El rey envenenado: una ajedrecista rusa intoxica a su rival con mercurio

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El ajedrez es un deporte que puede dar la impresión de ser lento, poco ágil, sin dinamismo y con partidas eternas. Y es cierto que la mayoría de sus partidas suelen tener dichos ingredientes. Pero ello, no ha impedido que a lo largo de su historia haya habido grandes duelos que todavía perduran en la memoria de los aficionados.

De sobra conocidos son las rivalidades entre el ruso Anatoly Karpov y el azerbaiyano Garry Kasparov durante la década de 1980 entre los dos ajedrecistas que llegaron a enfrentarse más de un centenar de ocasiones. Con 21 victorias para el de Azerbaiyán, 19 para el de Rusia y un total de 104 partidas en tablas.

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Es una de las mayores rivalidades del ajedrez, y para muchos de la historia del deporte. Sin embargo, siempre supieron ser respetuosos el uno contra el otro. Todo lo contrario a lo vivido en un campeonato regional de la república rusa de Daguestán donde se ha vivido una situación surrealista en un deporte tan disciplinado y donde siempre reina el orden.

Y es que Amina Abarakova, una ajedrecista de 40 años, se coló en la sala donde iba a discurrir la cuarta ronda del torneo e impregnó de mercurio la figura del rey de su rival, Umayganat Osmanova, que a la media hora de partida empezó a encontrarse mal con mareos y náuseas.

"Me faltaba el aire y tenía un sabor a hierro en la boca", declaró a Russia Today, tras ser ingresada en un centro hospitalario. Pero, poco después, los jueces encontraron una bolsa con el mercurio y al revisar las cámaras de seguridad vieron a Abarakova cometer la acción minutos antes del inicio de la prueba.

De hecho, la ajedrecista confirmó que fue ella la encargada de echar el mercurio y se excusó en que Osmanova le había vencido en otro campeonato la semana anterior y quería que abandonase, pero su intención nunca era la de buscar el fallecimiento de su rival, sino la de asustarla. Aun así, su acto tendrá consecuencias. Primero, fue excluida de la competición y podría ser condenada a la inhabilitación e incluso a tres años de cárcel. No todo vale, ni en ajedrez ni en el deporte.