Al límite de lo imposible: así son los malabaristas de la moto y sus increíbles acrobacias

Podría decirse que el trial es un deporte inventado por los británicos -o los escoceses- y dominado fundamentalmente por españoles a lo largo de su historia, tanto en pilotos como en marcas. Este pasado fin de semana, la primera prueba del Mundial de X-Trial 2025 pasó por Madrid. Tres pilotos españoles subieron al podio.

Nacido inicialmente en la naturaleza, el trial al aire libre pasó a los recintos cerrados por primera vez en 1978 en Barcelona. Desde entonces, las pruebas celebradas en estadios y ante miles de espectadores permiten disfrutar la capacidad y talento de deportistas que, a la vez, son auténticos malabaristas de la moto.

De extraordinaria exigencia técnica y física, el trial es uno de los escasos deportes del motor donde la máquina no resulta tan decisiva como el propio talento, capaz este de suplir la inferioridad de aquella. Más allá de los circuitos cerrados de especialistas, el trial a cubierto se ha convertido en un espectáculo que, para muchos, supera la mera disciplina deportiva del motor.

Dos leyendas frente a frente por última vez

Ocho pilotos se dieron cita en el Palacio de Vistalegre de Madrid para el arranque de la nueva temporada indoor (nueve pruebas), encabezados por Toni Bou, la leyenda de la especialidad, con 36 títulos mundiales en las dos modalidades, reciente su último al aire libre, e imbatible desde 2007, un récord propio del Guinness.

También con la presencia de otra de las leyendas de la disciplina, Adam Raga, uno de los grandes enemigos de Bou en estos últimos años, con quien ha protagonizado una espectacular rivalidad deportiva y que cuenta con seis títulos mundiales (cuatro indoor). El catalán anunciaba recientemente su retirada a los 42 años. Esta era la última vez que participaba en Madrid, con su despedida final en la próxima prueba de Barcelona.

Potencia, habilidad y un físico extraordinario

A diferencia del trial al aire libre, los obstáculos del indoor son artificiales, de gran complejidad y dificultad técnica. El recorrido madrileño puso a prueba tanto la habilidad de los pilotos como su condición física, con numerosas penalizaciones (un punto por poner el pie en el suelo o apoyar el cárter de la moto) y fiascos (5 puntos por abandono o caída, la máxima penalización en cada zona). Quien menos puntos acumula, se lleva la victoria.

Los pilotos cuentan con la asistencia de los denominados mochileros, que les acompañan para guiarles en la superación de cada zona. Potencia, habilidad, equilibrio y excepcional condición física son cualidades que definen la disciplina, a bordo de monturas especializadas hasta límites extremos, de elaboradas suspensiones, con motores de dos y cuatro tiempos, y la irrupción de las motos eléctricas que, según algunos expertos, acabarán imponiéndose en un futuro no muy lejano.

Polémico error

El Campeonato del Mundo 2025 estrenaba en Madrid un nuevo y dinámico formato que se reveló muy exigente para los pilotos. Cuatro finalistas (en vez de tres, como hasta ahora) llegan a la ronda final tras afrontar las zonas de forma consecutiva con un tiempo límite. Los tres primeros pasan a la final. Un segundo recorrido con la mitad de zonas proporciona el paso del último piloto a la final. A continuación, una superpole decide el orden de salida en esta, con el vencedor saliendo en último lugar.

En esta edición se pudo comprobar el efecto del nuevo formato, con numerosos fiascos por parte de los protagonistas. Toni Bou lideró la Q1, seguido muy de cerca de Jaime Busto (tercero en el Mundial 2024 al aire libre), a la postre gran protagonista del X-Trial de Madrid. Por su parte, Raga dejaba fuera a Gabriel Marcelli y Benoit Bincaz, este en la final tras la Q2.

En la superpole, Bou se mostraba de nuevo espléndido, con el mejor tiempo. Pero en la final llegó la polémica. Los tres finalistas, Busto, Raga y Bincaz cosecharon fiascos, mientras que el catalán se marcaba un espectacular cero. Sin embargo, los comisarios no dieron por buena su salida de la zona, que Bou no consideraba correctamente marcada, lo que le indujo al error.

A partir de aquí, perdió la concentración y la prueba se volvió en contra. "Ha sido una final dura, complicada aún más por la Zona Uno que sentí que había completado sin problemas, pero me dieron un cinco, por lo que sigo pensando que fue un malentendido. A partir de ahí, he ido rodando con nerviosismo", declaraba Bou.

A partir de ese momento, Bou marcó dos fiascos consecutivos, cayendo hasta la última posición. Mientras, Jaime Busto emergía entre los numerosos fiascos de los cuatro pilotos finalistas, fruto de la dificultad de las zonas y la presión del crono límite. Tras una magnífica última zona, el catalán logró remontar a la segunda posición final.

Por su parte, Raga superó a Bincaz en el desempate y logró subirse al podio en su despedida en Madrid. Mientras, Toni Bou tiene como objetivo declarado retirarse con 40 títulos a los 40 años. En Madrid comenzaba el primer asalto para tan singular desafío. "La guinda del pastel".