganar que le lleva muchas veces a apresuramientos, a la desesperación y a cometer errores de bulto", apunta Óscar Solé, narrador de los partidos del World Padel Tour. A pesar de eso, cree que su figura es muy necesaria y beneficiosa para el pádel. "Una de las cosas más positivas es el hecho de ofrecer su pala u otros artículos al público. Eso le diferencia del resto".

Una pareja de locos

Con Matías Díaz, Paquito Navarro está completando su mejor año. Juntos ganaron el primer torneo de la temporada (Barcelona), han jugado seis finales y diez semifinales en los diez torneos disputados y han ganado el Campeonato de España. Entre ambos hay una conexión que va más allá de la pista. "Está igual de loco que yo. Y cuando se juntan dos locos suele haber buena química", dice Paquito. "No sabría decirte quién está peor. Nos complementamos muy bien en el juego y en la forma de ser", añade Matías, que a sus 37 años no duda en calificar la actual temporada como la mejor de su carrera.

"Cuando a mí me falta un poquito para ir para delante, él me ayuda, y cuando hay que calmarse, le ayudo yo a él. Esa combinación es buena y se ve en los resultados que estamos teniendo", dice Matías. Antes de cada partido, los dos y el entrenador cumplen con un ritual que se han inventado. "Son unos golpes que nos damos en el pecho los tres mientras gritamos", revela el argentino.

Todos coinciden en que, por edad y calidad, Paquito Navarro será uno de los dominadores del circuito en los próximos años. "Si se mantiene al nivel que está y sigue trabajando como lo viene haciendo, no sé si será el número uno, el dos o el cuatro, pero seguramente estará entre las cuatro primeras parejas por mucho tiempo", dice Matías Díaz. Paquito Navarro no se conforma con eso, quiere el número uno. "Si no fuera a por el 10, me dedicaría a otra cosa", afirma.