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“Hay que entrenarla como a un perro”, la otra cara del éxito de la gimnasia rítmica rusa
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UNA POLACA HA HECHO EL DOCUMENTAL

“Hay que entrenarla como a un perro”, la otra cara del éxito de la gimnasia rítmica rusa

La gimnasia rítmica rusa tiene muchísimos éxitos, pero un documental que se puede ver en España la semana que viene muestra que los gimnastas reciben insultos diarios

Foto: Margarita Mamun fue insultada brutalmente. (EFE)
Margarita Mamun fue insultada brutalmente. (EFE)

Resulta imposible después de haber visto el documental 'Over the Limit' de la realizadora polaca Marta Prust no preguntarse qué le diría ayer Irina Víner, la presidenta de la Federación Rusia de Gimnasia Rítmica, a Arina Averina después de que fallara por la tarde en la final de mazas del Campeonato del Mundo que se está celebrando en Sofía (Bulgaría). Arina erró durante el ejercicio después de que por la mañana no se clasificara para la final de cinta tras anudársele primero y romperse la de repuesto más tarde. Mientras esperaba la nota en mazas, Arina Averina estaba sola. Irina Víner, con su traje chaqueta rosa chicle y sus habituales enormes joyas y sombrero, se había esfumado. Sí que abrazó y besó a su hermana gemela Dina, y a Aleksandra Soldatova: ambas ganaron el oro en mazas y cinta respectivamente.

Y resulta imposible no pensar en qué les diría a las tres, pero sobre todo a Arina, porque en el documental “Over the Limit” que se proyectó en la 21ª edición del Festival DocsBarcelona hace una semana (se puede ver ya desde esta semana en cines de toda España) Irina Víner da miedo, mucho miedo. Hay un momento en el que le dice a Margarita 'Rita' Mamun: “Tienes que verter sangre, sudor y lágrimas”, pero los métodos, el trato que recibe Mamun durante el año anterior a su participación en los Juegos de Río, donde ganó la medalla de oro, van mucho más allá de los tolerables para cualquier persona. Son abusivos, humillantes, pura tortura psicológica. La insulta, la desprecia y somete a un asedio constante. Es una tirana despiadada.

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Esa conversación,“sangre, sudor y lágrimas” es justo después de que Margarita Mamun hable con su madre por teléfono sobre la evolución del cáncer de su padre, que murió dos días después de que ella volviera de Río como campeona olímpica. Víner no dudó tampoco en usar la enfermedad del progenitor de la gimnasta para ‘motivar’ a Mamun.

¿Cuánto cuesta llegar a ser una campeona? ¿Hasta dónde estás dispuesta a tolerar? es la cuestión que planea durante todo el documental, que está disponible también en Filmin y que pone los pelos de punta. Porque viendo a Irina Víner, que es también vicepresidenta del Comité Técnico de Gimnasia Rítmica de la Federación Internacional, la respuesta no debería ser otra que no hasta su punto, traspasando todos los límites habidos y por haber. Se muestra cruel, implacable, con las gimnastas. Y también amedrenta a la entrenadora de Rita Mamun, la excampeona mundial Amina Zaripova, que a su vez fue entrenada en su día por Víner. A los dos minutos de “Over the Limit” ya le suelta, con sus joyas y un abrigo de pieles, a la gimnasta delante de Amina: “¿Por qué temblabas? Vete a la mierda. Lo has hecho de pena, de puta pena, te han dado puntos porque tienes los ojos bonitos. Si no puede competir que se vaya a la mierda”.

“Hay que entrenarla como a un perro”

No es difícil imaginar que Zaripova sufrió los mismos aberrantes métodos cuando era gimnasta y, aunque se muestra cariñosa con Rita y la mayor parte del tiempo la anima y abraza: “Estamos en el mismo equipo, en el mismo barco”, también vierte en algunos momentos su ira sobre la joven de 20 años. Por ejemplo, durante un entrenamiento le dice: “¿Eres tonta? ¿Por qué no haces lo más básico? Eres tonta, vete a la mierda. Te burlas del público, de mí, de todo el mundo poniendo esos ojitos de niña buena”.

Efectivamente, los ojos de Mamun, enormes y expresivos, cuentan más a veces que sus propias palabras, porque durante el documental son muchos los insultos y humillaciones que recibe sin abrir la boca ni defenderse, adoptando una actitud sumisa. Son sus ojos, la expresión de su cara, los que no dejar lugar a dudas sobre la angustia que sufre. Hay momentos en los que da la sensación de que va a quebrarse definitivamente, pero aguanta. Aguanta frases como las siguientes justo antes de competir: “No dejabas de temblar, la gente tiene muchas esperanzas puestas en ti. Estás representando a Rusia, que te jodan a ti y a tu temblor”, y mientras, se dirige a Amina: “No está preparada, hay que entrenarla como a un perro, necesita trabajar, trabajar y trabajar hasta que no pueda mantenerse en pie”.

Foto: Fernando Alonso, en las 500 Millas de Indianápolis de 2017 (

No tengo fuerzas”, se le oye decir a Rita Mamun a punto de llorar y cuando Amina Zaripova trata de consolarla, Víner la reprende. “Ya vale de besarla, eso la relaja y no es el momento. Cuando acabe el torneo le das los besos que quieras”.

Justo antes de viajar a Río, Rita le cuenta a su novio, el nadador Aleksandr Sujorukov, que está entrenándose en Los Ángeles y con el que se comunica por Skype: “Amina se ha enterado y yo no se lo he dicho a nadie”. Se refiere al cáncer que sufre su padre y, claro está, Irina Víner no desaprovecha la información cuando le llega. En una competición la gimnasta está en una olla a presión; por un lado Amina le suelta: “No eres un ser humano, eres una atleta y nadie necesita tu rabia. No necesitas tus emociones. Cálmate y retócate las cejas”, por otro, antes del ejercicio de aro Víner va a por ella: “Esto lo tienes que hacer como si fuera una tragedia, habla de tu padre, como si rezaras a Dios”, y le cuenta a Zaripova: “Le he dicho que interprete una tragedia donde muere su padre, que cuando esté en el suelo imagine que reza a Dios para que las cosas salgan bien”. Tal cual. Así de cruel. Así de bestia.

“Me cago en tu candidez”

Ya en Río de Janeiro, Rita está en el último entrenamiento antes de que comience la competición e Irina Víner, por videoconferencia sigue estrujándola e insultándola: “No puedo contigo. Te van a destrozar, no haces caso a lo que te digo. Siempre tan buenecita y tan cándida y dulce. ¡Me cago en ti y en tu candidez!” En ese momento la gimnasta sale del foco de la cámara mientras escucha: “Cobarde de mierda”. Cuando vuelve para preparar el ejercicio de pelota está tan nerviosa que se le cae un par de veces: “Estúpida, perdedora”, sigue Víner.

En los Juegos, Margarita Mamun logra la medalla de oro siendo su compatriota Yana Kudryavtseva - que tampoco se libra de los métodos de la Federación rusa como le cuenta a Mamun: “Cuando las cosas me salen bien estoy delgada y soy la mejor y en cuanto me equivoco me llaman gorda”- plata. Dos días después de regresar a Moscú, su padre fallece. En noviembre de 2017, anuncia que se retira, dos meses después de su boda con Aleksandr Sujorukov. En noviembre de 2016 Yana Kudryavsteva, que fue la campeona del mundo más joven de la historia con 15 años, decidió también dejar la gimnasia con solo 19. Según Irina Víner, por culpa de una fractura en la pierna. “Lamentamos profundamente que Yana, una gimnasta extraordinaria, deje la competición siendo aún tan joven. Ya no le quedan fuerzas para soportar más operaciones”, dijo entonces.

Irina Víner sigue fabricando campeonas, la gimnasia rítmica rusa continúa en lo más alto, siendo una referencia mundial. Dina Averina ya lleva tres oros en los Campeonatos del Mundo de Sofía, en aro, pelota y mazas. Su hermana gemela Arina, fue bronce en aro y en mazas y Soldatova ganó ayer en cinta. Pero después de ver el documental “Over the Limit” cabe preguntarse qué clase de vida, a qué escarnios y humillaciones, pueden estar siendo sometidas con tal de lograr la gloria. Y dan escalofríos sólo de pensarlo.

Resulta imposible después de haber visto el documental 'Over the Limit' de la realizadora polaca Marta Prust no preguntarse qué le diría ayer Irina Víner, la presidenta de la Federación Rusia de Gimnasia Rítmica, a Arina Averina después de que fallara por la tarde en la final de mazas del Campeonato del Mundo que se está celebrando en Sofía (Bulgaría). Arina erró durante el ejercicio después de que por la mañana no se clasificara para la final de cinta tras anudársele primero y romperse la de repuesto más tarde. Mientras esperaba la nota en mazas, Arina Averina estaba sola. Irina Víner, con su traje chaqueta rosa chicle y sus habituales enormes joyas y sombrero, se había esfumado. Sí que abrazó y besó a su hermana gemela Dina, y a Aleksandra Soldatova: ambas ganaron el oro en mazas y cinta respectivamente.

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