Ivan Raña, apadrinado por los Sainz: "Los 'rallies' me ayudan a despejar la mente"

“Iván si este año ganas el Mundial te dejo mi coche para hacer un rally”. Cuando escuché esta frase dicha por mi amigo Pedro Burgo casi me caigo al suelo. Se me aceleró el pulso. Pensar en pilotar un Evo IX preparado para rally era un sueño. Pues ese año no gané el Mundial, pero mi buen amigo Pedro me cedió el coche para el último rally del calendario regional gallego, El Botafumeiro”. Ivan Raña, campeón del mundo de triatlón en 2002, ha convivido en los últimos años con un virus cuyos efectos han ido creciendo, el de los 'rallies'. En 2017 le seguirá dando salida junto con su ambicioso desafío de terminar en el 'top 5' en el Ironman de Hawai.

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“Al final lo va vas a poder aplicar a tu objetivo número uno. Competir en rallies te va a ayudar, no es que te vaya a quitar tiempo para entrenar, sino que te va a ayudar mentalmente”. Era Carlos Sainz piloto de F1 quien así hablaba a Ivan Raña. Junto con Sainz padre, el triatleta gallego contó la pasada semana con padrinos de lujo para presentar sus planes esta temporada, en los que alternará el triatlón con las cuatro ruedas.

"Estoy seguro de que lo va a hacer genial"

Automovilismo y triatlón suele ser un matrimonio frecuente y bien avenido. Muchos pilotos utilizan sus tres disciplinas como preparación física. A la inversa, también ocurre otro tanto en el caso del atleta gallego. “No solo se pueden compartir, sino que es recomendable, es uno de los deportes básicos para llegar en forma al Dakar”, explicaba Sainz padre, quien recordaba que “cuando conocí a Ivan, solo me preguntaba cosas de coches, y yo a él de entrenamientos…”. El pasado año, Sainz hijo llevó a cabo con Raña un “stage” de preparación en Lanzarote, donde el triatleta le hizo sufrir, mientras que el piloto se tomaba el desquite en algunas carreras informales de karts entre ellos.

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“Por su forma de ser, por lo positivo que es, por lo que le gustan las carreras y los rallies, estoy seguro de que lo va a hacer genial”, explicaba Sainz padre respecto a la vocación de Raña hacia los rallies, “tiene unas ganas de aprender tremendas”. Hasta ahora, y como piloto, el triatleta gallego ha tomado parte en varios rallies regionales, algo que intentará repetir en 2017, incluyendo en la prueba nacional de Sierra Morena, en marzo. “Me va mejor el asfalto abrasivo, es donde puedo atacar más, forzar el coche sin miedo”, explicaba Raña.

Compaginar la monacal dedicación que exige preparar un Ironman de Hawai con los rallies no es fácil, pero Raña busca los espacios. “Él conoce lo que hace falta para practicar, y medirá perfectamente cómo hacer los rallies”, explicaba Sainz padre, “y durante las pruebas seguro que aprovechará todo para entrenar. Si tiene un par de horas, se va a hacer kilómetros de correr o de bici, o en un hotel si tiene una piscina. Seguro que es compatible y lo aprovechará. Conoce su cuerpo, lo que hace falta, y cómo tiene que preparar todo”.

"40 km/h de media, no te lo crees ni de coña"

En su avance para la actual temporada, Raña también presentaba su último entrega del vídeo 'On my own way', centrado en su participación de la pasada edición del Ironman de Hawai, a la vez que ampliaba detalles de lo que supone vivir desde dentro la prueba más agónica del mundo (3.860 metros de natación, 180 en bicicleta, y 42 kilómetros a pie). Tal es la intensidad y dureza de la prueba que, por ejemplo, Raña contaba cómo el perder solo un minuto en la natación le costó entrar al final entre los cinco primeros a pesar de salir del agua en el grupo de cabeza (“vas a la misma velocidad, a golpes y manotazos siempre”).

En dos ruedas, “hay que ser un superciclista”, con un ritmo también espectacular, "cuando vas a entrenar no te crees que se pueda hacer 40 km/h de media ni de coña”. Pero se hace. “El ritmo es altísimo, un gran esfuerzo en solitario, sin cambiar de postura... Hay que estar a tope y siempre al máximo esfuerzo posible, pero en el límite”. Una carrera donde, además, “tienes que hacerte amigo del viento”, con temperaturas que superaban los 35 grados y altísimos porcentajes de humedad.

"Los rallies me ayudarán a despejar la mente"

Dentro “de la sensación de agonía” con la que se vive el Ironman, es necesario saber controlar, cuidar la intensidad, porque “si te pasas aunque sea un minuto, luego se tarda mucho en recuperar”. Es una carrera “donde hay muchos detalles que aprender. Recortas en bicicleta en la subida, pero te meten cinco minutos en bajada...”, en referencia a los triatletas de gran envergadura y mayor potencia absoluta. Y, además del tremendo esfuerzo físico, hay que luchar contra los problemas para intentar asimilar la comida y la bebida, “cuando no tienes flujo sanguíneo en el estómago”.

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La maratón es la mejor especialidad para Raña (“la que más me gusta no, es la que mejor se me da, a poca gente le gusta tras hacer 180 km en bici”), y en la que logró en 2014 el mejor parcial de toda la prueba. “Sé que, si subo fresco por la zona de la autovía, la cosa va bien, si subo a rastras, sé que la carrera no va a ser tan buena”, explicaba para ilustrar la importancia de las sensaciones y la experiencia necesaria para afrontar con éxito semejante desafío. El pasado año, a pesar de sufrir calambres al final de la prueba pudo esprintar para ganar posiciones y entrar finalmente entre los diez primeros. Con las lecciones de 2016, Raña confía en dar ese salto definitivo que le permita entrar en el privilegiado 'top 5' del Ironman.

Pero también habrá espacio para quemar pasión y adrenalina. "Quiero llegar a Hawaii fresco, como cuando se está empezando la temporada, y los rallies me van a ayudar a despejar la mente". Y cuando termine la etapa del triatlón profesional, serán solo los rallies.