Un archivo, una "buena partida" y resurrección: Ding tiene 30 vidas (y hay Mundial de ajedrez)
El vigente campeón sale de la tumba tras una partida impresionante en la que no dejó respirar a su rival. Empate a seis a falta de dos partidas por disputarse. Si sigue así, habrá desempate
Ding Liren tiene 30 vidas. Solo eso explica lo que ha ocurrido en la duodécima partida del Mundial de ajedrez, en la que el chino, que no olvidemos que todavía es el campeón, se ha recuperado del golpe mortal que le asestó con su triunfo el día anterior. No quedaba un analista en el mundo que no creyera que el Mundial estaba acabado después de que el indio se pusiera por delante a falta de tres encuentros, pero Ding se ha sacado de la manga una partida legendaria para poner la igualada.
El jugador chino ya lo avisó en la rueda de prensa de la derrota de este domingo: "El año pasado también remonté en la duodécima ronda con las piezas blancas, así que... ¡Lo intentaré!". Y lo cierto es que el chino cumplió contra pronóstico, recordando ese duelo contra Ian Nepomniachtchi en Astana que le hizo acreedor del título que ahora ostenta.
Es muy posible que Ding y su equipo fueran los únicos que creían posible lo que ha sucedido este lunes. Conduciendo las piezas blancas, Ding jugó una partida perfecta en la que destrozó a Gukesh en 39 movimientos. El indio, al que se vio abatido tras la partida y luego en rueda de prensa, no está muy acostumbrado a que le pasen este tipo de cosas y ahora tendrá el día de descanso de este martes para recuperarse y volver a poner sobre la mesa un plan que evite los desempates que tanto anhela su rival.
Preguntado por cómo se había recuperado del duro golpe de la undécima partida, Ding reconocía que se había "dormido bastante pronto y me levanté con una buena taza de café y mucha más energía". Reconocía también que pasar más tiempo en la sala de descanso, una habitación que tienen los jugadores para relajarse o tomar algo de comida y bebida, le había ayudado a sacudirse algo de presión y de nervios.
Tampoco olvidó la ayuda de sus padres, que han estado en Singapur, ni de su equipo. "Rapport [su principal ayudante] me envió un archivo que se llamaba 'golpea de vuelta'. Y eso hice", decía Ding.
Tratar de escudriñar lo que pasa por la mente del jugador chino, más allá de estas palabras, es básicamente imposible. Atacado por serios problemas de confianza, es una quimera tratar de comprender cómo se sacó de la manga este encuentro -que el propio Ding calificó, tímido, como "una buena partida"- en esta situación. Su poca expresividad y su pobre dominio del inglés tampoco ayudan a resolver el misterio.
Los desempates aparecen de nuevo
El momentum parece volver a colocarse ahora en el regazo del chino, que ha salvado una bola de partido muy determinante. También en lo anímico, pues se ha demostrado a sí mismo, a Gukesh y a todo el ajedrez, que todavía queda en él algo de lo que le hizo número dos del mundo. Está claro que no está al 100%, que el domingo cometió errores notables y que ha pecado de no aprovechar las oportunidades, que las ha tenido, que se le han presentado a lo largo de las partidas. Pero también es verdad que Gukesh no ha sufrido muchas derrotas como esta en los últimos tiempos.
Así, igual que nos preguntamos cómo iba a reaccionar Ding ante la derrota, ahora es muy legítimo cuestionarse por cuál será la reacción de Gukesh tras el día de descanso. Tendrá el beneficio de limpiar su mente con 24 horas de descanso, a lo que habrá que sumar que tendrá la iniciativa que conceden las piezas blancas, pero está por ver si puede resetear su mente tras lo que parecía una situación muy muy favorable para él.
En cualquier caso, el indio tiene que pensar que no tiene nada perdido. Ding ya le ganó en la primera partida y supo recuperarse de inmediato con blancas, así que ya conoce la situación. Pero es verdad que su rostro este lunes denotaba que el golpe era duro. Gukesh no tiene tiempo para recuperarse si quiere convertirse en el campeón del mundo de ajedrez más joven de la historia. Su primera oportunidad será este martes con las piezas blancas.
Ding Liren tiene 30 vidas. Solo eso explica lo que ha ocurrido en la duodécima partida del Mundial de ajedrez, en la que el chino, que no olvidemos que todavía es el campeón, se ha recuperado del golpe mortal que le asestó con su triunfo el día anterior. No quedaba un analista en el mundo que no creyera que el Mundial estaba acabado después de que el indio se pusiera por delante a falta de tres encuentros, pero Ding se ha sacado de la manga una partida legendaria para poner la igualada.
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