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Así vivió Gómez Noya el final de los Brownlee: "Fue peligroso, pero entiendo el gesto"
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hablamos con el pentacampeón mundial

Así vivió Gómez Noya el final de los Brownlee: "Fue peligroso, pero entiendo el gesto"

El pentacampeón mundial de triatlón denuncia que nunca debió correrse la carrera del Grand Final a las 16:30, en plena hora de calor, en un lugar tan húmedo como Cozumel

Foto: Los hermanos Brownlee, destrozados en la meta de Cozumel. (Reuters)
Los hermanos Brownlee, destrozados en la meta de Cozumel. (Reuters)

Nunca una carrera de triatlón había tenido tanta repercusión internacional. Era la Grand Final de las Series Mundiales, se disputaba en Cozumel y el que se aprestaba a ganar el Mundial sintió cómo su cuerpo perdía la fuerza y se apresuraba a desfallecer. Su hermano, en un arranque de amor fraternal, no quiso dejar que el pequeño se rindiese y cargó con él hasta que cruzara como pudiese la línea de meta. Esa ayuda externa pero tan querida no fue suficiente, pues Jonathan Brownlee perdió el Mundial en favor de Mario Mola, que con su quinto puesto tuvo suficiente para ganar su primer título. Pero ¿estuvo bien lo que hizo Alistair de tirar de su hermano? ¿Fue peligroso? No hay nadie que pueda opinar con mejor criterio que un pentacampeón del mundo de triatlón, y Javier Gómez Noya cree que sí, que fue peligroso.

"Claro que puede ser peligroso", comenta el triatleta gallego, que sigue recuperándose de su lesión en el codo que le impidió estar en los Juegos Olímpicos de Río. "Yo entiendo a Alistair, ve que la meta está tan cerca y que el hermano puede ser campeón del mundo y le empuja como sea hasta allí. Quizá yo habría hecho lo mismo, tendría que verme en esa situación", añade. Esa voluntad de ver triunfar al prójimo es tan elogiable como arriesgada, porque, como dice Noya, "ni él ni nadie sabía cómo estaba realmente Jonathan y si era peligroso o no. Jonathan se vio en una situación en la que se tuvo que exprimir al máximo corriendo porque Henri Schoeman —que finalmente ganó la carrera— le estaba apretando, dio el 100% (o más) y le sobraron 300 metros".

Gómez Noya, que ha corrido incontables veces contra todos estos protagonistas (a los que habitualmente ha ganado, por otra parte), recuerda que "ya le había sucedido alguna vez a Jonathan". "Evidentemente, sobrepasó su límite en unas condiciones de calor y humedad extremas y Mario 'se aprovechó' de esa situación", reconoce. Fue una carrera increíble, de esas que enganchan al aficionado de siempre y descubren un mundo nuevo al novato en esto del triatlón, pero para Noya no fue tan divertido. "Yo sufro, sea quien sea. Ver a un competidor en esas condiciones es algo muy duro, porque no sabes realmente cómo está. No sabes si es un pequeño mareo, una deshidratación o puede ser algo más serio".

A Javier no le ha pasado nunca, según dice, pero sí recuerda casos de los propios hermanos Brownlee, y en otra ocasión, cuando un triatleta francés se disponía a ganar en México en la Copa del Mundo y le sucedió algo muy similar a lo de Jonny. De todas maneras, recuerda que "no es algo común". "Cuando llevas el cuerpo al límite, lo que ocurre normalmente es que bajas el ritmo y un rival te supera porque lleva un ritmo más alto que no puedes aguantar. A ese nivel no he llegado nunca y espero no llegar jamás", reconoce.

A esa situación se llegó, entre otras cosas, por el lugar elegido para cerrar las Series Mundiales de Triatlón. Cozumel, una pequeña isla situada al este de la península del Yucatán (México), tiene un clima tropical que en septiembre empieza a suavizar, pero sigue contando con unas temperaturas muy altas y con una humedad media del 87%. Por todo ello, Gómez Noya recrimina a la organización que estableciera las 16:30 como hora de salida, y eso que se retrasó. "Eso en un maratón es impensable. Cuando se corre en sitios cálidos, se sale a primera hora de la mañana, cuando la temperatura es un poco más favorable. Las condiciones eran iguales para todos, pero no a todo el mundo le afecta igual el calor extremo", argumenta el triatleta.

En esos lugares con climas tan extremos, es mucho más determinante la humedad que el calor. "En cuanto sales a trotar media hora suave, sudas como si te echaran un cubo de agua por encima", dice por experiencia propia, ya que ha corrido en varias ocasiones en aquella isla mexicana. Precisamente, lo que los médicos dijeron posteriormente que había causado el colapso de Jonny Brownlee fue una deshidratación, por la cual acabó en el hospital y ni siquiera pudo hacerse la foto en el podio con Mario Mola y Fernando Alarza, tercero. "En una carrera en la que se fue al máximo, sobre todo en la bicicleta, pierdes muchísimo líquido y aunque vayas bebiendo en la bici nunca recuperas lo que pierdes. Es sobre todo en la carrera a pie cuando más se sufre el calor y la humedad", asegura. Ahí, la alimentación claramente "puede influir", y tomar azúcar y glucosa en los avituallamientos ayuda a no desfallecer, pero claramente para Noya se debió a una pérdida "de agua y sales".

La durísima llegada de los hermanos Brownlee

Un detalle que sorprendió a muchos, más allá del propio hecho en sí, que fue sobrecogedor, fue que no apareciera rápidamente ninguna asistencia médica para atender al menor de los Brownlee, que estaba evidentemente en un estado lamentable. Noya asegura que "los suele haber", pero en este tipo de carrera tan dura y complicada por las situaciones climatológicas, puede que debieran haber prestado "un poco más de atención de la que hubo".

Una 'ayuda' fraternal que se han ganado

Más allá del alto riesgo que corrió la salud de Jonathan Brownlee en ese final agónico, en el tema puramente deportivo, el triatlón internacional se pregunta si fue correcto lo que hizo Alistair, es decir, remolcar a otro corredor hasta la meta. La delegación española interpuso una reclamación al comité internacional para la descalificación de ambos, lo que habría supuesto que Fernando Alarza, finalmente tercero en el Mundial, acabase como subcampeón, y no fue aceptada.

Javi Gómez Noya tiene claro que si esto le hubiera pasado a Mario Mola, "nadie le iba a empujar hasta la meta", por lo que en ese sentido, los hermanos Brownlee tienen ventaja, pero la califica como "totalmente justa". "Se lo han ganado. Ellos podrían decir que venga otro con su hermano y hagan lo mismo. No hay nada que reprocharles". Claro que, de esta manera, Mario Mola, como cualquier otro que no sea de la familia Brownlee, tiene menos oportunidades, ya que son dos de los mejores del mundo que además colaboran entre ellos para beneficio mutuo. Por todo ello, Noya se quita el sombrero con la carrera de Mola y su victoria final en las Series Mundiales. "Se defendió como un guerrero, hizo una gran carrera en la que superó muchos obstáculos que se encontró por el camino y defendió el título mundial", concluye.

Nunca una carrera de triatlón había tenido tanta repercusión internacional. Era la Grand Final de las Series Mundiales, se disputaba en Cozumel y el que se aprestaba a ganar el Mundial sintió cómo su cuerpo perdía la fuerza y se apresuraba a desfallecer. Su hermano, en un arranque de amor fraternal, no quiso dejar que el pequeño se rindiese y cargó con él hasta que cruzara como pudiese la línea de meta. Esa ayuda externa pero tan querida no fue suficiente, pues Jonathan Brownlee perdió el Mundial en favor de Mario Mola, que con su quinto puesto tuvo suficiente para ganar su primer título. Pero ¿estuvo bien lo que hizo Alistair de tirar de su hermano? ¿Fue peligroso? No hay nadie que pueda opinar con mejor criterio que un pentacampeón del mundo de triatlón, y Javier Gómez Noya cree que sí, que fue peligroso.

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