Carolina Marín, el regreso más esperado del deporte español: "A todos se nos partió el corazón"
La española sufrió su tercera lesión de rodilla en las semifinales de los Juegos Olímpicos de París. Ahora se encuentra en plena recuperación para retirarse en una pista de bádminton
Aquel 4 de agosto se paró el reloj de toda España. Era plena mañana y hacía sol en París cuando el drama se apoderó del deporte nacional: Carolina Marín había sufrido su tercera lesión de rodilla. Las lágrimas encogieron a todos por la cercanía de su segundo oro olímpico. La onubense ya había ganado el primer set y estaba muy cerca de la final en la capital francesa.
Carolina Marín: la lucha infinita es el documental de Movistar Plus que refleja la previa a los Juegos Olímpicos. Y el dolor tras la caída cuando sus dedos acariciaban la gloria. "Carolina está hundida. No tenemos palabras; no tenemos palabras para describir cómo ha sido. Me ha dicho que no quería terminar así su carrera", explicó su entrenador, Fernando Rivas, en París tras la desgracia.
El regreso de Carolina se ha convertido desde entonces en el más esperado del deporte español. Verla ya sin muletas, en la recogida del Princesa de Asturias de los Deportes, es el primer paso para retirarse en las pistas. Y no a través de una rueda de prensa.
"No me traje la medalla de oro de París, pero me he traído otra que en mi vida me hubiera imaginado que se podía conseguir: el cariño, el apoyo y la empatía de la gente", ha reflexionado Carolina en numerosas ocasiones. Desde aquel fatídico día, ha contado con innumerables mensajes de apoyo. Entre ellos, uno de Rafa Nadal.
El revés vivido en París
"Carolina, ¿qué tal? ¿Cómo estás? Creo que a todos se nos ha partido el corazón cuando te hemos visto. Eres una crack y lo has demostrado mil veces. Sólo quedaría mandarte toda la fuerza y ánimo en estos momentos, que sé que son, seguro, muy duros. Soy Rafa, por cierto", cerró Nadal el audio en el que le transmitió todo el ánimo posible.
El revés fue duro por las vicisitudes que tuvo que pasar para llegar en un gran estado a París. La gira previa a los Juegos Olímpicos fue positiva, con títulos que le dieron confianza. Detrás de aquello, como bien se refleja, hubo incontables sacrificios: entrenamientos de una fuerte dureza, necesarios para buscar la gloria.
Las cicatrices de Carolina
El dolor es consustancial a Carolina. Lo era antes de París y continuará tras esta recuperación, porque las lesiones de rodilla le han dejado cicatrices y molestias que seguirán con los años. Este detalle, reflejado en el documental, hace aún más loable su intención por volver. Por mantenerse en el deporte de élite cuando la sensatez invita a la retirada.
No importa si vuelve a ganar o no; no importa el estado en el que regrese a una pista de bádminton. El éxito es despedirse en activo tras haber ganado la batalla más importante: vencer a la medicina y a su propio cuerpo. Para eso es para lo que trabaja ahora Carolina Marín. Y parece que lleva ventaja en el partido.
Aquel 4 de agosto se paró el reloj de toda España. Era plena mañana y hacía sol en París cuando el drama se apoderó del deporte nacional: Carolina Marín había sufrido su tercera lesión de rodilla. Las lágrimas encogieron a todos por la cercanía de su segundo oro olímpico. La onubense ya había ganado el primer set y estaba muy cerca de la final en la capital francesa.
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