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Lacrosse, el ancestral deporte que mezcla lo físico y lo espiritual: "Es una adrenalina distinta"
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UNA ACTIVIDAD POCO CONOCIDA

Lacrosse, el ancestral deporte que mezcla lo físico y lo espiritual: "Es una adrenalina distinta"

Hace 20 años, este deporte no existía en España. Ahora, cada vez gana más adeptos por su mezcla de adrenalina, deporte de contacto y sentimiento de comunidad, basado en su origen

Foto: Selección Femenina española de Lacrosse. (Cedida)
Selección Femenina española de Lacrosse. (Cedida)

Hace justo ahora 20 años, un americano (Karl Steiz) y una alemana (Jenny Paulin) pusieron un anuncio en un periódico de Madrid para buscar personas interesadas en jugar a un deporte del que había escasas referencias en España llamado Lacrosse. No así en otros países como Canadá o Estados Unidos donde, sin llegar a ser una actividad que atraiga a grandes masas, sí tiene un alto grado de aceptación. Hay quien afirma que un partido puede congregar a 40.000 espectadores en ambos países. Es un juego que, en realidad, tiene su origen en el baggataway que practicaban hace más de diez siglos los indios iroqueses que vivían en el estado fronterizo de Nueva York (Estados Unidos) con la provincia canadiense de Ontario, cuya capital es Toronto, que ha llegado a ser olímpico (1904 y 1908), y que tal vez pueda serlo de nuevo en Los Ángeles (2028).


A la hora de autentificar el origen del Lacrosse, la leyenda se mezcla con la historia y viceversa. Ni siquiera se sabe a ciencia cierta el origen de su nombre, si bien hay que señala al misionero jesuita francés Jean de Brébeuf cuando en 1637 vio a los miembros de la tribu huron jugar a un deporte con un palo. Lo llamó la crosse (el palo, en francés). Se dice que es un deporte practicado desde hace más de mil años por las seis naciones que conformaban parte de la frontera natural que existe hoy en día entre Estados Unidos y Canadá formada por el lago Ontario. También se habla de un juego en el que se enfrentaban animales terrestres y voladores antes de que existiera vida humana en el planeta. En fin, hay para todos los gustos. Ya más en el terreno real, la tradición boca a boca de los iroqueses narra que los encuentros podían durar más de un día porque las porterías estaban separadas entre sí varios kilómetros.

placeholder El entrenamiento individual (wallball) para mejorar la técnica. (Cedida)
El entrenamiento individual (wallball) para mejorar la técnica. (Cedida)

La épica narrativa de algunos historiadores alude a partidos sin ningún tipo de reglas donde podían intervenir hasta mil jugadores, por lo que no era extraño que alguno pereciera durante algún lance del encuentro. Hay quien enfatiza que, más que un deporte, el Lacrosse era considerado en sus orígenes como una especie de ritual entre los guerreros de las tribus para dar gracias a su dios todopoderoso. Incluso esta práctica deportiva llegó a tener un papel destacado en la vida social y religiosa en las tribus indígenas debido al espíritu combativo del juego. Es más, el trasfondo de un deporte tan violento no era otro que obtener la gloria frente al resto de las tribus y gozar así de las simpatías de la figura de "el Creador".

En 2003, Beatriz de la Fuente tenía 21 años y no había jugado al Lacrosse en su vida. Ni siquiera conocía su existencia. Fue un amigo de la infancia, que a su vez tenía un conocido norteamericano, quien le habló y consiguió introducirla de aquel deporte que antaño practicaban varias tribus de Canadá y Estados Unidos. El resto de jugadores se fueron uniendo poco a poco tras leer el anuncio en el periódico. Los comienzos fueron un tanto desesperantes. Había que echarle muchas ganas para acudir a un campo abandonado situado en la zona universitaria de Ramiro de Maeztu “donde los chavales hacían botellón los fines de semana”, recuerda De la Fuente. Una vez retirados los restos de la fiesta daban comienzo los entrenamientos “donde solo participábamos dos chicas, Jenni y yo”.

Poco a poco, el grupo fue aumentando, sobre todo gracias a estudiantes norteamericanos, alemanes o ingleses que venían a España seis meses para aprender o a perfeccionar su castellano. Más tarde, se incorporaron otras jugadoras españolas como Isabel San Juan, y Madrid se convirtió durante una década en la capital del Lacrosse en España, más que nada porque era en la única ciudad donde se practicaba. A principios de 2004 nació el Madrid Club Lacrosse. El hecho contar con un campo fijo de entrenamiento una vez por semana en Canillejas hizo que la gente ya se tomara las cosas más en serio "porque antes era quedar un sábado, y esperar a ver quién aparecía".

placeholder La Selección española femenina de Lacrosse. (Cedida)
La Selección española femenina de Lacrosse. (Cedida)

A nivel nacional existe una liga masculina y otra femenina. Borja Herrera, internacional con la Selección española y que juega en el equipo de Bilbao, explica que la competición de chicos la disputan ocho conjuntos (Zaragoza, Barcelona, Valencia, Azuqueca de Henares, Valencia, Lisboa, Bilbao y dos de Madrid). Por el camino se han quedado otras ciudades como Cuenca o Sevilla que este año no han logrado reunir el número mínimo de jugadores para formalizar su inscripción. En cada una de las cinco jornadas incluidas en el calendario, los jugadores se desplazan a una misma localidad donde disputan dos partidos. En noviembre, el anfitrión fue Zaragoza y, en diciembre, Valencia. La liga concluirá el próximo mes de mayo en la localidad alcarreña de Azuqueca de Henares, donde el vencedor saldrá de la disputa de unos play offs (primero contra octavo, segundo contra séptimo y así hasta completar el cuadro).

Herrera recuerda que el equipo de Bilbao se creó en abril de 2018 y que, pese a su juventud, ya han conseguido ganar una liga (2019). "Fue un subidón", espeta. Además, cinco de sus integrantes han estado presentes este mismo año con la Selección durante el último campeonato de Europa de Lacrosse. Para algo son, tal y como reza en su Instagram, "el club de la capital del mundo". Entrenan entre semana en el patio del colegio de Jesuitas y los sábados en un campo de fútbol en Gatika, muy cerca de Bilbao. "Estamos muy orgullosos de lo que hacemos porque aquí, como somos muy cabezones, entrenamos a muerte y damos guerra pese a las dificultades". No es baladí lo que dice, porque como el resto de los equipos españoles, al no estar reconocidos por el Consejo Superior de Deportes (CSD), carecen de subvenciones y se autofinancian con las cuotas mensuales de los jugadores, vendiendo lotería de navidad, haciendo merchandising con las camisetas del equipo o con la txosna que les deja poner el colegio cuando celebran su festividad.

"Estamos muy orgullosos de lo que hacemos porque aquí, como somos cabezones, entrenamos a muerte y damos guerra pese a todo"

Dentro de la actividad deportiva de las mujeres, Beatriz de la Fuente no se ha perdido ninguna de las últimas competiciones internacionales con la Selección, incluido el campeonato del mundo celebrado el pasado mes de julio en la ciudad de Towson, en el estado de Maryland (Estados Unidos). A la capitana española le toca ya decir adiós después de 20 años en una actividad que le enganchó "porque te genera una adrenalina que no te dan otros deportes". Y no solo por eso. "Es como si formaras una gran familia gracias a un deporte de contacto que consigue unirnos y tener mucha vida social", afirma. De hecho, como en el rugby, celebran los terceros tiempos con sus rivales al término de cada partido.

Su última cita mundialista, a la que acudieron autofinanciándose y tras conseguir algo de patrocinio, la recuerda con un "enorme" cariño. "Competir contra naciones tan fuertes como Nueva Zelanda fue una experiencia increíble, pero, sobre todo, me quedo con los comentarios de la gente hacia España por lo mucho que había mejorado nuestro juego". A las españolas les tocó un grupo "bastante fuertecillo" en el que estaban Austria, Irlanda, Hong Kong y Nueva Zelanda, contra quien tuvieron el resultado en contra más abultado (10-1). Perdieron todos los partidos, aunque en la segunda fase se impusieron a las suizas. "Tuvimos mala suerte con los resultados porque, a pesar de jugar como nunca, perdimos algunos partidos por un escaso margen e incluso con el gol de oro en la prórroga".

El Lacrosse, como muchas otras disciplinas deportivas como el fútbol, el baloncesto o el rugby, cuenta varias modalidades. En España, la que más se practica es el Sixes Lacrosse, donde intervienen seis jugadores en partidos que se disputan en un campo abierto. La competición liguera, tanto de juveniles como de seniors en las categorías femenina y masculina, se disputa con las normas de esta variante de Lacrosse que, además, es la que aspira a estar presente en los Juegos Olímpicos de Los Angeles. También se practica el Field Lacrosse (diez jugadores en una superficie similar a la de un campo de fútbol) y el Box Lacrosse (seis jugadores en una superficie indoor).

El estado de Maryland está en la costa este del país, donde el Box Lacrosse tiene una mayor implantación. Estados Unidos cuenta con más de 850.000 personas federadas y cinco ligas profesionales. La National Lacrosse League (NLL) es la más importante donde compiten nueve equipos, de los cuales seis son estadounidenses y el resto canadienses. En la conferencia Este participan Buffalo Bandits, Minnesota Swarms, Philadelphia Wings, Rochester Knighthawks y Toronto Rock y en la Oeste Calgary Roughnecks, Colorado Mammoth, Edmonton Rush y Vancouver Stealth. En la modalidad Field Lacrosse se disputan a nivel nacional la liga masculina Premier Lacrosse League (PLL) y la femenina Women´s Proffesional Lacrosse League (WPLL).El deporte también crece a nivel internacional. De hecho, ya existen 85 naciones reconocidas por World Lacrosse.

placeholder La Selección Española se enfrenta a la sueca. (Cedida)
La Selección Española se enfrenta a la sueca. (Cedida)

En el fondo, el Lacrosse también rezuma un trasfondo político. Los iroqueses, también conocidos como haudenosaunee, conforman una población entre las seis naciones que habitan en la zona fronteriza de Estados Unidos y Canadá que ronda las 125.000 personas. Una de esas naciones, los Onondaga, tienen su idioma, cultura y leyes propias. No se conforman con que sus señas identitarias sean reconocidas. Aspiran a mucho más, y a través del deporte tratan de reafirmar su soberanía ante el resto del mundo. De hecho, han conseguido que World Lacrosse les reconozca como nación propia en las competiciones internacionales.

En el plano espiritual, cuando un niño se somete a una especie de ceremonia bautismal, a la hora de imponerle su nombre, el guardián de la fe lo bendice ante la mirada del resto de los miembros de la comunidad. En sus rezos deposita sus esperanzas en que el recién nacido hable en su idioma nativo, se convierta en bailarín del folklore de los iroqueses y, por supuesto, que el día de mañana se convierta en un jugador de Lacrosse. El palo representa todo lo que crece en la tierra, de ahí que coloquen uno en la cuna cuando nace un niño y otro en el ataúd de la persona que fallece. La red que portan los jugadores en el extremo superior del palo representa al ciervo, "el líder de los animales de los cinco continentes" y la bola es la medicina que todo lo cura.

Ahora, los iroqueses tienen como objetivo competir en la cita olímpica de Los Ángeles defendiendo los colores de su bandera o dicho de otra forma, buscan su oficialidad a nivel internacional. No lo tienen nada fácil. De momento, no están incluidos dentro de los 206 comités olímpicos. Así que la única alternativa por el momento es competir como estadounidenses o canadienses, porque la otra opción es quedarse en casa y ver los partidos por televisión. La solución pasa por conseguir un comité olímpico propio. Para ello, es necesario que lo apruebe más de la mitad de los miembros de la ONU, una posibilidad bastante improbable.

Hace justo ahora 20 años, un americano (Karl Steiz) y una alemana (Jenny Paulin) pusieron un anuncio en un periódico de Madrid para buscar personas interesadas en jugar a un deporte del que había escasas referencias en España llamado Lacrosse. No así en otros países como Canadá o Estados Unidos donde, sin llegar a ser una actividad que atraiga a grandes masas, sí tiene un alto grado de aceptación. Hay quien afirma que un partido puede congregar a 40.000 espectadores en ambos países. Es un juego que, en realidad, tiene su origen en el baggataway que practicaban hace más de diez siglos los indios iroqueses que vivían en el estado fronterizo de Nueva York (Estados Unidos) con la provincia canadiense de Ontario, cuya capital es Toronto, que ha llegado a ser olímpico (1904 y 1908), y que tal vez pueda serlo de nuevo en Los Ángeles (2028).

Consejo Superior de Deportes (CSD)
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