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Tres días para conseguir una selección española junior de fútbol americano
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disputan primera ronda contra los anfitriones

Tres días para conseguir una selección española junior de fútbol americano

68 chavales se reunieron para hacer la selección definitiva que irá a Holanda a disputar el preeuropeo de la categoría. Se apresuran a conseguir una estrategia y mejorar la técnica en lo posible

Foto: Los equipos españoles juveniles, en el 'traininig camp'. (Lolayolé)
Los equipos españoles juveniles, en el 'traininig camp'. (Lolayolé)

Es mediodía en Las Rozas y el sol cae de plano sobre una pradera de césped artificial. Una niñas juegan al voley playa a la entrada del recinto. Cruzando el camino se escuchan golpes de cascos y risas de chavales. Es la preselección juvenil de la España de fútbol americano, 68 jugadores de distintas partes del país que están ahí más por afición que por ambición, este deporte no deja de ser una miniatura en el deporte nacional. "Si les preguntas, no preferirían estar en ninguna otra parte", explica Marcos Guirles, el entrenador jefe del equipo que disputará el preeuropeo en Holanda del 2 al 4 junio.

Guirles es, con toda probabilidad, el más liviano de los presentes pero desprende energía en todos sus movimientos. Hay pocos deportes en los que sea más difícil entrenar, no hay tantas disciplinas con una complejidad táctica como el fútbol americano, una mezcla extraña entre el ajedrez, el ballet y la fuerza bruta. Conseguir armonizar los movimientos requiere mucho tiempo, precisamente lo que no se tiene. Solo tres días en Madrid para conseguir un equipo coherente y competitivo.

El tema previo a la concentración es poder ver a todos los jugadores, haber sido capaces de verlos, pero claro, siempre tienes que contar con esos pequeños no se sabe, que a lo mejor está lesionado y no juega y demás. Y no es lo mismo verlos en vivo que en vídeo. También necesitas el consejo de los entrenadores, de la familia, ver si es buen estudiante, si es un estudioso del juego, si tiende a lesionarse… todo eso lo tenemos que valorar", comenta Guirles como explicación para saber por qué son estos y nos otros los chicos que han pasado el primer filtro.

No ha sido en absoluto sencillo llevarlos hasta allí. La federación tiene pocos recursos y esto tiene más que ver con la pasión que con cualquier otra cosa. "La parte de logística con tantos jugadores que vienen casi sin presupuesto, se tienen que costear el transporte, son menores... es poner de todos. Por ejemplo en Barcelona hemos puesto un autocar, los jugadores han tenido que venir a un punto y hemos tenido que esperar a que el último acabase de trabajar en Tarrassa, con 17 años, y hasta que no llegara no podíamos salir. Es mejor eso que tener jugadores que aparecen en el aeropuerto, otros en la estación del Ave, otros por su cuenta… es complejo", cuenta Guirles. Otro miembro de la organización cuenta como anécdota que, a un chaval que venía solo, se lo encontraron a unos kilómetros del recinto cuando iban a por provisiones, lo montaron y le ahorraron unos kilómetros y, sobre todo, mucho tiempo de transporte. Son muchos, pero todos se conocen.

Esquemas simples y seguros

El plan es muy familiar, los padres y las madres están ahí para ayudar, hacer de fotógrafos, de porteadores o lo que sea menester en cada momento. Hay fisioterapeutas y médicos, este deporte no se puede permitir no tenerlos. Son varios los parones por pequeños golpes, nada grave, pero se necesita asistencia. "Los jugadores con los que hemos tenido algún problema es porque ya venían lesionados, incluso algunos de sus trabajos. Los cuidamos mucho. Sí que nos gustaría que vinieran un poco más preparados físicamente, este no es un deporte en el que solo puedas entrenar dos días a la semana dos horas y ya está, requiere un trabajo físico importante, para prevención de lesiones. Mucha gente pesada viene en sobrepeso, gente ligera por debajo de su peso, falta el factor preparación física", comenta el entrenador jefe.

El fin de semana tiene un doble objetivo, hacer la convocatoria final y conseguir un 'playbook' eficaz. El libro de jugadas es la biblia desde la que se cimenta la religión del fútbol americano. Los equipos profesionales tienen estrategias complejísimas, cientos de rutas, de engaños y de maneras de sorprender al equipo rival. Este no es el nivel. "Tiene que ser muy sencillo, cuantas más cosas instalas menos tiempo le dedicas, por eso queríamos centrarnos en pocas cosas, bien centradas, una carrera interior, una carrera exterior, un 'play action', un 'screen' un 'spin out' para que el QB se libere de la presión... El esquema defensivo viene dado por el personal que tenemos, este año no hemos tenido una gran cosecha de líneas defensivas y hemos variado nuestra 42 y jugaremos con un 33 o una 35", comenta Guirles.

La idea de las limitaciones del sistema la apuntalan los coordinadores ofensivo y defensivo. "En el campo ofensivo tenemos 30 jugadas, que son 15 a un lado y 15 a otro, de pase y de carrera", cuenta Rafa Varela, que en su día fue uno de los mejores 'quarterbacks' españoles. "Una concentración de este tipo no es para enseñar, es para coordinar y conjuntar, yo desde mi posición les invito a que utilicen su técnica y si no les funciona, o puedo darles una herramienta paralela, les enseño la mía. Tienen que jugar cómodos, no pido que nos imiten", comenta por su parte Aitor Montesinos, que ejerce de cicerone del sistema defensivo.

La técnica, importante concepto. Es uno de los puntos pendientes del fútbol americano español, los chicos llegan tarde, las escuelas son muy variadas y hay más porcentaje de autodidactas del deseable. No es el lugar para enseñar esos conceptos, pero como es una necesidad constante, también se observan las evoluciones en este campo.

Greg Romeus, el NFL que predica con el ejemplo

En ese sentido destaca la presencia en la concentración de Greg Romeus. Es enorme, cerca de los dos metros y con una musculatura avanzadísima. Jugó en la Universidad de Pittsburgh. Fue drafteado en la NFL, pero las lesiones no le permitieron tener una gran carrera profesional. Ahora vive en España y, de algún modo, se ve en la necesidad de extender el deporte que tanto le ha dado. "Lo más importante es que los chicos quieren mejorar, así que todo depende de los entrenadores. De un día a otro hacen progresos enormes, es como de la noche al día, es importante que tengan los entrenadores adecuados y las técnicas adecuadas y con eso mejorarán cada día", cuenta el exjugador.

Lo bueno del fútbol americano es que si juegas a otros deportes eso se traslada. Estos chicos antes han jugado a otras cosas, fútbol, baloncesto… tienen el movimiento de los pies y la disposición física, cuando tienes eso aprender el fútbol americano es solo aprender la técnica y eso es lo que estoy intentando en este campus, aunque solo tengamos unos días. Cuando ellos aprenden las técnicas, la manera de mover los pies, como hacer 'tackle'... eso les hace buenos jugadores", explica en inglés y con paciencia.

En los que todos coinciden es en el punto fuerte de los chavales, la única variable en la que, probablemente, podrían ser mejores que todos los demás: la ilusión. "Estos chicos son muy disciplinados, y esa es la clave en el fútbol americano, yo sé que mucha gente piensa que es un deporte de violencia pero lo que te enseña es a trabajar juntos, a ser un buen compañero, todo el mundo tiene que ir en la misma dirección", asevera Romeus. "A intensidad, ilusión y ganas no nos supera nadie, es un deporte en el que la camaradería, el sentido de equipo es inigualable, yo he hecho otros deportes y aquí la palabra equipo alcanza su máximo reflejo", asiente Guirles. "este 'camp' sirve no solo para preparar un partido, son para crear un núcleo humano tremendo, envidiable, son grandes atletas, juegan en sus clubes con otros sistemas y son capaces en tres días de asumir un sistema como propio, jugamos como un equipo, no como una selección", remata Aitor Montesinos.

Tres días para construir un armazón de una selección de jóvenes que están en este deporte por pura pasión. Existen posibilidades periféricas de, quizá, terminar en algún instituto americano, japonés o mexicano con alguna beca deportiva. Pero no es eso lo que les mueve, el deporte en España tiene muy poco que ver con la educación, como sí ocurre en otros países. No es eso, aquí es ilusión, ganas y mucho amor por el deporte. De niños, entrenadores y padres. De gente que se deja dinero y tiempo porque entiende que un sábado por la mañana no hay nada mejor que una sesión de fútbol americano. Especialmente para un grupo de casi 70 adolescentes. El deporte, en todas sus formas.

Es mediodía en Las Rozas y el sol cae de plano sobre una pradera de césped artificial. Una niñas juegan al voley playa a la entrada del recinto. Cruzando el camino se escuchan golpes de cascos y risas de chavales. Es la preselección juvenil de la España de fútbol americano, 68 jugadores de distintas partes del país que están ahí más por afición que por ambición, este deporte no deja de ser una miniatura en el deporte nacional. "Si les preguntas, no preferirían estar en ninguna otra parte", explica Marcos Guirles, el entrenador jefe del equipo que disputará el preeuropeo en Holanda del 2 al 4 junio.

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