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La maravillosa lección del portero español de balonmano de la que habla todo el mundo
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La maravillosa lección del portero español de balonmano de la que habla todo el mundo

Gonzalo Pérez de Vargas evitó que el árbitro expulsara a un jugador sueco tras un lanzamiento de penalti en el que el balón pareció darle en la cara y él lo negó

Foto: Gonzalo Pérez de Vargas en el Mundial de balonmano. (EFE EPA Beate Oma Dahle NORWAY OUT)
Gonzalo Pérez de Vargas en el Mundial de balonmano. (EFE EPA Beate Oma Dahle NORWAY OUT)

España se gana el respeto y la admiración en el Mundial de balonmano por el gesto de deportividad de Gonzalo Pérez de Vargas al revocar la decisión del árbitro de expulsar a un jugador rival. Un penalti que está dando la vuelta al mundo y que es el orgullo del deporte español por la reacción que tuvo el portero toledano y la humildad del árbitro para rectificar su decisión.

España estaba con el agua a cuello en el Unity Arena de Oslo, con un marcador de seis goles abajo (20-14) en el minuto 40 y el sueco Hampus Wanne se dispone a lanzar un penalti. El balón lo desvía Gonzalo Pérez de Vargas y el árbitro interpreta que el jugador sueco ha infringido la norma prohibida de disparar a la cara del portero. Saca la tarjeta roja y expulsa a Hampus Wanne. La reacción del portero español es ir rápidamente a explicarle al árbitro húngaro que el balón le pega primero en el brazo.

El efecto óptico le juega una mala pasada al árbitro y Gonzalo Pérez de Vargas no intenta sacar ventaja del error del colegiado. La imagen es la de un árbitro y el rival sueco dando las gracias al portero español por su honestidad y, por su puesto, la deportividad de no fingir algo que no había sucedido.

España acabó empatando (29-29) un partido complicado, ante un adversario competitivo, que le permite clasificarse para la segunda fase del Mundial y tener opciones para jugar los cuartos de final. Lo que queda, por encima de la remontada de los Hispanos, es la victoria del juego limpio del portero español.

El gesto tiene una enorme repercusión y se pone como ejemplo de valores que hace grande al balonmano y que, comparado con el deporte rey, habla mal de las triquiñuelas, engaños y trampas que se ven en el fútbol. "Por situaciones como esta, el balonmano es un deporte distinto. Estos son los valores que promulga nuestro deporte y que deben hacernos sentir orgulloso", declara Paco Blázquez García, presidente de la Federación Española de balonmano.

Foto: El entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, en tensión, da instrucciones a los jugadores. (Reuters/Pablo Morano)

Hace pocos días hemos asistido a una pelea de barriobajeros en la Supercopa de España de fútbol que se ha disputado en Arabia Saudí. Una vergüenza. La semifinal entre el Real Madrid y Mallorca acabó con imágenes lamentables por los piques de los jugadores. Durante el partido, Maffeo intentó engañar al árbitro con una supuesta agresión de Vinícius. Una caída teatral y ridícula que retrató la antideportividad del jugador del Mallorca.

Los menosprecios de Gavi a un jugador del Getafe, diciéndole que se van a ir a Segunda división, como los que ha protagonizado Vinícius en Vallecas y Mestalla, son también ejemplos reprobables de lo que no debe ser el deporte limpio. El contraste con lo que ha sucedido en el España-Suecia, con la lección de Gonzalo Pérez de Vargas, sirve para reconciliarte con los valores deportivos.

España se gana el respeto y la admiración en el Mundial de balonmano por el gesto de deportividad de Gonzalo Pérez de Vargas al revocar la decisión del árbitro de expulsar a un jugador rival. Un penalti que está dando la vuelta al mundo y que es el orgullo del deporte español por la reacción que tuvo el portero toledano y la humildad del árbitro para rectificar su decisión.

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