Por qué el aprendizaje del presente puede ser el éxito del futuro para la Selección de balonmano
España, cuyo equipo cuenta con siete jugadores menores de 24 años, disputará frente a Suecia el partido por el tercer y cuarto puesto del Mundial. Está en juego la medalla de bronce
Dicen que la medalla de plata es la que más duele porque hay pocas sensaciones peores a perder una final. Puede ser. Tampoco tiene que ser plato de buen gusto ser derrotado en unas semifinales con tu equipo en estado efervescente. Algo así le pasó a Los Hispanos frente a Dinamarca el viernes (23-26), así que ahora tendrán que luchar ante Suecia para ver si se cuelgan la medalla de bronce del Mundial de balonmano.
El deporte español vive en una época de constantes buenas nuevas. Ahora parece que no disputar una final es algo poco meritorio. Ni mucho menos. Las semifinales implica estar entre los cuatro mejores y entrar en la lucha por las medallas. Cualquier selección firmaría eso antes del torneo y España lleva tiempo haciéndolo.
La epopeya de la Selección Española no alcanzó el capítulo final en una historia que parecía cargada de tintes épicos. En las semifinales ante Dinamarca, España siempre fue a remolque en el partido. Y la rebeldía no le bastó para meterse en la final. Ahora son los suecos el último escollo en el camino para conseguir una medalla.
Las victorias de los favoritos
Las dos prórrogas de los cuartos de final frente a Hungría (34-35) las notó la Selección en las semifinales. El desgaste físico fue tal que los daneses, prácticamente, tuvieron el partido a placer. Eso sí, a falta de 50 segundos, España estuvo cerca de colocarse a un solo tanto y apretar el marcador en un epílogo de infarto para el encuentro.
Los suecos llegan al partido por el tercer y cuarto puesto tras una sufrir una clara derrota frente a Francia (31-26). En cuartos, en cambio, ganaron con claridad a los egipcios (26-22) para colarse entre las cuatro mejores selecciones del torneo. Siempre están presentes los escandinavos en estas rondas, fieles a su historia y tradición.
Un Mundial supone rondas a único partido en la que se puede dar cualquier sorpresa. Aunque tanto suecos como españoles lo intentaron, los favoritos (Dinamarca y Francia) apenas dejaron lugar a cualquier escenario inesperado. En ocasiones, los equipos están tan lanzados que es complicado apartarlos del camino que desean, y que esperan.
Un caso como el de Alberto Díaz
El cancerbero español, Gonzalo Pérez de Vargas, completó una gran actuación en las semifinales. No le sirvió a su equipo para estar en la final, pero seguro que con ese rendimiento es suficiente para que España consiga el bronce ante Suecia. La clave de algunos equipos es tener un buen portero. El jugador sobre el que edifica el conjunto para, a posteriori, conseguir el triunfo. Así es el deporte colectivo.
Pol Valera, repescado al estilo Alberto Díaz en el pasado Eurobasket, fue uno de los líderes en ataque de la Selección durante la semifinal. No cuenta con la vitola de estrella, pero eso no importó para que adquiriera las responsabilidades en ataque y lanzara a su equipo en la búsqueda de la remontada.
Las derrotas del presente son, en ocasiones, las victorias del futuro. En este equipo, hay siete jugadores menores de 24 años, lo que garantiza un futuro prometedor si se aprende de esta situación para futuros torneos. Mezclados con el grupo de veteranos seguro que también han aprendido cómo se dirige un vestuario. En ciertos momentos de la carrera profesional es recomendable adquirir la experiencia necesaria para luego alcanzar la gloria. En eso está la Selección Española.
Dicen que la medalla de plata es la que más duele porque hay pocas sensaciones peores a perder una final. Puede ser. Tampoco tiene que ser plato de buen gusto ser derrotado en unas semifinales con tu equipo en estado efervescente. Algo así le pasó a Los Hispanos frente a Dinamarca el viernes (23-26), así que ahora tendrán que luchar ante Suecia para ver si se cuelgan la medalla de bronce del Mundial de balonmano.