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Javier Fernández, rey eterno de Europa
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sumó su quinto entorchado consecutivo

Javier Fernández, rey eterno de Europa

Javier Fernández no tiene límites. El laureado patinador español ganó en Ostrava su quinto título europeo consecutivo a pesar de algún fallo en el programa largo. No tiene rival en el viejo continente

Foto: Javier Fernández, en el podio (Reuters)
Javier Fernández, en el podio (Reuters)

No sabe por ahora cuánto tiempo le durará la gasolina, cuándo su físico a iniciar el declive. Eso, parece, todavía está lejos. La eterna ilusión que desprende sigue estando intacta. En tierras checas, Javier Fernández volvió a demostrar que está firmemente dispuesto a seguir sacando brillo a su expediente deportivo. En tiempos en los que en cualquier disciplina deportiva es complicado sumar títulos porque la competencia juega su papel, Javier volvió a demostrar que en el Viejo Continente no tiene rival. En este prestigioso certámen consiguió igualar el registro de otro patinador legendario: el eslovaco Ondrej Nepela, que dominó entre 1969 y 1973.

Javier Fernández lo consiguió con solvencia, sin la perfección de otras jornadas, pero con un final feliz que le llevó a sentarse en un trono que no abandona desde 2013. Su superioridad en Europa es aplastante. Sumó un total de 294,84 puntos en los dos programas y en el mundo pocos pueden hacerle frente. En Europa, ahora mismo, no hay un patinador que sea capaz de emular los ejercicios que propone el español, muy por encima de sus rivales incluso a pesar de haber tropezado en el programa largo dándose de bruces contra el hielo. Ayudó mucho su registro en el programa corto, en el que firmó 104,25 puntos extraterrestres. El viernes se superó a sí mismo y con su actuación consiguió medio título.

Desde que comenzó a disputarse el campeonato europeo en 1891, solo cuatro hombres tienen más títulos que el patinador español. Seguro que Javier tiene entre ceja y ceja al sueco Ulrich Salchow, ganador de nueve títulos; al austríaco Karl Schäfer, que consiguió ocho seguidos entre 1929 y 1936; al ruso Yeugeni Pliuvchenjo, que venció en siete ediciones; y al también austríaco Willy Böckl, que conquistó seis títulos entre 1922 y 1928.

Otro reto aparece en el horizonte: sumar de una tacada, de manera consecutiva, ocho grandes torneos internacionales. Puede cumplirlo en el mes de abril, en el Mundial que se celebrará en Helsinki. Campeón en los dos últimos campeonatos, es un objetivo que tiene entre ceja y ceja. Echando un vistazo a la historia, no es fácil encontrar un patinador que haya impuesto una férrea dictadura durante tanto tiempo. Si en Finlandia vuelve a colgarse la presea dorada, dará un paso más para ser considerado mito absoluto en la historia de esta especialidad. Tal vez no tanto como el austriaco Karl Schäfer, que sumó triunfo tras triunfo entre 1929 y1936, pero casi.

Volver a ser campeón del mundo

En Helsinki, entre otros, volverá a ser su gran rival, y amigo, Yuzuru Hanyu. Compañero de fatigas, con el que comparte entrenador, el japonés vio cómo el madrileño le ganó la partida en 2015 y 2016. Se impuso en la cita de 2014, relegando a la tercera posición al español, pero desde entonces el panorama ha cambiado. Javier Fernández, merced a su físico y su talento, ha dado el necesario paso adelante para partir con la vitola de favorito en cada torneo que afronta. Dicen que un patinador inicia la cuesta abajo a partir de los 27 años —cumple 26 en abril—, pero por el momento mantiene carrocería y mente a punto.

Foto: Javier Fernández realizó un espectacular ejercicio para proclamarse campeón del mundo por segunda vez (Reuters)

Hay una cita que tiene marcada en rojo Javier Fernández. Son los Juegos de Invierno de 2018, que se celebrarán en el mes de febrero en Pyeongchang (Corea del Sur). Es su gran objetivo, un reto que marcará su agenda durante el presente año. Será la tercera vez que participe en una cita olímpica, pero esta vez la afrontará, si el físico lo permite, en el mejor momento, en su mayor madurez. En 2010, en Vancouver (Canadá), quedó en el puesto 14. Cuatro años después, en Sochi (Rusia) se quedó a las puertas de subir a un cajón; logró esa cuarta posición que tantas lágrimas hace derramar a cualquier deportista. En tierras coreanas, el reto es colgarse el oro. Serán, posiblemente, los últimos Juegos que afronte al máximo nivel.

No quiere que su caso sea aislado en el patinaje sobre hielo español. Su aparición sorprendió al gran público, cosa que no quiere que suceda en el futuro. Su huella ya está bien plantada, pero quiere que las siguientes generaciones sigan alumbrando algún gran campeón. Por ello, Javier Fernández colabora de manera muy activa con la Federación Española de Deportes de Hielo (FEDH), con el fin de potenciar el patinaje a nivel nacional. Quiere que los que vienen por detrás de él tengan todas las facilidades que no tuvo él para practicar el patinaje al más alto nivel. Pero por el momento la retirada queda lejana. "Es realmente difícil mantenerse muchos años ahí arriba, pero lucharé hasta que se apague la mecha y aún me queda mucha gasolina", manifestaba el año pasado en una entrevista concedida a este periódico.

La rutina se mantiene en su vida mientras en el horizonte aparezcan metas que cruzar. Suele entrenar cuatro o cinco días a la semana, con tres horas sobre el duro hielo. Siempre, eso sí, se reserva un mes del año para desconectar por completo, para olvidarse durante unos días de los patines. No obstante, gracias al protagonismo adquirido por Javier en el deporte nacional, son cada vez más los compromisos que ha de atender, además de afrontar nuevas aventuras, como el de las pasadas navidades, protagonizando un novedoso espectáculo sobre hielo. Alguno más acometerá en el futuro, pero por el momento toca engordar un excelso currículum.

No sabe por ahora cuánto tiempo le durará la gasolina, cuándo su físico a iniciar el declive. Eso, parece, todavía está lejos. La eterna ilusión que desprende sigue estando intacta. En tierras checas, Javier Fernández volvió a demostrar que está firmemente dispuesto a seguir sacando brillo a su expediente deportivo. En tiempos en los que en cualquier disciplina deportiva es complicado sumar títulos porque la competencia juega su papel, Javier volvió a demostrar que en el Viejo Continente no tiene rival. En este prestigioso certámen consiguió igualar el registro de otro patinador legendario: el eslovaco Ondrej Nepela, que dominó entre 1969 y 1973.

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